En la ciudad central de Hue, un entorno repleto de símbolos de la flor de loto reinaba en los lugares dedicados al budismo. Los dignatarios, monjes y seguidores budistas desplegaron programas caritativos en ayuda a los pobres, enfermos y ancianos solitarios, entre otras personas desafortunadas.

Mientras, el Comité Administrativo de la filial de la Sangha Budista de Vietnam en la localidad centrovietnamita de Da Nang se concentró en apoyar a los niños huérfanos y con escasos recursos económicos. Además, suministró medicamentos gratuitos a los compatriotas en las zonas montañosas e intrincadas. El bonzo Thich Thong Dao, vicejefe de dicho órgano, dio a conocer: “Planeamos realizar actividades caritativas en ayuda a las miles de personas que viven en difícil situación. Los gobiernos locales les ofrecen gratuitamente arroz y otros víveres. Además, construyen casas de solidaridad para los pobladores en  extrema pobreza.”