Hogar de acogida para las ancianas necesitadas

(VOVworld) – El Centro de atención para las ancianas Suoi Tien, de la parroquia de Hanoi, situado en el villorrio de Suoi Tien, comuna de Cay Gao, distrito de Trang Bom, provincia sureña de Dong Nai parece un jardín cubierto por el verdor de diferentes árboles frutales. La fachada de viviendas ubicadas a lo largo de una charca está decorada con espalderas de flores, iluminando la vida de las personas de edad avanzada sin techo con la atención dedicada por las monjas cristianas de la orden Da Minh Tam Hiep.

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El Centro de atención para las ancianas Suoi Tien

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Es un destino para las ancianas necesitadas


Más de un tercio de las 73 ancianas del centro Suoi Tien pero no pueden moverse valerse por sí misma. Todos los días, la monja Tran Thi Kim Huong, directora del local, junto a otras compañeras cristianas, les bañan y les dan de comer. Aunque quedan paralizadas, numeras de estas señoras de edad avanzada se encuentran en su sano juicio pero no pueden hacer más que dirigir su mirada tierna a las monjas como un gesto de agradecimiento. Bui Thi Ba, de 80 años de edad, oriundo de la provincia norteña de Quang Ninh lleva 8 años en el centro y ella compartió: “Cuando me encontraba en buen estado general de salud, podía hacer todas las faenas, como quitar malas hierbas. Sin embargo, ahora siento mucho dolor al moverme y ando con muletas. La atención de las monjas me hace muy feliz. Cuando me siento mal, las enfermeras y médicos me ofrecen el tratamiento con cariño y medicamentos gratuitos. Eso para mí es suficiente!”.


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El centro garantiza un fuente estable de alimentos para las ancianas


Antes, el centro carecía de las facilidades necesarias salvo líneas de cabañas. En 2006, la monja Tran Thi Kim Huong llegó voluntariamente allí para renovar el establecimiento con la esperanza de traer la tranquilidad al resto de la vida de las ancianas. Al gestionar un recinto de 3 hectáreas que incluye criadero de peces, árboles frutales y ganaderías, Huong complementa su tarea de garantizar suficientes alimentos para el centro. “En mi opinión, no podemos esperar sólo la misericordia y la ayuda voluntaria de todo el mundo para las personas pobres y de edad avanzada. Por ello he creado una fuente de alimentos para el centro. Brindamos a los necesitados un espacio sereno para su último trayecto de vida. Por lo tanto, soy consciente de cuidarles hasta que en paz descansen. Ya tenemos disponibles 180 tumbas y 81 de ellas ya contienen los restos de algunas ancianas de aquí”, dịo Huong.

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La monja Tran Thi Kim Huong presenta a estudiantes locales
sobre la vida de las ancianas en el centro


Aunque la fuente de alimentos ha sido suficiente, con una plantilla limitada que cuenta sólo con dos monjas encargadas de la sanidad, 5 de atención directa y 6 voluntarias, sus tareas diarias son arduas, desde cultivar vegetales y cocinar hasta bañar y dar de comer a las ancianas paralizadas. Además, son testigos a que comparten las emociones de las señoras enfermas del centro. Cada vez que ingresa una nueva persona, la intercambian para mejorar la comprensión mutua y hacen que se sosiegue su alma. Vo Thi Lanh, de 96 años de edad ha estado 25 años en el establecimiento. A veces su familia le lleva al hogar pero se queda por corto plazo y vuelve al Centro de atención para reunirse con sus compañeras. La señora Thi Lanh comentó: “Soy sorda y mis ojos no ven bien. Llegué a esta zona para recoger hierbas secas y ganarme el sustento. Cuando me encontró una monja, ella me llevó al centro para cuidarme. Antes, la vida aquí era difícil y nos ayudábamos mutuamente. Nos consideramos como hermanas de la familia”.


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Tratamiento médico en el Centro de Suoi Tien

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Las monjas cuidan a las ancianas


Todo el día las señoras trabajan y comparten sus sentimientos. Por la noche, se juntan ante un televisor para actualizarse con las últimas noticias y escuchar la música. Antes de acostarse, acuden al sitio de veneración para rezar. La mayoría de las ancianas del centro no son cristianas pero una vez que viven allí, se benefician de la atención meticulosa de las monjas. Cada persona tiene su propia vida pero todas han encontrado un destino común, un lugar de tranquilidad y cuidados para sosegar su alma.

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