(VOVworld) – Desde hace unos cuantos años, las máscaras de cartulina constituyen un tipo de juguete imprescindible para los niños vietnamitas cuando llega el Año Nuevo Lunar, (Tet), u otros festejos tradicionales. Sin embargo, en todo el país quedan muy pocas personas dedicadas a este oficio. Particularmente, en Hanoi, la familia de Nguyen Van Hoa, residente en la calle Hang Than, número 73, es la única que continúa fabricando ese producto. A pesar de las dificultades, la pasión y la entrega son los factores que les permiten mantener viva esta labor.

El taller de Nguyen Van Hoa y su esposa, Dang Thi Lan, ocupa el ático de su vivienda en la calle Hang Than, número 73. En estos días en vísperas del Tet, la pareja trabaja incansablemente para poder satisfacer los pedidos de su clientela. En un espacio de solo 30 metros cuadrados, cuyo suelo está lleno de boles de almidón, cartones y botellas de acuarela, la señora Lan nos contó que cuando era pequeña ayudó a sus padres en este trabajo y desde entonces se enamoró de las máscaras de cartulina. Al ampliar, agregó:  

“Tengo siete hermanas pero ninguna de ellas practica este oficio tradicional de la familia, aunque lo han probado. Solo yo lo continúo. Es así porque esta tarea requiere que las personas sean laboriosas, meticulosas y hábiles. Después de casarme con Hoa, abrimos nuestro propio taller en su casa y llevamos más de 40 años en este trabajo”.

Nguyen Van Hoa prepara un embrión en su taller

De hecho, una máscara de cartulina debe pasar muchos procesos para considerar que está terminada. Primero, deben acumularse los papeles. Luego, todos son cortados en trozos pequeños para poner capas y capas en los moldes de cemento prefabricados con forma de caras alegres. Los artesanos lo aplanan presionando y lo preparan para darle la figura exacta que desean. Después, lo sacan del molde, que ahora se llama embrión, y lo colocan al sol durante días para garantizar su calidad.

Mientras, el dibujo y la pintura son los pasos más importantes y determinan el éxito de los productos. En los embriones que han sido cubiertos de un esmalte sintético, se trazan las líneas de diferentes colores para destacar la cara formada. Después de aplicar cada color, se espera a que esté seco antes de continuar con otro. Según Lan, lo más importante es que el artista debe crear las máscaras de papeles superpuestos con todo su corazón.    

Los embriones de máscaras se colocan al sol

“Todo depende del amor y la pasión a la profesión. Recientemente cuando hice las máscaras de cartulina para las fiestas de Luna Llena de los meses de julio y agosto, tuve que dibujar líneas muy singulares y dejar cada capa de pintura al aire libre y esperar hasta que estuviera seca. Luego, las recogí, las contemplé y arreglé las pinceladas. Mientras más veces las tomaba, más cariño sentía y más reflejaba mi espíritu en ellas. Por eso mis máscaras siempre son alegres”.

Los productos de Hoa y Lan son muy bien acogidos en el mercado, no solo de la capital, sino de otras localidades del país, tales como Ciudad Ho Chi Minh, Da Nang y Hai Phong, por su alta calidad. Además, cuenta con diseños muy diversos, desde la cara de animales, como león o tigre, hasta la de “Chu Teu” (personaje típico de cara sonriente en las marionetas de agua), “Ong Dia” (rey del suelo) o de Superman y el Hombre Araña. Do Ngoc Huy, un cliente fiel, comentó:

“Todos los años le compro máscaras a mis hijos, porque son buenas, sólidas, amigables con el medio ambiente y sin sustancias tóxicas. Me siento muy seguro”.

Las máscaras de cartulina son juguetes sencillos pero fascinantes de generaciones de niños de Vietnam en fiestas tradicionales

Sin embargo, la familia de Lan tuvo que superar muchos altibajos para poder seguir con esta labor convencional. La esposa recordó:

“Desde hace más de 10 años, los juguetes provenientes de China, con precios muy bajos, conquistan el mercado vietnamita. En aquellos tiempos difíciles, mi esposo me animó mucho a seguir, a fin de ganar dinero para mis hijos. La persistencia nos ayudó a conseguir los logros actuales”.

Los obstáculos no solo vienen de los productos extranjeros similares, sino también de las adversas condiciones climáticas del país, como lluvias prolongadas y el alto nivel de humedad en el norte, lo que evita el secado de los embriones y afecta la salud de dos artesanos. En cuanto al tema, Lan afirmó:   

“Seguiremos entregados a este trabajo hasta que nuestra salud nos lo permita. Luego, podremos transmitirlo a personas que muestren tanta dedicación como nosotros.”

Hoy día, las máscaras de cartulina de Hoa y Lan no solo aparecen en las vías del Casco Antiguo de Hanoi, sino que también se exponen en ferias culturales internacionales y muestras de museos en todo el país. Para su familia, es un orgullo y un reconocimiento a sus esfuerzos por promover este tipo de juguete típico tradicional de los niños vietnamitas y así la identidad cultural de la nación.