"Comenzaron a matar para vencer...". 52 años del fusilamiento de Nguyen Van Troi

Por Ángel Miguel Bastidas

La frase "Comenzaron a matar para vencer, luego mataban porque no podían vencer", del gran líder de la revolución vietnamita, Ho Chi Minh, ha sido repetida una y otra vez, por lo menos desde las invasiones de Francia y Estados Unidos a la Indochina, y hoy, un siglo después mantiene vigencia porque los ejércitos imperiales, bajo la hegemonía del Pentágono, se consideran los “policías del mundo y de sus riquezas”, además, “guardianes de la democracia”.


“Comenzaron a matar...”

Desde mediados del Siglo XIX cuando las tropas francesas mancillaron el suelo indochino para esclavizar a sus habitantes y apropiarse a la fuerza de las ricas tierras anamitas, millones de hombres y mujeres fueron víctima de la hambruna, mientras otros miles sucumbían en los campos de concentración o eran masacrados.

 

“Mataron para vencer…”

En la medida que millones de campesinos y campesinas eran sometidas, en esa misma medida las masas populares iban creando sus propias bases de autodefensa hasta pasar a la ofensiva en la rebelión nacional de agosto 1945 que abrió el camino al nacimiento de la República Democrática de Vietnam, con Ho Chi Minh como presidente. 

Ante la realidad de una resistencia cada día más concientizada y organizada, los franceses hacían todo el esfuerzo militar por detener los alzamientos hasta forzar una gran batalla "para liquidar en pocos días" al incipiente ejército popular de Vo Nguyen Giap.

 

Torturaron y asesinaron a millones de hombres y mujeres

El pueblo armado aceptó el reto de la moderna tropa europea del coronel Christian de Castries y fue a su encuentro en el altiplano de Dien Bien Phu, donde los modestos combatientes de Giap le asestaron a los invasores su segundo Waterloo (mayo del 1954) para expulsar el colonialismo de Indochina.

 

Nguyen Van Troi

Las tropas yanquis, que venían de asesorar y financiar con miles de millones de dólares a los derrotados franceses, siguieron la línea de matar para vencer,  aunque "con el tiro en el ala" de Dien Bien Phu.

Uno de los hechos, que por su trascendencia internacional, simbolizó la crueldad de las tropas yanquis en suelo vietnamita, lo constituyó el fusilamiento del joven combatiente Nguyen Van Troi, el 15 de octubre de 1964, en Saigón, para entonces capital de Vietnam del Sur.

El 9 de octubre de ese mismo año se había producido una operación militar a más de 17 mil kilómetros de Vietnam; las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela (FALN) habían capturado en la calle Suapure de Bello Monte, al este de Caracas, al teniente coronel (av.) Michael Smolen.

La operación de la unidad guerrillera venezolana tenía como propósito evitar el fusilamiento de Van Troi, a cambio de la liberación del espía estadounidense, de allí el impacto internacional de la noticia que ponía en evidencia, una vez más, la agresión de la tropas norteamericanas en Indochina y la existencia de un gran movimiento popular de resistencia encabezado por el Frente de Liberación de Vietnam del Sur.

Los guerrilleros venezolanos cumplieron con la promesa de liberar al Smolen, sin embargo el Gobierno del presidente Lyndon B. Johnson no hizo lo propio y además ordenó el fusilamiento de Van Troi, el 15 de octubre de 1964 en el patio de la prisión Chi Hoa, de Saigón, frente a numerosos corresponsales nacionales y extranjeros.

 

El 15 de octubre de 1964 fusilaron a Nguyen Van Troi

A pesar de la agresividad del yanqui usurpador, las fuerzas patrióticas habían derrotado la llamada "Estrategia de guerra unilateral" o "Guerra estratégica" del presidente Eisenhower, y afrontaba la Guerra especial de Kennedy, cuando este mandatario gringo fue asesinado en Dallas.

Johnson asumió la llamada "Guerra especial" que rápidamente hundió en el pantano del desespero a las tropas yanquis, sobre todo en 1968 cuando se produjo la Ofensiva del Tet Mau Than, en 1968. 

El ejército popular movilizó ese Año del Mono 80 mil combatientes, sorprendiendo al enemigo en 36 capitales provinciales y las ciudades más importantes del sur, como Hue, Da Nang y Saigón, donde tomaron la Embajada de Estados Unidos.

 

"...mataban porque no podían vencer" 

La Ofensiva del Tet desnudó ante mundo el fracaso del ejército más poderoso del mundo en un pequeño país poblado de campesinos que sólo defendían sus tierras y su cultura.

Johnson tomó medidas más drásticas en su "Guerra especial"; destituyó a William Westmoreland como jefe supremo del ejército gringo en Vietnam y le mintió de nuevo al pueblo estadounidense sobre un supuesto éxito frente a la Ofensiva del Tet.



No pudieron vencer

A esas alturas del conflicto, el fantasma de la derrota bajaba la moral de los usurpadores, mientras las fuerzas del FLN avanzaban con mayor fluidez a través de la Ruta Ho Chi Minh, para ir tomando posiciones definitivas de cara a la toma final de la capital del sur.

Tras su fracaso en Vietnam, Johnson no se presentó a las elecciones presidenciales, dejando el camino abierto a Richard Nixon quien alardeó con la "Desamercanización de la guerra", más conocida como "Vietnamización de la guerra", para “acabar rápido” con el conflicto. La idea de la Doctrina Nixon era que los vietnamitas mataran vietnamitas, y así "cambiar el color de la piel de los cadáveres".

Nixon ordenó grandes operaciones que penetraron en Laos, mientras propiciaban un golpe de estado contra el presidente de Cambodia, Norodom Sihanouk. Por su parte, la CIA lanzó la Operación Fenix para infiltrar a las unidades de la resistencia, logrando eliminar a unos 60 mil militantes revolucionarios.

 

En Vietnam se impuso la paz

Como auténtico gobernante gringo, Nixon se colocaba una máscara de conciliador frente a la mesa de negociaciones de París, a través de Henry Kissinger y otra de genocida en su desespero por matar por no poder vencer, inspirado en su "Vietnamización de la guerra".

En diciembre de  1972 ordenó a Kissinger distraer a los negociadores vietnamitas con un pronto alto el fuego, mientras desde Washington se alistaba la gigantesca Operación Linebacker II para "regresar a Hanoi y a Hai Phong a la prehistoria". Efectivamente la capital vietnamita fue arrasada por los bombardeos de los gigantescos B-52, pero la artillería popular derribó en 11 días y 12 noches 80 aviones yanquis, entre ellos 30 B-52, suficiente para mostrar el rostro de la derrota yanqui. 

Con "las tablas en la cabeza" Kissinger no tuvo otra alternativa que regresar a la Mesa de negociaciones de París para firmar el cese al fuego y la salida de las tropas yanquis de territorio vietnamita ante el asombro del mundo y para alegría de miles de hogares estadounidenses que celebraron el regreso a casa de sus muchachos y muchachas.

Los Acuerdos de París fueron firmados el 27 de enero de 1973; semanas después las fuerzas invasoras abandonaron el territorio vietnamita, sin embargo Washington no tardó en pisotear lo firmado en París; evitaron la realización de elecciones para reunificar a Vietnam y convirtieron al ejército del Sur en el tercer mejor equipado del mundo.

 

…y triunfó la alegría

Habían decidido seguir matando porque no podían vencer; debieron transcurrir dos años más para que la reunificación y la paz se dilucidara en el campo de batalla y no por la vía de los acuerdos firmados en la capital francesa.

 

...y siguen matando

La historia reciente es la historia de las torpezas y el engreimiento de los gobiernos de Estados Unidos frente al resto de los países, incluyendo a naciones de su entorno capitalista, como el caso de Turquía, donde recientemente maquinaron un golpe de Estado.

No hay acuerdo posible con Washington a la luz de lo que está sucediendo en el Medio Oriente, donde son infinitas las violaciones de acuerdos de alto al fuego; el sufrido pueblo de Siria, así como Libia, Irak, Afganistán y otros países, siguen recibiendo el cañoneo diario de las modernas unidades militares yanquis.

Las 800 bases militares de Estados Unidos, diseminada en el planeta tierra, con un mantenimiento anual de 100 mil millones de dólares, evidencia que la Casa Blanca sólo creen en el lenguaje bélico, en los “bombardeos inteligentes”  y en el sometimiento de los países del tercer mundo a sus condiciones: Matan porque no pueden vencer, y además, la guerra es un gran negocio para los “Halcones del Pentágono”.

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