Cong Luong, un poblado que privilegia a las mujeres

(VOVWORLD) - La aldea de Cong Luong, a 7 kilómetros de la ciudad central de Hue, es un lugar muy especial. Es quizá la única localidad de Vietnam en que las mujeres no tienen que ocuparse de las faenas del campo, sino que estas son asuntos de los hombres. Es algo extraño en un país donde la agricultura sigue siendo una de las principales actividades económicas de una gran parte de la población y el trabajo rural suele compartirse entre ambos géneros.

En el embarcadero del poblado de Cong Luong, unas mujeres lavan la ropa y charlan alegremente. El ambiente no puede ser más tranquilo. Los caminos aldeanos están desiertos. A veces se encuentran con algunas féminas que realizan pequeños negocios y niños que juegan en los callejones. No se ve a ningún hombre. ¿Dónde se han metido? Pues, están en los campos de arroz ubicados cerca. Tienen mucho que hacer porque se encuentran en plena cosecha. Pero eso no les importa. En Cong Luong, la agricultura es una cuestión de hombres, y esto ya es una tradición, como dijo Le Van Tri, una de las personas mayores de la localidad.

“Este es un hábito remoto, quizás desde hace cientos de años. En realidad, nadie sabe su origen”.

Cong Luong, un poblado que privilegia a las mujeres - ảnh 1En Cong Luong, todas las tareas duras del campo son encargadas por los hombres de la aldea (Foto: dantri.com.vn) 

Si preguntamos a los hombres que están trabajando en el arrozal sobre el tema, todos responderían lo mismo. Solo saben que desde hace mucho tiempo, los varones son los que se encargan de las duras labores rurales, mientras las mujeres solo tienen que ocuparse de las faenas domésticas y la crianza de los niños. Para ellos, esa distribución de tareas es algo natural, que todos aceptan para la complacencia de sus mujeres.

De acuerdo con el jefe de la aldea, Truong Huu Tri, el trabajo en los campos es duro, el cual requiere de mucha fuerza y habilidad, pero los hombres de aquí están dispuestos a cumplirlo sin necesitar el apoyo de las féminas. Él explicó:

“Vivimos principalmente de la agricultura. El cultivo de arroz y otras faenas del campo son tareas propias de los hombres. Nosotros nos encargamos de los trabajos rurales para que nuestras mujeres puedan realizar las tareas domésticas y criar a los niños. Ellas solo tienen que llevar agua y comida a los sembradíos para sus padres, maridos, hermanos o hijos. Hay mujeres que ni siquiera saben dónde están los campos de arroz de su familia”.

Los hombres de Cong Luong van a los campos no solo por el respeto a la tradición, sino por un sentido innato de caballería que los impulsa a responsabilizarse de todas las tareas duras de la familia. Lo hacen voluntariamente y de ese modo, expresan el afecto y el amor a sus mujeres. Estas reconocen que son las más afortunadas del mundo. La señora Le Thi Gai, quien vino a vivir a esta aldea hace 30 años desde su casamiento, compartió:

“Los hombres de mi aldea cuidan mucho de sus mujeres. No nos piden realizar ninguna tarea del campo, solo tenemos que ayudarlos en algunas labores y ocuparnos de los trabajos domésticos y la educación de nuestros hijos”.

Esta tradición se mantiene en la realidad y crea un sello muy distintivo de Cong Luong, una aldea pequeña y humilde de Hue donde resalta una vida serena desde hace siglos con sus hermosas costumbres y una ejemplar actitud de los hombres con las mujeres. 

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