Soldados surcoreanos en un simulacro conjunto con Estados Unidos (Foto: EPA/VNA)

Estas maniobras, que se llaman Vigilant Ace (As Vigilante), durarán hasta el viernes y se argumentan como un acto de naturaleza defensiva por parte de Estados Unidos y Corea del Sur. Sin embargo, Pyongyang siempre las considera como una amenaza a su soberanía.

Factores anormales

Se puede decir que es una repetición de un antiguo guión, con un lanzamiento norcoreano de misiles balísticos como comienzo y luego, los ejercicios conjuntos y las amenazas y advertencias por las dos partes. Sin embargo, los observadores internacionales valoraron la actual como una escalada peligrosa.

Primero, se trata de las mayores maniobras militares conjuntas jamás llevadas a cabo por esos países, con la participación de unos 12.000 soldados y más de 230 aviones de combate, incluidos seis cazas furtivos F-22 que Estados Unidos despliega por primera vez de manera simultánea en la Península. Se prevé también que habrá seis cazas F-35A, decenas de cazas F-15C y F-16, dos bombarderos estratégicos B-1B Lancer y seis aviones EA-18G Growler. Aunque Corea del Norte cuenta con una capacidad militar cada vez más fuerte, su sistema de radar parece penetrable ante estas armas tan modernas, especialmente ante los jets invisibles F-22 y F-35.

Segundo, debido a que Seúl y Washington insistieron en que el simulacro es una acción anual destinada a reforzar “la disponibilidad” de ambos países, la aparición de los poderosos aviones norteamericanos y surcoreanos en una zona extensa preocupa a la comunidad internacional sobre su otro intento. Anteriormente, Estados Unidos también realizó una maniobra junto a las costas de Corea del Norte, con la participación de sus tres portaaviones.

Un “juego” peligroso

Ante la situación candente en la Península Coreana, Rusia y China llamaron a las partes a la calma. Pidieron a Pyongyang detener su programa nuclear y a Washington y Seúl poner fin a sus ejercicios conjuntos. No obstante, estas sugerencias fueron rechazadas. Corea del Norte calificó el simulacro como una provocación, aseguró que Washington está “pidiendo una guerra atómica” y anunció represalias. Mientras, Estados Unidos urgió la evacuación de las familias de sus soldados en Corea del Sur.

Las maniobras conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur a menudo ponen en riesgo la paz en la Península Coreana y tensan las relaciones entre las dos Coreas. Las desastrosas consecuencias que se derivarían de un enfrentamiento militar a gran escala o una guerra nuclear aconsejan a las partes involucradas en el conflicto a un autocontrol serio y el ejercicio de una alta responsabilidad.