(VOVworld) – El presidente de Estados Unidos, Barack Obama realizó recientemente una visita de tres días a la región ártica, marcando los esfuerzos nacionales por el control de esta primitiva zona repleta de recursos naturales, especialmente de petróleo. En el contexto de la ampliación de la influencia de Rusia en el Ártico, este viaje de Obama transmite el mensaje de que Estados Unidos está listo para la competencia.

El cambio climático está acelerando el deshielo y la disminución de los glaciares en el Ártico, lo cual podrá conducir a una tragedia ambiental sin antecedentes en la historia de la Humanidad. Se prevé que en 2030, una gran parte de los glaciares del Ártico se derretirá. Sin embargo, los cambios en esta vasta región abrirían al mismo tiempo inéditas oportunidades para el acceso y la explotación de sus abundantes recursos naturales.

Una férrea competencia entre potencias

Últimamente, Rusia ha aumentado su influencia en el Ártico, construyendo más bases materiales y reforzando su presencia militar. En 2014, el presidente Vladimir Putin decidió destinar más de 4 mil 200 millones de dólares al programa de desarrollo del Ártico durante 5 años. A finales del mes de marzo, Rusia realizó en esta zona un ejercicio militar a gran escala con la participación de 40 mil efectivos, decenas de submarinos y buques de guerra. Más recientemente, el pasado 31 de agosto, el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu afirmó que antes del cierre de 2015, su país aumentará las fuerzas acuarteladas en la zona.

Por su parte, Estados Unidos también acelera la materialización de la nueva estrategia nacional en esta región, impulsando la cooperación con sus aliados en la solución de los problemas relacionados con el medio ambiente, la seguridad y la economía en el Ártico, elevando la capacidad de la búsqueda y rescate de infraestructuras militares y manteniendo el sistema de radares de alerta temprana en el norte.

A parte de Rusia y Estados Unidos, otros estados también desean sumarse a esta carrera. China declaró que tiene intereses estratégicos en el Océano Ártico y ha formado una flota rompehielos. Beijing logró conseguir un puesto de monitor permanente en el Consejo Ártico, un foro de cooperación intergubernamental integrado por 8 países: Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Rusia. En un esfuerzo que refleja su ambición, justamente el día en que Barack Obama está en la región ártica, en el alta mar de Alaska apareció un grupo de 5 barcos de China, entre ellos, una lancha de desembarco, tres buques de guerra y un buque logístico.

¿Quien ganará?

Según estadísticas de las Naciones Unidas, se estima que en el Océano Ártico una cuarta parte de los recursos naturales mundiales no se ha detectado. Mientras el Órgano de Geología de Estados Unidos valoró que en el Ártico se concentra el 30% del gas mundial, el 13% del petróleo y el 10% de hulla y otros recursos, incluso las tierras raras. Esto es lo que motiva la competencia entre los países de dentro y fuera de esta región para llegar a controlar los abundantes recursos, ocultos bajo el agua y las gruesas capas de hielo.

Según estiman expertos, en esta carrera, Rusia está demostrando sus grandes ventajas. La capacidad de Estados Unidos en esta zona aún es limitada al faltar bases materiales necesarias para poder mantener su presencia en el Ártico. La flota de los guardacostas de Estados Unidos dispone de dos buques rompehielos, mientras que Rusia cuenta con unos 40 barcos de este tipo y está construyendo otros 11. Estados Unidos no tiene puerto marítimo en el norte y carece de instrumentos para apoyar las actividades de búsqueda,  rescate y monitoreo del medio ambiente. Tampoco tiene ventajas en geografía y población mientras un 60% de la superficie del Ártico pertenece al territorio ruso y más de 80% de la población de esta zona vive en Rusia. Por tanto, en su viaje de tres días al Ártico, el presidente Barack Obama propuso dedicar un creciente presupuesto para equipar a los Guardacostas del país de una nueva flota rompehielos, para responder a los intereses nacionales, proteger y administrar los recursos naturales, además de reforzar la cooperación internacional y fortalecer las relaciones entre el Estado con las localidades y los grupos étnicos en la zona.

En tanto, China, por la distancia y las actuales dificultades económicas no podrá conseguir fácilmente su ambiciosa meta. La carrera por la soberanía en el vasto, primitivo y rico Ártico apenas comienza y seguramente será más férrea en el futuro.