Los ancianos más viejos del grupo étnico Cao Lan desconocen el origen de la fabricación del papel do en su comunidad, pero ellos recuerdan muy bien que desde pequeños su vida está envuelta en un animado ambiente laboral donde imperan los golpes de morteros sobre plantas y bloques de papel.

Debido a su vida nómada en el bosque, los autóctonos producían papel para su uso propio. Al respecto, Nguyen Mai Thanh, funcionaria del Museo de Bac Giang, dijo: “Antaño, los Cao Lan perforaban este papel y lo usaban en los rituales tradicionales, por ejemplo, en los funerales como un tipo de pintura votiva. Después también hiceron libretas para escribir”.

Los libros de genealogía también se hacen con este tipo de papel. Se guardan en ellos para las generaciones posteriores el nombre de los miembros de cada linaje, la fecha y la hora de su nacimiento y muerte y vínculos entre ellos.

De esa manera, el papel do entró en la vida espiritual de los autóctonos y se convirtió en un lazo que une a los vivos con los muertos, para recordar a la gente sobre sus raíces. Es por eso que este material vuelve a ser popular en la comunidad.

El papel Do es un producto especial de la etnia Cao Lan radicada en la provincia de Bac Giang (Foto: bienphong.com.vn)

Según Duong Van Quang, el único artesano papelero que queda en Khe Nghe, solo se necesita un día para aprender a fabricar el papel do, desde la preparación de materias primas hasta el último paso. Pero crear productos de calidad y garantizar que el papel sea resistente y no se manche fácilmente con la tinta es otra cosa. En realidad, es primoroso el proceso. Solo la selección de materias primas adecuadas requiere dos días.

Este papel se fabrica a partir de fibras de dos especies vegetales que crecen en grandes montañas o lomas de la zona. Se trata de la planta vat pa y la trepadora hau pau. Una se moja en el agua para crear una sustancia pegajosa y adhesiva y la otra, para generar pulpa de papel. Duong Van Quang explicó: “Existen ciertas normas para seleccionar el hau pau. Es que no deben recogerse las partes que se arrastran por el suelo, sino los tallos que suben por los árboles. También hay que escoger las que no tienen nudos. Si son muy verdes no sirven, pero si son demasiado maduros, ponen más oscuros los papeles. Es también necesario secarlas bien para garantizar la blancura del producto. Si están expuestas a la humedad, echarán a perder el papel”.

El artesano Duong Van Quang realizando un paso de la fabricación manual de papel. (Foto: baobacgiang.com.vn)

De hecho, el paso más complicado y prolongado es el tratamiento del hau pau. Primero, hay que mojar las trepadoras sin corteza en agua obtenida de la hidratación de la cal viva y cocerlas en ese líquido mezclado con cenizas. Luego hay que limpiarlas de cenizas. La debida observancia de estas técnicas garantizará la blancura del papel.

Después, se macera o se muele el hau pau cocido antes de meterlo en un estanque y revolverlo junto con el vat pa para evitar que el material se pegue al marco. Este instrumento es creado con cuatro palos de bambú para mantener tensa una tela cuyo grosor decide el del papel.

El último paso es cubrir esa tela con polvo de papel mojado. Esta difícil técnica exige al fabricante mucha experiencia. Con un recipiente se saca la masa y se vierte sobre la tela. Luego, se inclina suave y regularmente el marco hacia cuatro direcciones. Después, se secan esos marcos en lugares limpios y expuestos al sol. Es importante ponerlos rectos para que los papeles sean lisos y uniformes. Cuando están secos, se sacan primeramente los bordes y luego, el papel, con mucho cuidado.

Creado por las hábiles manos de los Cao Lan y según los secretos del oficio legados por sus antepasados, el papel do es más fino pero a la vez más resistente que el industrial. Especialmente, se puede conservar durante decenas de años.

Aunque esta profesión ya no es tan habitual como antes, algunas familias siguen dedicándose a ella con el objetivo de preservar y perdurar la tradición y este patrimonio cultural inmaterial especial de su pueblo.