(VOVworld) – La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia este 24 de abril concluyó con los candidatos de dos partidos opositores como los más votados. Según analistas, estos comicios,  al igual que los de Holanda, Alemania e Italia, son de suma importancia, ya que podrán decidir el destino de la integración comunitaria en Europa.

El “fantasma” de la crisis financiera aún obsesiona al viejo continente, con una alta tasa de paro y grandes olas de inmigrantes que han ocasionado inestabilidad para muchos países de la región. Esta realidad disgusta a los electores europeos y les conduce a apoyar a los nuevos partidos populistas. Por eso, las elecciones en Europa de este año han sido comparadas con drásticas pugnas.

Las boletas hablan 

En Francia, aunque se confirmó la victoria del candidato centrista Emmanuel Macron, quien se impuso con el 23,82% del 95,6% de los votos escrutados frente a Marine Le Pen, que obtuvo un 21,58%, nadie se atreve a predecir que la líder del ultraderechista Frente Nacional no podrá superar a su rival en el balotaje, previsto para el próximo 7 de mayo. Según opinan observadores, las posibilidades para estos dos aspirantes son casi iguales.

El balotaje decidirá quien presidirá Francia, Emmanuel Macron, líder del movimiento "En marcha" o Marine Le Pen, del Frente Nacional (Foto: AFP/VNA)

Mientras el exministro de Economía expresa abiertamente su criterio a favor de la Unión Europea y la globalización, Le Pen se compromete a celebrar un referendo sobre la salida de Francia del bloque comunitario (Frexit), de ganar las justas electorales, además de plantear un control estrecho de la inmigración y restaurar “monetaria, económica, legislativa y territorialmente” la soberanía nacional. Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en la segunda economía en importancia de la eurozona y la séptima mundial, con una pequeña diferencia entre los dos ganadores, son señales del surgimiento del populismo en ese país.

Con antelación, en Italia, el fracaso del ex primer ministro Matteo Renzi en el plebiscito sobre una reforma constitucional demostró la disconformidad de los votantes. Lo que hace que esa nación difiera de las otras del bloque es que cuenta con dos partidos opositores importantes, en vez de uno sólo, que rechazan el euro, y un tercero que se acerca cada vez  más a esa tendencia. Italia espera una elección anticipada este año, lo cual abre oportunidades para que los partidos ultraderechistas se incorporen a la escena política nacional. Al ser la tercera economía en importancia de la eurozona y un eslabón trascendental en Europa, una posible caída de este país en la inestabilidad podrá tener efectos muy dañinos en el sector regional.

En tanto, en Holanda, aunque el Partido por la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro Mark Rutte triunfó en los comicios parlamentarios del pasado 15 de marzo, el nuevo gobierno enfrentará desafíos nada pequeños en medio de una división cada vez más profunda de la sociedad. A pesar de mantener su primera posición en las últimas votaciones, esa formación perdió 9 escaños de los 41 actuales. Al contrario, la conquista de 19 bancas en el Parlamento, es decir, 7 más en relación con la actual legislatura, es considerada un éxito inicial del Partido de la Libertad (PVV) de la extrema derecha. Esta situación evidencia que el orden político en Europa ya comenzó a cambiar.

Matteo Renzi optó por dimitir después del fracaso del referendo sobre la reforma de la Constitición de Italia en marzo pasado (Foto: VNA)

Por otra parte, las próximas elecciones en Alemania no prometen sucesos dramáticos ya que la canciller Angela Merkel sigue siendo la figura más poderosa con una tasa de popularidad estable del 60%. Se estima que tiene muchas ventajas para ser reelegida, a pesar de que el partido opositor, que objeta enérgicamente las soluciones de la jefa de gobierno en la crisis migratoria, podrá ganar por primera vez asientos en la Cámara de Representantes.

Futuro de la Unión Europea

Frente a un lento crecimiento económico, un alto índice de desempleo, y los flujos de migrantes que se traducen en problemas sociales y de seguridad…, aumentan el descontento, la desconfianza en la élite política del país y el miedo, lo que se refleja en los votos. El riesgo del populismo está amenazando el viejo continente, donde los pequeños partidos van creciendo, enarbolando consignas dirigidas a las masas, lo cual se puede observar en Austria, los Países Bajos, Italia y Francia.

Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el fracaso de la reforma constitucional en Italia y los resultados de las últimas votaciones en la tierra gala, se habla de una nueva definición, la de “la primavera patriótica”. Todavía es temprano para comentar sobre esa tendencia, pero seguramente, cuando las voces del pueblo no son escuchadas, y sus exigencias tampoco son atendidas, el movimiento populista puede surgir con mucha fuerza, lo que se traduciría en efectos impredecibles en la geopolítica global.