Histórico encuentro entre Donald Trump y Kim Yong-un y oportunidades de reanudar negociaciones nucleares

(VOVWORLD) - El 30 de junio de 2019 fue testigo de un evento histórico en la aldea fronteriza intercoreana de Panmunjom, el tercer encuentro entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte, dos naciones “siempre enfrentadas”. Aunque de breve duración, la reunión tuvo un gran valor simbólico al convertirse Donald Trump en el primer presidente norteamericano que pisa suelo norcoreano. Estas señales positivas abrieron la esperanza de un progreso en las negociaciones sobre la desnuclearización de la península coreana.
Histórico encuentro entre Donald Trump y Kim Yong-un y oportunidades de reanudar negociaciones nucleares  - ảnh 1El presidente estadounidense Donald Trump y el máximo líder norcoreano Kim Jong-un se reúne en la aldea fronteriza intercoreana de Panmunjom (Foto:VNA)

Los mandatarios acordaron mantener abiertos los canales de comunicación y proseguir los diálogos sobre aquel tema y el mejoramiento de las relaciones bilaterales. El presidente estadounidense anunció que Washington creará en las próximas dos o tres semanas un nuevo grupo de trabajo dirigido por el enviado especial a Corea del Norte, Stephen Biegun, para reanudar las negociaciones nucleares y apuntó que las sanciones contra Pyongyang podrían ser levantadas en un plazo que no precisó. Estos nuevos desarrollos son recibidos positivamente por la comunidad internacional y vistos como un “punto de inflexión” en el proceso de desnuclearización de la península coreana.

Cambios positivos en los últimos 365 días

Hace más de un año, en junio de 2018, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y Kim Jong Un, máximo líder de la República Popular Democrática de Corea, se encontraron por primera vez en Singapur. Aunque todavía en medio de muchas diferencias, la cita terminó con resultados no del todo malos, ya que las partes dejaron sentados los principios básicos para el relajamiento de las tensiones en la península de Corea y la normalización de las relaciones Washington-Pyongyang.

Ocho meses después, en Hanói, Trump y Kim tuvieron una segunda reunión. Esta vez los resultados no fueron los esperados y los interlocutores ni siquiera hicieron una declaración conjunta, con lo que surgieron serias dudas sobre las posibilidades de que el proceso continuara.

Sorprendentemente, en medio de la guerra comercial con China, las tensiones con Irán y su inminente participación en la Cumbre de las 20 economías más desarrolladas y emergentes (G20), el inquilino de la Casa Blanca propuso una tercera reunión con Kim en la Zona Desmilitarizada entre las dos Coreas.

Así, al cabo de un año, los líderes de los dos países “hostiles” han restablecido espectacularmente el proceso diplomático y de nuevo en la península coreana hay un relativo relajamiento de las tensiones, máxime ante la eventualidad de posteriores contactos de alto y máximo nivel.

La suspensión de las pruebas nucleares y de misiles y la repatriación de los restos militares estadounidenses de la Guerra de Corea son pasos positivos en ese proceso. A eso le sigue la actitud constructiva y la buena voluntad de los líderes de las dos partes en lugar de palabras intimidantes y provocativas como antes.

Esto realmente no es fácil, especialmente cuando en cada nación hay factores de presión interna. Mirando en retrospectiva, ninguno de los presidentes de Estados Unidos, desde Reagan hasta Obama, dejó huellas tan positivas en sus relaciones con Corea de Norte.

Los esfuerzos de Donald Trump en este sentido pudieran tener la intención de dejar su propia marca, pero lo innegable es que sus decisiones en este terreno denotan un nuevo enfoque en el abordaje de la prolongada crisis con Corea del Norte.

Un largo camino con muchos retos

El hecho de que Trump cruzara la línea que divide la Zona Desmilitarizada y pasara a Corea del Norte por invitación de Kim es un hecho no solo histórico, sino también simbólico, y una verdadera motivación para el futuro de unas negociaciones que de cualquier manera serán difíciles. Aún queda mucho por hacer para que los dos bandos superen las profundas rencillas que dejan siete décadas de guerra, embargo y confrontación.

Conscientes de estos desafíos, Trump y Kim afirmaron que las negociaciones continuarían con espíritu constructivo, pero sin prisas. Tras el encuentro del 30 de junio, las partes comenzaron a prepararse para realizar negociaciones a nivel de expertos a mediados de este mes. Si todo va bien y las partes ponen la voluntad necesaria, es probable que en un futuro cercano haya una tercera Cumbre Estados Unidos-Corea del Norte.

El mayor obstáculo sigue siendo cómo resolver los problemas de forma paralela, no solo entre los dos países, sino también en la península de Corea, y cómo equilibrar los requisitos relativos a la desnuclearización, la eliminación del embargo y la normalización de las relaciones bilaterales. Todas estas cuestiones deben ser consensuadas por los dos bandos en un nada fácil ejercicio de concesiones y de confianza en el otro.

Luego de las señales positivas surgidas de la reciente reunión entre Trump y Kim, es perfectamente razonable esperar un diálogo directo y constructivo entre ellos sobre los temas más difíciles. En definitiva, para que el diálogo y la diplomacia reemplacen las tensiones y la confrontación, se requerirá respeto y comprensión mutuos, base indispensable para el hallazgo de una solución digna y duradera.

Noticias Relacionadas

comentar

Otros