(VOVworld) – Uno de los acontecimientos internacionales más críticos de 2014 ha sido el surgimiento del autoproclamado Estado Islámico. Durante un corto tiempo, esta organización extremista demostró su crueldad frente al resto del mundo. Pese a los esfuerzos de la Alianza Internacional liderada por Estados Unidos para luchar contra los yihadistas, quedan caminos espinosos por andar en 2015.

Fundada en abril de 2013 bajo la denominación: “Estado Islámico de Iraq y el Levante”, esta organización extremista nació del grupo al-Qaeda en el mismo país del Oriente Medio. A diferencia de otras organizaciones terroristas en Siria, su objetivo principal consiste en crear un califato que abarca los territorios desde Siria hasta Iraq. La conexión ideológica, la aplicación hábil de estrategia y táctica militar y una abundante fuente de recursos financieros contribuyen a la predominancia del Estado Islámico frente a los demás grupos terroristas para convertirse en un factor que desafía al reordenamiento geopolítico en el sitio crítico del mundo y arroja el temor a la comunidad internacional.

Incitación mundial del fuego yihadista  

De un contingente de 10 a 30 mil efectivos, se acrecentó hasta 200 mil, el 10% de ellos extranjeros. Estas fuerzas pueden realizar ataques terroristas en cualquier parte del planeta. Además de ocupar territorios del Oriente Medio, los yihadistas amenazan con la matanza cruel de una serie de rehenes, incluidos civiles y ciudadanos extranjeros para prevenir toda oposición.

Paralelo al terrorismo mental con la publicación de sus actos crueles, el Estado Islámico recluta a miembros de otras organizaciones extremistas y mantiene una participación vinculada a las actividades de al-Qaeda para incitar a una guerra yihadista global.

Primeros esfuerzos en la lucha antiterrorista

Ante el reforzamiento del Estado Islámico y sus acciones inhumanas, la comunidad internacional ha dado sus primeros pasos en respuesta a esta organización extremista. En agosto de 2013, se formó una Alianza Internacional contra los yihadistas bajo el liderazgo de Estados Unidos con la participación de más de 40 países. Más de la mitad de las naciones involucradas han tomado acciones concretas en Iraq y Siria para impedir los avances del Estado Islámico. En especial, los bombardeos de Estados Unidos y aliados contribuyeron a que los yihadistas retrocedieran de numerosas áreas norteñas de Iraq. En Siria, se registraron daños graves de las facilidades de dicha organización. Además, fuentes financieras, de armas y combatientes para el Estado Islámico han sido bloqueadas enérgicamente.

Ardua tarea de eliminar de raíz el Estado Islámico

Sin embargo, no se puede negar que aunque Washington ha concentrado a 40 países bajo la bandera de la Alianza Internacional contra los yihadistas, hasta la fecha, su operación militar no ha reportado frutos relevantes. Los bombardeos aniquilaron sólo algunos blancos de esta organización e impidieron en parte sus avances. Parece que los ataques aéreos provocaron más acciones extremas del Estado Islámico ya que desplegó sus fuerzas para llevar a cabo actividades clandestinas en la comunidad civil para reducir las bajas. Es difícil de explicar la realidad de que aunque los yihadistas accionan con crueldad, reciben el apoyo de numerosas organizaciones e individuos extremistas del resto del mundo, amenazando a los gobiernos de todos los continentes. La mayoría de las organizaciones yihadistas del Oriente Medio, África, Asia del Sur, y el Levante y los individuos extremistas respaldan el Estado Islámico. Este apoyo abierto derivó en el atentado en París el 7 de enero.

Lo más fácil de reconocer es la falta de disposición de superar las diferencias, lo que influye en la insuficiencia de la lucha antiterrorista. Hasta la fecha, Siria e Irán de suma importancia en el Oriente Medio fueron excluidos de la Alianza Internacional contra los yihadistas. Entretanto, a Rusia no le interesa cooperar con Estados Unidos en esta batalla. Cada país tiene su propia razón para no implicarse en la lucha contra el Estado Islámico. En el caso de Rusia, se trata de la crisis ucraniana mientras que para Irán, la cuestión nuclear y para Siria, el Gobierno indeseado. Los últimos acontecimientos evidencian que el terrorismo sigue siendo una tremenda amenaza hasta que la Alianza Internacional logre la solidaridad y los participantes sacrifiquen sus propios beneficios para unir manos en la lucha contra un enemigo común.