Previamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) también habían confirmado la operación, denominada “Cima de Fuego” (Summit of Fire), contra líderes de Hamás presentes en Qatar.  

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar emitió un comunicado condenando enérgicamente el ataque y considerándolo como una violación grave de su soberanía, un incumplimiento de las normas y leyes internacionales, y una amenaza significativa para la seguridad del país y su población. Qatar no tolerará las acciones agresivas de Israel, advirtió.

Tras el ataque, la Asamblea General de la ONU expresó su preocupación por la ofensiva israelí contra la dirigencia de Hamás en Doha.

En un comunicado, el organismo subrayó que la acción constituye una violación grave del derecho internacional y de la Carta de la ONU, así como de los principios reconocidos de respeto a la soberanía y no intervención en los asuntos internos de otros Estados.

Hizo, además, un llamado a Tel Aviv para que detenga de inmediato todas las acciones hostiles y asuma la plena responsabilidad por las graves consecuencias de este escalamiento, e instó a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para proteger a la población civil.

El mismo día la Casa Blanca aclaró que el presidente estadounidense, Donald Trump, no apoyó el ataque de Israel contra Hamás en territorio qatarí.

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) también manifestaron su preocupación, calificando la acción del país hebreo como una “amenaza para la seguridad y estabilidad regional”, y solicitaron al Consejo de Seguridad de la ONU tomar las medidas necesarias para frenar y contener a Israel.

Mientras, diversos países y organizaciones internacionales han condenado el ataque de Israel en Doha, manifestando su rechazo y llamando a la calma y al respeto de la soberanía nacional.