Mujeres La Hu preparan materias primas para elaborar los pasteles Banh Chung y Banh Giay al servicio de la fiesta del año nuevo. (Foto: dantocviet.vn)

La celebración del año nuevo de la etnia La Hu suele comenzar en la segunda mitad del mes de diciembre lunar. Cada familia escoge fechas auspiciosas para festejarlo según sus condiciones y acorde al año de nacimiento del dueño de la casa. Pero, hay una regla común: tienen que evitar a toda costa los días coincidentes con los signos del mono, el tigre, el perro y la serpiente, así como el aniversario de la muerte de ningún ancestro, como dejó saber el anciano Phan Phu Lo, radicado en la aldea de Tan Bien, de la comuna de Pa U.

“Saludamos el advenimiento del año nuevo según las costumbres ancestrales. La festividad puede durar todo un mes. Si es festejada en una aldea en la primera semana, en la segunda será en otra, y se sigue así para que los pobladores se feliciten y se diviertan juntos. Cuando visitamos a los parientes y vecinos, les llevamos regalos, y a su vez ellos también nos obsequian con presentes. Esta tradición estrecha los lazos entre las personas y da un ambiente alegre y acogedor a nuestro poblado”.

Los La Hu suelen construir casas en las laderas de las montañas o sobre lomas. Antes, practicaban la vida nómada. Residían en viviendas precarias cubiertas de hojas verdes y cuando estas cambiaban de color se mudaban a otro lugar, por lo que se denomina a esta comunidad “Xa La Vang”, que en español significa “Siempre nuevo”. Sin embargo, hoy en día viven en casas cómodas en aldeas formadas por decenas de familias cada una.

Los hombres y las mujeres de esta etnia festejan el año nuevo con cantos y bailes tradicionales, además de con buenas comidas. (Foto: dantocviet.vn)

Cuando las flores de “dom dom” (una planta del género Alchornea) tiñen de blanco las lomas y laderas de las montañas de la zona, los autóctonos comienzan a realizar los preparativos del Año Nuevo. Cada uno se encarga de una tarea: Si las mujeres buscan leñas, los hombres limpian y arreglan las viviendas. Las ropas también son lavadas y secadas una semana antes. Luego, sacrifican cerdos para elaborar las comidas. Los pasteles Banh Chung son indispensables. Son preparados con los mismos ingredientes con que los elabora la mayoría étnica Kinh (arroz glutinoso, carne bovina, frijol chino, cebolla, sal y pimienta), pero no tienen forma cuadrada, sino cilíndrica. Luego de ser cocinados, son repartidos a los niños, quienes pueden llevarlos en sus paseos y visitas como señal de prosperidad de la familia.

Si los Kinh y otros grupos étnicos del país ofrendan a sus antepasados una variedad de comidas, la ofrenda de los La Hu es solo un cuenco de arroz nuevo colocado en una cesta de bambú puesta en la cama del dueño de la casa. Al respecto, Thang Hu Xa, residente en la aldea de Tham Pa, de la comuna de Pa U, dijo: “Lucimos nuevas ropas y disfrutamos de ricas comidas en las fiestas del Año Nuevo, y la ocasión es propicia para recordar a nuestros progenitores y pedirles salud, prosperidad y éxitos académicos para los niños”.

Las personas lucen sus trajes más bonitos durante los días festivos. Los hombres usan ropas sencillas, de color índigo o negro, pero las prendas de las mujeres son elaboradas primorosamente, con telas de colores vistosos como azul, rojo, blanco y negro. Los La Hu son grandes aficionados a la música, interpretan canciones y tocan instrumentos, muchos creados por ellos mismos. Ly Phi Gia, presidente del Comité Popular de Pa U, comentó: “Nuestra comuna presta mucha atención a la preservación de la identidad cultural de los La Hu, mediante la organización de actividades artísticas y ensayos de cantos tradicionales. Consultamos a los ancianos y jefes de las aldeas la fecha y la forma de celebrar el año nuevo y apoyamos sus iniciativas”.

Actualmente, los La Hu disfrutan de una convivencia armoniosa con otros grupos étnicos en la zona. Impulsan la aplicación de adelantos científico-técnicos en la producción y las actividades cotidianas para reducir la pobreza y promover el desarrollo económico. Sin embargo, en la vida moderna de hoy, esta comunidad de 10 mil personas sabe mantener muy bien el hermoso legado cultural de sus antepasados.