Comidas caritativas en Hanói

(VOVWORLD) - ¿Qué se puede comprar en Hanói con 10,000 dongs (casi 0,44 dólares) en el contexto del actual encarecimiento de la vida? Quizás algún bocadillo, pastel o tazón de fideos instantáneos. Pero con esta misma cantidad de dinero, los trabajadores, los estudiantes o los pacientes ingresados en los hospitales con escasos recursos económicos consiguen una comida sabrosa y nutritiva. Esto se hace realidad gracias a la iniciativa de las monjas del Instituto Santa María, quienes crearon un pequeño restaurante de caridad en la calle de Quang Trung, en Hanói con el propósito de ayudar a las personas necesitadas, principalmente las provenientes de otras provincias. 

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El restaurante sencillo ofrece diariamente de 70 a 80 porciones de comidas con el valor de 10,000 dongs y gachas gratis (Foto: Ngoc Minh/VOV5)

“Vine de la provincia central de Thanh Hoa para cuidar de mi esposa con cáncer en el Hospital K. Desde que conozco este restaurante de caridad, salgo para almorzar y cuando vuelvo le llevo gachas de arroz a mi esposa. Me complace tener una buena comida con solo 10,000 dongs, mientras que las gachas son completamente gratuitas. Estoy agradecido por los esfuerzos altruistas de las monjas de aquí”.

Durante los últimos meses, el señor Hoa va al restaurante de las hermanas del Instituto Santa María cada mediodía para comprar la comida y llevar gachas a su esposa que está tratándose el cáncer de hígado en el Hospital K, a un 1,5 kilómetros de este lugar. Si aquí solo paga 10.000 dongs por una porción de comida que incluye huevos fritos, vegetales y algunos trozos de carne de cerdo asada, mientras que su precio en otros restaurantes es 3 veces más alto. Eso, sin duda, significa mucho para personas con escasos recursos económicos como él, ya que cada mes debe gastar varios millones de dongs para los medicamentos de su esposa, sin calcular el coste de la vida cotidiana para ambos en un lugar extraño. 

El señor Hoa solo es uno de los 70 u 80 clientes que diariamente acuden a este restaurante, abierto desde las 10:00 horas a las 11:30 de la mañana. Hay clientes que acuden cada día y otros que se encuentran por primera vez en ese lugar. Sin embargo, todos sienten alentados por la disposición de los que les sirven comidas.

 “Conocí este restaurante por causalidad mientras estaba conduciendo mi moto y vi su letrero de entrada como si fuera una invitación. Las novicias son muy amables y entusiastas”.

“Los alimentos de aquí son muy buenos para los trabajadores humildes como yo. Yo solía saltarme el almuerzo, pero ahora con este apoyo, ya puedo disfrutar de él. Estoy muy feliz”.

El pequeño restaurante de 4 metros de ancho y 8 de profundidad tiene un mobiliario sencillo, pero llama la atención por su letrero de entrada de color verde claro, en el cual se ve este anuncio “10 mil dongs para comidas y gachas gratuitas”. Un gabinete de aluminio y vidrio se coloca justo en la puerta principal, en el cual contienen bandejas de alimentos deliciosos y atractivos. En su parte inferior, hay dos ollas grandes de aluminio, una para el arroz cocinado al vapor y otra para la sopa de vegetales. A primera vista, todo lo que sucede en este local se parece a las actividades cotidianas como en otros restaurantes, ya que el comprador le da el dinero al vendedor, recibe la bandeja de comida y se la lleva para casa. María Hanh quien se encarga de las ventas, se veía muy ocupada. Pero la sonrisa nunca se apaga en su cara. “Nuestro restaurante comenzó a funcionar en enero de 2017 en el área del monasterio. Está abierto durante el mediodía y por la tarde. Inicialmente había pocos clientes, pero ahora va aumentando a la medida de que más personas nos conocen. Estamos muy ocupadas desde las 10 hasta las 11 horas y media. Queremos brindar comidas baratas y limpias a las personas de bajos ingresos para ayudarles a reducir parcialmente la carga de vida”.

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Sonrisas de felicidad de una mujer que recibe comidas caritativas (Foto: Ngoc Minh/VOV5)

Para cumplir con el menú nutritivo y variado del restaurante, las monjas y los voluntarios tienen que trabajar muy temprano. A las 6 horas de la mañana, van al mercado mayorista para comprar las materias primas y luego procesarlas. Los preparativos y la cocina terminan a las 9 horas y media. A las 10, el restaurante se abre al público. Parándose para limpiar el sudor de su frente, Maria Hanh compartió: “Servimos de 70 a 80 porciones de comidas diarias. Las ganancias son reinvertidas en la compra de materias primas para el día siguiente, sin embargo, esta cantidad es insuficiente. Por lo tanto, recibimos el apoyo del Instituto Santa María y las contribuciones de los donantes. Con un poco de esfuerzo, esperamos que este sitio continúe operando más efectivamente para poder ayudar a los más necesitados”.

Junto con las monjas, los voluntarios se han mostrado muy entusiastas al participar en los trabajos de esta cantina caritativa. Son creyentes católicos o estudiantes que desean contribuir a la comunidad. Nguyen Minh Anh, una voluntaria expresó: “Al ver a los pacientes con cáncer en el hospital, siento una gran compasión, así que cuando un amigo me pidió que yo participara en las actividades caritativas del lugar, me inscribí de inmediato. Como todavía tengo que ir a la escuela, solo puedo asistir 3 días a la semana. Este trabajo me hace sentir tan bien y estoy orgullosa de dar mis aportes, aunque pequeños, a esta actividad tan significativa".

Después de las 12 horas, la esposa del señor Hoa se toma un cuenco de sopa de arroz del restaurante de las monjas del Instituto Santa María. Las comidas sencillas preparadas con mucho corazón y amor no solo les llenan el estómago, sino que también contribuyen a la ampliación de los actos caritativos y humanitarios en la sociedad.

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