Alianza internacional contra Estado Islámico, cuestión de viabilidad

(VOVworld) – A dos semanas de su fundación, la alianza internacional contra la organización extremista Estado Islámico en el Oriente Medio ha dado los primeros pasos para aniquilarla de raíz. Además, se ve un número creciente de hasta 54 países participantes en la coalición promovida por Estados Unidos. Hay que preguntarse si esta alianza puede mantener coherencia para cumplir su misión.

El Oriente Medio es una zona con crisis que imposibilitan el restablecimiento de la paz. Mientras la guerra civil en Iraq no termina y el Gobierno iraquí se encuentra debilitado, el Estado Islámico se ha convertido en una amenaza a la seguridad que va más allá de la región. La crueldad y violencia de las fuerzas yihadistas con la decapitación de rehenes, entre estos periodistas, obligan al mundo a emprender acciones urgentes y luchar codo a codo contra este grupo terrorista.

En los esfuerzos por implementar la estrategia general para eliminar de raíz al Estado Islámico se intensifican los bombardeos contra blancos yihadistas no sólo en Iraq sino también en Siria. Washington realizó el 23 de septiembre una serie de ataques aéreos en el territorio sirio en una operación de limpieza antiterrorista. Con la participación de destructores USS Arleigh Burke que llevan misiles de crucero Tomahawk en las aguas del mar Rojo y el buque de guerra USS Philippines Sea al norte del Golfo Pérsico, los bombardeos norteamericanos destruyeron las infraestructuras principales del Estado Islámico. Desde agosto hasta la fecha, Estados Unidos ha realizado cerca de 200 ataques aéreos en Iraq.

Diferentes reacciones internacionales

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John Kerry (d.), junto al ministro de Exteriores de Bahrein, en el aeropuerto
internacional de Yeda. (Foto: Reuters)


Los bombardeos liderados por Estados Unidos en Siria han provocado distintas reacciones en el Oriente Medio y el resto del mundo, desde el apoyo completo hasta el rechazo categórico.

Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Bahréin y Qatar respaldan a Washington en el enfrentamiento a las fuerzas yihadistas. Aunque la mayoría de los proyectiles que alcanzaron los blancos terroristas fueron de la parte norteamericana, la implicación de esos cinco países reviste un importante significado en términos geopolíticos. Esto quiere decir que la guerra contra el Estado Islámico ha cambiado la correlación de fuerza de la zona. Estados Unidos ganó el apoyo de países musulmanes que habían repudiado la intervención militar de Washington en la región. En Europa, Reino Unido es una de las naciones que prestan mayor respaldo a Estados Unidos aunque no ha participado directamente en los ataques aéreos. Entretanto, Bélgica y Holanda se comprometieron a enviar aviones de guerra F-16 para coordinar con otras partes involucradas en los bombardeos contra el Estado Islámico durante una semana. Sin embargo, Turquía, país que comparte una frontera larga con Siria y miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), no confirma su participación en la alianza. Hasta la fecha, Ankara declaró sólo un posible plan de apoyo militar y logístico a los ataques estadounidenses.

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El destructor USS Arleigh Burke con misiles de crucero Tomahawk


Por su parte, Siria no ha mostrado con certeza su criterio. Mientras la oposición respaldó los bombardeos contra las fuerzas yihadistas, funcionarios sirios e iraníes criticaron al Gobierno del presidente norteamericano, Barack Obama por haber excluido a sus países de la coalición. Rusia calificó de “infracción de la ley internacional” los ataques estadounidenses y opinó que todos fracasarán. Según Moscú, cualquier injerencia militar debe basarse en las normativas del derecho internacional. Los bombardeos en Siria necesitan la aprobación del Gobierno de Damasco y la ratificación del Consejo de Seguridad de la ONU, añadió. Entretanto, Líbano, otro aliado de la administración de Bashar Al-Assad mostró un rechazo más categórico.

Guerra nada fácil

Cabe la posibilidad de que la aspiración del presidente Barack Obama de ganar el apoyo internacional contra el Estado Islámico en Iraq y Siria se materialice con la participación confirmada de 54 países. Sin embargo, la cuestión radica en ¿cómo esta alianza mantendrá la coherencia para cumplir su misión?

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La guerra contra el Estado Islámico no es nada fácil.


La guerra contra los yihadistas no es nada fácil. Analistas estiman que la estrategia integral contra la organización extremista define metas específicas pero carece de viabilidad. El conflicto de intereses de las partes involucradas obstaculiza el consenso mientras que pone en riesgo la asistencia para las fuerzas locales. El suministro de armas y capacitación para los efectivos de Kurdistán preocupan a los países alrededor y no se puede asegurar que las fuerzas armadas calificadas de “moderadas” vuelvan a enfrentar a Estados Unidos y Occidente sin contar los recursos financieros que debe aportar cada país integrante. De esta manera la eliminación del Estado Islámico por parte de la alianza internacional continúa siendo un reto de seguridad regional y mundial durante años, con incalculables riesgos latentes.

No obstante la determinación expresada es posible que las medidas encaminadas a lograr un consenso internacional no tengan el resultado esperado y los problemas de seguridad persistan. En la actual situación, lo más importante radica en que los países implicados, en especial los más poderosos deben considerar sus intereses y contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad de todo el mundo.

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