El abril vietnamita

Autor: Hugo Rius, corresponsal de Prensa Latina


Para llegar hasta aquí incontables vidas se sacrificaron y entre ellas las que hicieron posible la victoria final del 30 de abril 1975, de tan enorme repercusión mundial y que para su pueblo y combatientes protagonistas abrió una nueva era de independencia plena, desarrollo y progreso.
 
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La secreta orden final emitida hace 40 años para liberar Saigón en el sur de Vietnam y con ello cristalizar el acariciado sueño de la reunificación nacional se transmitió el 7 de abril de 1975 , con una codificada y significativa firma al pie: “Van abajo”. Su autor era el comandante en jefe del ejército vietnamita, el célebre general Vo Nguyen Giap, el artífice de la victoriosa batalla de Dien Bien Phu en 1954, quien volvía a dar muestra de genialidad militar en un mensaje urgente en el que se leía: “Rápido, más rápido; atrevido, más atrevido, aprovechando cada hora, cada minuto, lanzándose al frente para liberar al sur, decidido a combatir y ganar en todo”.

Así se desencadenó la Operación Ho Chi Minh, la etapa culminante de la ofensiva de primavera desde el norte hasta el sur, que comenzó a perfilarse en febrero y permitió que desde el 4 de marzo al 3 de abril se abrieran paso las fuerzas de liberación.

En ese lapso, una tras otras fueron cayendo en cadena importantes posiciones en poder del ejército títere en las regiones del centro como para abrigar la certeza de llegar más lejos en corto tiempo, deshaciendo el cálculo inicial de una campaña que duraría hasta 1976. La inevitable derrota del régimen en Saigón sustentado por la ocupación injerencista militar de Estados Unidos flotaba en la lúgubre atmósfera de esta última guarida a finales de 1974, según cuenta el corresponsal de la VNA en la época Tran Mai Hanh, en su libro El acta de la guerra 1-2-3-4.75, que acaba de reeditarse.

Dedicado a reconstruir la historia desde el otro lado, relata los días de agonía de la administración títere del presidente, Nguyen Van Thieu y el destino de sus principales figuras.

Entre 21 documentos que incorporó a la nueva edición de su obra destacan cuatro mensajes del presidente Richard Nixon a Van Thieu en enero de 1973, en los cuales intercambia sobre la firma contra su voluntad del Acuerdo de París de esa fecha en los que reconocía como irreversible la victoria de Vietnam.

Un último intento por doblegar a este país indochino un mes antes mediante un masivo bombardeo sobre Hanoi y otras posiciones del norte había fracasado estrepitosamente.

Otras reveladoras piezas de archivos rescatadas consisten en notas del sucesor en la Casa Blanca, Gerald Ford, en las que dice que Estados Unidos debería dejar de apoyar el gobierno de Saigón.

Vale recordar que desde 1964 Estados Unidos en la guerra contra Vietnam desplegó un enorme poderío militar en cientos de miles de efectivos, los más modernos armamentos disponibles que acompañó con una devastadora agresión química y causó la muerte de entre tres millones a cinco millones de vietnamitas, en mayoría civiles.

Cuando aquel 7 de abril de 1975 el general Giap firmaba “Van abajo” en su secreto mensaje, detrás se acumulaba una historia de siglos del pueblo vietnamita de valerosa e ingeniosa resistencia a disímiles invasores extranjeros.

Pero además ya se habían acumulado suficientes fuerzas combativas y recursos logísticos para avanzar sin descanso ni tregua hasta el último rincón del sur del país.

A punto de cumplir 90 años el mayor general Pham Khac Hy, ex vicejefe del Comando Truong Son, en la cordillera del mismo nombre, recuerda la transportación en camiones de tres de los cuerpos de ejército para participar en los combates en Hue, Danang y Tay Nguyen en la etapa decisiva de la fulminante operación.

Durante los días 26, 27 y 28 de abril la ofensiva se había generalizado por toda la franja costera y en diversos puntos se desarrollaban combates encarnizados, cuerpo a cuerpo, casa por casa para romper el presuntuoso “cordón sanitario” alrededor de la capital del sur.

Sin embargo hacía ya mucho tiempo que el Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur se había instalado fuertemente dentro de la ciudad a través de su eficaz red clandestina e infiltrado agentes en las esferas de poder y hasta un piloto en la fuerza aérea que recibió la orden de bombardear el palacio presidencial en la hora del asalto final.

También fueron los días crepusculares del régimen ilustradas por las imágenes que recorrieron el mundo de la evacuación precipitada de la embajada estadounidense y los remanentes de los equipos de asesores militares y de inteligencia, como de la puja de sus protegidos locales para treparse en helicópteros en una ignominiosa fuga.

Por entonces Le Van Phuong, un joven tanquista ya veterano de las batallas de la carretera 9 y Da Nang, recibió la orden de marchar hacia Saigón y fue a quien le tocó derribar el 30 de abril las puertas del palacio que albergó a todos los gobiernos que siguieron a pie juntillas las órdenes del mando estadounidense de ocupación desde 1963.

Las fotos de ese momento y el de izar después la bandera del Frente de Liberación en lo más alto del recinto perduraron como otros símbolos universales más de lo que fue la portentosa epopeya del pueblo de Vietnam bajo la sabia conducción de su Partido Comunista, y su inspirado fundador y de la independencia, el presidente Ho Chi Minh.

Al transcurrir cuatro décadas del gran acontecimiento se ha cumplido el legado de confianza en el futuro del eminente revolucionario, de que pese a los brutales bombardeos de la aviación estadounidense se construirá un país mil veces más hermoso.

Vietnam es uno solo y floreciente, capaz de haber reducido la tasa de pobreza del 59 % al concluir la guerra a menos de un 10 % en el presente, con índices promedios anuales de crecimiento del cinco al seis por ciento, que ha pasado a convertirse en una nación de ingreso medio.

En el sostenido empeño por la construcción nacional y vencer el atraso recoge los palpables frutos de la política de renovación (Doi Moi) trazada por el Partido en su Congreso de 1986 y avanza hacia una sociedad culta, de bienestar, industrializada y moderna que se integra en la región de pertenencia y el mundo.

Para llegar hasta aquí incontables vidas se sacrificaron y entre ellas las que hicieron posible la victoria final del 30 de abril 1975, de tan enorme repercusión mundial y que para su pueblo y combatientes protagonistas abrió una nueva era de independencia plena, desarrollo y progreso.

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