Homenaje a la entrada aldeana, una tradición ancestral de la etnia M’nong

(VOVWORLD) - M’nong, una etnia minoritaria de Vietnam establecida en la provincia altiplana de Dak Nong, celebra anualmente un acto en homenaje a la entrada de cada aldea antes de la temporada de lluvias. Este ritual, o Bu Brah Mper Bon en el dialecto local, cuyo objetivo es pedir a las deidades el bienestar de la comunidad, buen tiempo y abundantes cosechas, es una de las tradiciones culturales singulares de los autóctonos.

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El ritual se efectúa en la entrada de cada aldea (Foto: baotintuc.vn)

En la provincia de Dak Nong, en la región de Tay Nguyen (Meseta Occidental), los M’nong forman una comunidad populosa. Viven agrupados en aldeas que llaman Bon y reúnen cada una desde una docena hasta decenas de techos. Los lugareños conceden mucha importancia a la construcción de la entrada a los Bon y a las tradiciones relacionadas. Detrás de ellas se encuentran unas sociedades muy solidarias, que cuidan del legado cultural de sus antepasados.

Phan Cong Viet, vicejefe de la Dirección de Cultura, Deporte y Turismo de la provincia de Dak Nong, destacó: “La entrada de cada Bon es muy importante para los M’nong, al igual que el rol del portón de la aldea para los mayoritarios Kinh o Viet. Es el lugar por el que pasan todos los aldeanos para ir a trabajar a sus parcelas de cultivo o a pescar en arroyos. La ceremonia en homenaje a esta construcción sirve para estrechar más los lazos entre los autóctonos y rezar por un clima favorable a los cultivos, abundantes cosechas, prosperidad y felicidad para los miembros de la comunidad”.

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El patriarca del Bon toca el cuerno para dar inicio a la solemnidad (Foto: baotintuc.vn)

El acto se efectúa en la entrada del Bon antes del inicio de la estación de lluvias, o sea, a finales de marzo o principios de abril según el calendario lunar. El patriarca suele convocar a todos los aldeanos a una reunión preparatoria para acordar la fecha y la hora de la celebración y distribuir tareas.

Entre las ofrendas destinadas a la ocasión, es muy importante el carbón de leña, sacado de la cocina familiar con la mano izquierda, y envuelto en un trozo de tela de algodón. El combustible vegetal representa a la deidad encargada de facilitar la comunicación entre los humanos y los seres divinos. Sin embargo, hay otras ofrendas, como indicó Nguyen Thi Nga, funcionaria del Centro Cultural de la provincia de Dak Nong, una conocedora de esta solemnidad. Ella precisó: “Cada familia aporta un puñado de arroz, una pequeña cantidad de tabaco de liar, un par de colmillos artificiales de elefante, un cuerno de rinoceronte hecho de madera, una hoja de betel y un trozo de areca, tres pasteles de arroz glutinoso envueltos con hojas de plátano, tres frutas de esta planta y otros tantos boniatos, así como cuatro velas para colocarlas en cada esquina del altar. Delante de este se coloca una calabaza peregrino seca que simboliza una tinaja de aguardiente”.

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El jefe de la aldea dirige la ceremonia (Foto: baotintuc.vn)

Los aldeanos rinden tributo a las deidades delante del árbol Neu, un palo de bambú “sembrado” verticalmente y del que se cuelgan efigies de todo tipo. Al llevar estas ofrendas deben ir agachados a fin de replicar la postura que adoptan cuando trabajan en el campo y para manifestarles a las divinidades su sincero agradecimiento. Figuras de madera de animales como el rinoceronte, el elefante y el tigre también son colgados en la puerta de la aldea. Thi Nga explicó: “Los M’nong colocan esas figuras, símbolos de la fuerza, en la entrada de la aldea con la creencia de que las plagas, las epidemias y los fantasmas tengan miedo y no se atrevan a entrar a la aldea para disturbar la vida de sus habitantes”.

En la ceremonia, todos lucen el traje tradicional de su pueblo, los hombres con taparrabos, una camiseta o una toga, y las mujeres, con una blusa de mangas largas o cortas y una falda de colores vistosos.  

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Bailan al ritmo de los gongs y batintines después de los ritos (Foto: baotintuc.vn)

Los patriarcas de los Bon dirigen esta solemnidad. El venerable K'Mang, de la aldea de N´Rieng, comuna de Dak Nia, del pueblo de Gia Nghia, dijo: “En mi oración evoco a todas las divinidades, incluidas las de las montañas y de los riachuelos. También aconsejo a los habitantes portarse bien y dedicarse al trabajo para obtener una buena producción agrícola y una vida próspera. Llamo a los Bon a unirse y a sus miembros a conocerse para avanzar juntos”.

Tras revisar bien las ofrendas, el patriarca toma un cuerno, lo toca al acercarse al centro del área donde está el árbol Neu y da comienzo al ritual. 

Entonces, se presenta un grupo de instrumentistas de gongs y batintines, de seis miembros.

Los sonidos de estos instrumentos musicales típicos acompañan a los participantes hasta el final de la solemnidad. Luego, el patriarca mezcla aguardiente con sangre de cerdo y divide la poción entre los distintos hogares para que estos la ofrenden a las deidades de la familia, la cocina, la puerta y el almacén de arroz para pedir sus bendiciones.

Al cierre de la ceremonia, el patriarca, los aldeanos y los visitantes disfrutan con satisfacción de las comidas y del licor casero en el ambiente tibio de la primavera. El paisaje apacible de las alturas del centro, y la música de los gongs y batintines, los transportan por vía de la imaginación humana a un lugar sereno y paradisíaco.

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