Por primera vez, el público vietnamita podrá disfrutar de esta obra maestra en su versión original, firmada por el afamado coreógrafo Marius Petipa. Inspirado en la novela homónima de Miguel de Cervantes, el ballet fue creado en 1869 con música de Ludwig Minkus, y ofrece un viaje vibrante entre el sueño y la realidad del protagonista.

El caballero Don Quijote encarna el ideal romántico: un hombre que vive en un universo fantástico donde se exalta el amor y la valentía. Esta figura noble y entrañable traslada al espectador a un paisaje en el que se entrelazan el romanticismo, la vida cotidiana española y los cambios sociales, todo ello con un humor sutil y una sátira que se expresa en el lenguaje de la danza.

La puesta en escena combina cuadros realistas cargados de vitalidad con secuencias oníricas de aventura, generando contrastes que enriquecen tanto lo visual como lo emocional. La producción explora, a través del arte, temas tan profundos como la aspiración, la ilusión y la esencia de la felicidad humana.

Así, Don Quijote, entre el sueño y la lucidez, se erige como un recordatorio de que la vida es una travesía en la que conviven, no sin tensiones, el ideal y la realidad. Cuando Alonso Quijano se enfunda la armadura y asume el nombre de caballero andante, emprende una odisea en la que los molinos se transforman en gigantes y los caminos polvorientos en escenarios de gesta. Más allá de la aparente locura, se oculta una certeza profunda: solo quienes se atreven a imaginar otros mundos pueden expandir los límites de lo posible y mover los engranajes del cambio.

El impulso idealista de Don Quijote, sin renunciar al contacto con la realidad, nos enseña que los sueños deben ser sólidos y no quedar vacíos, pero tampoco deben sofocarse ante las exigencias del mundo. La clave reside en conservar la pasión sin perder el juicio: caminar con los pies en la tierra sin dejar de mirar al cielo. En un entorno marcado por el pragmatismo y la competencia, el caballero andante reivindica valores esenciales como la perseverancia, la dignidad y la compasión. Aunque tachado de loco, nunca duda en defender al débil, honrar la palabra empeñada y anteponer los principios al interés personal.
En última instancia, Cervantes nos legó un mensaje sereno pero firme: soñar no constituye un acto de ingenuidad cuando se hace con conciencia, y la razón no excluye la esperanza si se ejerce con humanidad. Sólo cuando la ilusión y la lucidez marchan al unísono podremos escribir historias que dejen una huella indeleble, tanto en el individuo como en la memoria colectiva.

El director de VNOB, el artista de mérito Phan Manh Duc, subrayó que, pese a los desafíos en la selección del reparto, la planificación y la financiación, la compañía está decidida a ofrecer al público vietnamita una producción de nivel internacional que responda a su creciente interés por las artes escénicas.

El montaje reunirá a un equipo de unas 150 personas, entre los que se incluyen cerca de 60 bailarines, más de 60 músicos de orquesta sinfónica y un nutrido grupo de profesionales técnicos y creativos. Destaca la participación intergeneracional de figuras emblemáticas del ballet vietnamita, como los consagrados Cao Chi Thanh y Phan Luong, junto a jóvenes talentos como Nguyen Duc Hieu, Vu Khanh Bang y Tran Bao Ngoc.

Más de siglo y medio después de su estreno, Don Quijote continúa siendo una joya del repertorio clásico, aclamada por su capacidad para equilibrar la técnica con la emoción, y el drama con la comedia. Esta producción celebra el espíritu vitalista del ballet, reafirmando su vigencia a lo largo del tiempo y confirmándose como una de las obras imprescindibles del género.