(VOVworld) - El 26 de febrero próximo se realizará en la República de Kazakstán las negociaciones entre Irán y el Grupo P5+1 integrado por los 5 países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania sobre el programa nuclear de la nación persa. Sin embargo, una semana atrás, ambas partes emitieron declaraciones carentes de señal innovadora alguna respecto a los inminentes diálogos.

En vísperas de las negociaciones, Irán reafirmó su criterio sobre el tema nuclear en medios de comunicación. El líder supremo iraní, Ayatollah Ali Khamenei rechazó que abrigara la intención de desarrollar armas nucleares pero puntualizó que ninguna fuerza puede entorpecer a su país en la generación de energía nuclear y la posición relativa a ese tipo de armamento no depende de la volición de Estados Unidos y el Occidente, sino que se adopta basado en los valores morales y religiosos para concluir en que la fabricación de armas nucleares constituye un crimen contra la humanidad. Por su parte, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de Irán, Alaeddin Boroujerdi reafirmó que Teherán nunca cerrará su central de enriquecimiento de uranio Fordow. Este pronunciamiento se emitió después de que varios medios de comunicación occidentales informaran que el Grupo P5+1 sugería la anulación de sanciones impuestas a Irán en la transacción de oro y otros metales preciosos a cambio del cierre de la instalación Fordow en la próxima ronda de negociaciones Almaty en Kazakstán. No obstante, el portavoz de la cancillería iraní, Ramin Mehmanparast aseguró que los diálogos cosecharán frutos siempre y cuando el P5+1 reconozca el derecho de Teherán a la producción nuclear, considerado como un marco favorecedor de buenos resultados en las negociaciones.

Por su parte, el Grupo P5+1 continúa exigiendo a Irán limitar el enriquecimiento de uranio a menos del 20%, cerca del nivel permitido para fabricar ojivas nucleares, y cerrar la instalación Fordow, donde uranios enriquecidos alcanzan el nivel del 20%. Sólo con que Irán cumpla estas condiciones, el P5+1 considerará el alivio de las sanciones impuestas a sus sectores petrolero y financiero, las cuales dificultan la vida de sus ciudadanos. Los ingresos de Teherán derivados del petróleo se redujeron en 40 mil millones de dólares el año pasado y en el mes de enero de 2013 el rendimiento de explotación se desplomó a un 2,65 millones barriles al día frente a 3,7 millones a finales de 2011, cuando las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea no surtieron efectos. Además, las limitaciones estrictas a la participación de Irán en el sistema bancario internacional depreciaron la moneda nacional, el Rial, en un 45% en comparación con el año 2012.

No hay más que recordar que Irán y el P5+1 realizaron el año pasado 3 rondas de negociaciones y la última, efectuada en junio de 2012 en Rusia, terminó estancada. Hasta el momento, el Occidente duda que Teherán desarrolle bombas atómicas al abrigo de los programas nucleares civiles parapetándose en que su enriquecimiento de uranios se destina sólo a suministrar materiales a los reactores y al servicio de programas científicos y sanitarios, lo que se considera como un derecho justo de todos los países.

Hasta la fecha, las partes involucradas siguen sin aportar propuestas novedosas. Tampoco se emiten señales del acercamiento de Irán al Grupo P5+1 con vista a los próximos diálogos. Esto quiere decir que probablemente se pierda otra oportunidad de cooperación por la paz del mundo.