Diplomacia: solución para el programa nuclear de Corea del Norte

(VOVWORLD) - Las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte relacionadas con el programa nuclear de este último aún no muestran señales de alivio. Contrariamente, se han agravado más en los últimos días. Los dirigentes de ambas partes continúan lanzándose mensajes que demuestran la rigidez de su posición. Sin embargo, se considera que las medidas diplomáticas son la mejor solución ante esta situación.
Diplomacia: solución para el programa nuclear de Corea del Norte - ảnh 1 El lanzamiento de un misil balístico de Corea del Norte (Foto: Yonhap)

Solo en el mes de julio, Pyongyang ha realizado dos ensayos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés), mostrando así un avance significativo en los esfuerzos de perfeccionamiento de su arsenal estratégico y planteando una amenaza inminente para Estados Unidos. De acuerdo con un reciente informe de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), la administración de Kim Jong-un ha logrado encoger lo suficiente una bomba nuclear para insertarla en uno de sus ICBM. Esta declaración también ha sido corroborrada por expertos del gobierno de Japón.

Advertencias de guerra entre los dos países

El pasado 9 de agosto, el presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó una apocalíptica advertencia a Corea del Norte, prometiendo “fuego e ira” en respuesta a su programa de misiles, después de que varios medios estadounidenses indicaran que Pyongyang había logrado miniaturizar con éxito una ojiva nuclear. Horas más tarde, la administración de Kim Jong-un declaró que consideraba la posibilidad de atacar con misiles balísticos de medio alcance Hwasong-12 las inmediaciones de las bases militares estadounidenses de la isla de Guam en el Pacífico. Su amenaza fue muy concreta: “El Ejército de Corea del Norte está estudiando seriamente un plan para ejecutar un ataque envolvente con cuatro misiles Hwasong-12 de rango intermedio contra Guam para enviar una contundente advertencia a Estados Unidos”. Mientras, a finales de la semana pasada, cerca de 3,5 millones de ciudadanos norcoreanos, incluidos estudiantes, obreros y militares jubilados, solicitaron alistarse en las fuerzas armadas nacionales para unirse a la lucha contra Washington.

El 11 de agosto, a través de Twitter, Trump apeló directamente a Pyongyang: “Las soluciones militares están ahora completamente preparadas, cargadas y listas, en caso de que Corea del Norte actúe imprudentemente ¡Esperemos que Kim Jong-un encuentre otro camino!”. En realidad, el Pentágono está preparado para lanzar un ataque preventivo contra las bases de misiles de Corea del Norte, como los lugares de lanzamiento de misiles, polígonos de pruebas e instalaciones auxiliares. El elemento clave de la operación sería un bombardeo efectuado por los aviones estratégicos B-1B desplegados en la base aérea de Andersen, situada en la isla de Guam, en el océano Pacífico. Este plan es una de las dos o tres opciones militares con las que cuenta el presidente Donald Trump para “al menos evitar una escalada de tensiones”, e incluye también el derribo de misiles norcoreanos en las zonas marítimas internacionales, utilizando el sistema antimisiles balísticos de gran altura THAAD en Guam o el de combate Aegis de sus destructores.

En medio de esta situación, Washington y Seúl realizarán el próximo 21 de agosto una maniobra conjunta a gran escala llamada Ulchi-Guardián de la Libertad. Se trata de una acción provocadora dado que Kim Jong-un ve estas actividades como una amenaza de invasión y así de estemodo advirtió de una guerra nuclear en la Península Coreana.

Apoyo a las medidas diplomáticas

A pesar de todo esto, las soluciones militares no son opciones óptimas y factibles debido a las posibles consecuencias. Por un lado, una campaña militar contra Pyongyang costará a Estados Unidos mucho dinero y le obligará a responsabilizarse de la paz y estabilidad en la Península Coreana. Según valoró el general del Cuerpo de Marines y jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército norteamericano, Joseph Dunford, una guerra con Corea del Norte sería “catastrófica”, y conllevaría las “pérdidas más severas de la historia del país”. Él abogó por las presiones diplomáticas y económicas, pero admitió que Washington dispone de medidas militares en caso de que sean necesarias. Por su parte, el secretario de Defensa, James Mattis, y el canciller Rex Tillerson, afirmaron que su nación está dispuesta a negociar con Pyongyang si este demuestra su buena voluntad.

Se puede decir que ambos países conocen claramente las terribles consecuencias en caso de guerra. Para las dos partes, las medidas diplomáticas siguen siendo prioritarias para solucionar sus desacuerdos sobre el programa nuclear de Pyongyang.

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