Realidad sobre libertad religiosa en Vietnam desmiente subjetivismo de Estados Unidos

 (VOVworld) - En su último informe anual sobre la libertad religiosa internacional publicado este miércoles, el Departamento de Estado de Estados Unidos citó informaciones erróneas sobre la libertad de culto en el país indochino y propuso que el gobierno norteamericano mantenga al país asiático en la lista de los “países de especial preocupación”. Estas valoraciones subjetivas se alejan de la realidad y van en contra del desarrollo positivo de las relaciones entre ambas naciones.

Como sus anteriores informes, la cartera norteamericana sigue hablando de la llamada “restricción de las actividades religiosas” y “represión de personas y grupos religiosos” en Vietnam. Pero la realidad es totalmente contraria a lo dicho por las autoridades de Estados Unidos.

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Una reunión de oración de creyentes del Caodai en las afueras de Ciudad de Ho Chi Minh

Libertad de culto y religión amparada por la ley

Vietnam es un país con gran diversidad de religiones y cultos. El derecho de los vietnamitas a la libertad de religión está amparado por la Constitución del país y es protegido en la práctica. Al considerar la religión y creencias como necesidad básica de la vida humana, el Estado vietnamita respeta y facilita la práctica de culto entre los ciudadanos. En la Constitución nacional de 2013, se estipula que “Los ciudadanos gozan de la libertad de creencia religiosa y pueden seguir cualquier religión o no seguir ninguna. Todas las religiones son iguales ante la ley. El Estado respeta y protege la libertad de culto y de religión.” Además, Hanoi promulgó numerosos documentos legales, destacando la garantía de la igualdad entre las religiones sin prejuicios.

 La realidad es evidente

Se calcula que en Vietnam alrededor del 95% de la población realiza alguna espiritual. Hasta la fecha, el Estado ha reconocido 13 doctrinas, con más de 24 millones de seguidores. De hecho, las actividades religiosas en Vietnam resultan cada vez más dinámicas, que se vinculan con la vida sociocultural de la nación. Eso se evidencia porque se llevan a cabo cerca de 8 mil 500 fiestas religiosas anualmente. La formación de altos cargos y practicantes en las religiones recibe el constante apoyo del Estado, muchos de ellos han sido capacitados en Estados Unidos, Francia, Italia e India.

Dignatarios religiosos de Vietnam participaron en los diálogos sobre la religión y culto y en los principales foros como el Foro de Cooperación Euroasiática (ASEM) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), para promover el intercambio de doctrinas y el derecho canónico. El Estado vietnamita, además, respalda a organizaciones religiosas a acoger grandes eventos como el Día de Vesak de las Naciones Unidas en 2008 y 2014 y la Cumbre mundial de Budismo en 2010.

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El primer ministro Nguyen Tan Dung (d) y Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos del Vaticano, en una reunión del 20 de enero pasado en Hanoi
(Foto: VGP)

En 1989, Vietnam estableció sus relaciones con el Vaticano. Sobre la base de esta buena relación, el enviado especial del Vaticano ha realizado 20 visitas a casi todas las provincias y ciudades del país indochino. Claramente, estas actividades internacionales evidencian el desarrollo sostenible de las instituciones de culto en la nación asiática.

No beneficia a relaciones bilaterales

Como se mencionó anteriormente, la práctica dinámica de las religiones y la garantía de la libertad de culto abaladas por las leyes de Vietnam desmienten los argumentos subjetivos y unilaterales del Departamento de Estado de Estados Unidos al respecto. Hasta ahora, las relaciones entre Vietnam y Estados Unidos han logrado grandes progresos en muchos aspectos como: la economía, comercio, solución de las consecuencias de la guerra, ciencia- tecnología, educación, salud, medio ambiente, adaptación al cambio climático, defensa y seguridad... Esta cooperación requiere a ambas partes a dejar el pasado a un lado, superar las diferencias y actuar en interés de ambos pueblos. Para ello, las partes deben fomentar la confianza y el respeto por las instituciones políticas de cada uno.

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