Vietnam garantiza la libertad religiosa de todo su pueblo

(VOVWORLD) - El Departamento de Estado de Estados Unidos formuló el pasado 15 de agosto el Informe Internacional de Libertad Religiosa 2016, en el cual se mantiene aún un criterio obsoleto y unas evaluaciones unilaterales y subjetivas sobre la realidad de la vida de culto y creencia en Vietnam.
Vietnam garantiza la libertad religiosa de todo su pueblo  - ảnh 1La portavoz de la Cancillería de Vietnam, Le Thi Thu Hang 

En una reacción con respecto al tema, la portavoz de la Cancillería del país indochino, Le Thi Thu Hang, reafirmó la política consecuente y coherente de Hanoi de respetar y garantizar el derecho a la libertad de culto de sus ciudadanos.

Disfrute pleno de los derechos ciudadanos

Hasta el momento, Vietnam reconoció y concedió certificaciones para la práctica de 39 organizaciones religiosas con más de 24 millones de seguidores en total, 80 mil dignatarios y casi 26 lugares de culto. Se estima que el 95% de la población nacional practica una religión. Cada año, 8 mil 500 fiestas a nivel local y nacional se llevan a cabo sin barrera alguna.

La libertad de culto y creencia se estipula claramente en todas las ediciones de la Constitución, desde la de 1946 hasta la de 2013 y también es protegida por las leyes del Estado. Junto con la última Carta Magna de 2013, la Asamblea Nacional de Vietnam también aprobó recientemente la Ley de Creencia y Religión. Con diferentes normas complementarias, esta legislación contribuye a institucionalizar las estipulaciones relacionadas en la Constitución. Concretamente, por primera vez, la libertad de credo de los extranjeros residentes legalmente en Vietnam es abordada integralmente en la referida norma, según la cual, “los foráneos tienen el mismo derecho a las actividades y prácticas religiosas como cualquier ciudadano vietnamita”. Destaca que el Estado “prohíbe estrictamente la discriminación por razones de religión y creencias, así como la coacción, el soborno y obstrucción de otros a practicar su fe”. Se le considera un nuevo paso de avance en la garantía de las prácticas religiosas en la nación indochina, en correspondencia con las leyes internacionales sobre los derechos humanos.

Prácticas de culto dentro del marco de la Ley nacional

De hecho, en todos los países, las fuerzas hostiles siempre buscan separar la religión de la administración del Estado. En Vietnam, algunos sujetos también abusaron de “la libertad de credo” para convertirla en un “pretexto” contra el Estado, absolutizando así la universalidad de los derechos humanos en el ámbito religioso con el argumento de que “estos últimos son más importantes que la soberanía nacional”. Aprovecharon los incidentes que surgieron en la vida cotidiana y en el proceso de aplicar las políticas relacionadas con el desbroce de tierras y su compensación para incitar a las masas y los devotos a destruir sus bienes, resistir a los agentes de servicio, interrumpir la seguridad y el orden social y obstruir el tráfico en las localidades.

Cabe destacar que las actividades religiosas en cualquier territorio deben estar dentro del marco de las leyes del país. Vietnam respeta la libertad de culto de todos los ciudadanos pero no acepta ninguna actividad que aproveche ese derecho para violar las legislaciones. De esta manera, ha implementado numerosas políticas y medidas específicas para prevenir y combatir las tramas de las fuerzas hostiles o los que abusan del derecho a estas libertades para infringir la seguridad nacional y el orden social.

Acción contraria al avance de los lazos binacionales

En sus informes anteriores sobre la situación religiosa en la nación asiática, el Departamento de Estado norteamericano solía basarse en sus evaluaciones lanzadas desde la Guerra Fría cuando aún existían grandes diferencias entre ambas naciones. Sin embargo, Hanoi y Washington se han convertido en socios integrales desde 2013 y se comprometen a “respetar” la Carta de las Naciones Unidas y la discrepancia sobre sus instituciones políticas.

En conclusión, el último informe, pese a algunas modificaciones, no refleja correctamente la realidad de la vida religiosa de Vietnam ni tampoco los avances logrados por el país indochino en la garantía de ese derecho. Esta visión subjetiva no solo va en contra de las relaciones de “asociación integral” acordadas por los líderes de ambas partes, sino que también daña los buenos sentimientos entre los dos pueblos y obstaculiza la tendencia positiva de desarrollo de los nexos bilaterales.

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