Egipto y los retos pos electorales

(VOVworld) – Egipto está atravesando un momento importante, cuando en menos de 24 horas, se conocerá el ganador de las elecciones presidenciales del país. Tres años después del derrocamiento del régimen dictatorial del presidente Hosni Mubarack, los electores egipcios ponen mucha expectativa en estos comicios para la seguridad, el mejoramiento de la vida y la reducción de la tasa de pobreza y desempleo. Sin embargo, la profunda división en la sociedad y las contradicciones entre las facciones políticas siguen obstruyendo el desarrollo de ese país nord-africano.

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Los electores egipcios ponen en la papeleta sus esperanzas y expectativas

Los comicios se celebran el 26 y 27 del corriente mes con la participación de cerca de 54 millones de electores. Se prevé que los resultados oficiales del escrutinio serán anunciados el 5 de junio. Según estimaron analistas, el ex Comandante y ministro de Defensa, Abdel Fattah al-Sisi, podrá ganar con grandes ventajas frente a su único contrincante, el político izquierdista Hamdeen Sabahi. Con antelación, al-Sisi ganó el 94% de las papeletas de los votantes residentes en el exterior.

El ex titular de Defensa, quien dirigió el golpe de estado militar contra el ex presidente Mohamed Mursi en julio del 2013, renunció al cargo de comandante de las fuerzas armadas para presentarse como candidato a la presidencia. Al-Sisi prometió que de ganar las elecciones, se concentrará en desarrollar la agricultura, educación, vivienda y empleo, en especial en las zonas de limitados recursos.

No obstante, en el actual contexto, el futuro presidente de Egipto enfrentará grandes retos, para recuperar la estabilidad macroeconómica, responder a las demandas por el trabajo, y mejorar la vida del pueblo. Además, la fuerte protesta de la Hermandad Musulmana y el aumento de las actividades extremistas entorpecerán el proceso de reforma en ese país.

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Abdel Fattah al-Sisi es candidato favorito de las elecciones presidenciales 2014

Tareas penosas

Después de 3 años de vivir en la inestabilidad, el déficit fiscal de Egipto representa el 14% y las deudas soberanas, un 100% del Producto Interno Bruto nacional. El crecimiento económico solo alcanzó un dos por ciento. La inestabilidad política disminuyó los ingresos en divisas del turismo y la inversión extranjera, lo cual desvaloriza la moneda nacional. El paro y la inflación aumentan, en proporción inversa con el ingreso per cápita.

Actualmente, una cuarta parte de la población egipcia vive por debajo de la línea de pobreza, con un ingreso de solo dos dólares por día, mientras que otra tanto no está muy lejos de esta línea. La tasa de desocupación en Egipto ronda el 13,4%, y lo más preocupante es que el 70% de los desempleados se encuentran en plena edad laboral, de 15 a 29 años, y el 80% son de alto nivel cultural.

A partir del primero del 2011, Egipto ha negociado en tres ocasiones una asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional para estabilizar la economía, sin embargo para recibirla, deberá satisfacer las estrictas demandas de reforma, y estas afectarían su situación político-social de por sí muy frágil. Cómo hacer para recuperar la macroeconomía y aplicar las medidas de austeridad sin provocar inestabilidad social es un tema sumamente espinoso para el futuro presidente de Egipto.

Profunda división social

Mientras que muchos electores votan por Abdel Fattah al-Sisi, confiados en su capacidad de gobernar, el movimiento Hermanos Musulmanes, una organización política influyente de Egipto durantes años, han manifestado su enérgica reacción.

En el umbral de las elecciones, esta fuerza política declaró su plan de boicot, por el temor de una eventual represión contra sus miembros si es electo al- Sisi, quien había dicho que la Hermandad Musulmana no tendrá la oportunidad de retornar a la vida política una vez que tome las riendas del país. Por otro lado, los seguidores del aspirante Hamdeen Sabbahi también protestan considerando que de ser electo, el ex ministro de Defensa estrangulará los derechos democráticos.

Muchos retos esperan al general al-Sisi, en caso de triunfar en las elecciones presidenciales. Los resultados electorales reflejarán la opción de los egipcios, pero es obvio que queda mucho por recorrer en el camino hacia la reforma del país de los Pirámides.  

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