(VOVworld) – Los Ede tienen una concepción particular sobre la metempsicosis de la vida. Debido a este criterio,  celebran numerosas ceremonias. Los ritos ejecutados tienen como finalidad informar a sus antecesores, espíritus y comunidad sobre la existencia y el desarrollo.

Los Ede no tienen la costumbre de rendir culto a los ancestros. Si una persona muere, durante uno y tres años sus familiares deben celebrar la ceremonia “bỏ mả” (despedida al fallecido).  El profesor Ngo Duc Thinh, miembro del Consejo de Patrimonios Nacionales, informó: “Los Ede consideran que mientras no se efectúa este acto de culto, el alma del difunto todavía se queda en la aldea y en la familia. Por ello, diariamente se le lleva  arroz a su tumba para que coma. En el sepulcro se coloca un tubo de bambú arriba en la superficie del ataúd para que los familiares  lo alimenten y conversen con él.  Se supone que el alma del fallecido aún permanece en la casa y cuando se celebre el rito de despedida, las relaciones entre el muerto y los vivos cesarán eternamente y él se reunirá con sus antepasados.”

Los Ede construyen casas para los fallecidos

Para organizar la fiesta, sus seres queridos deben preparar  arroz, carne, vino y ofrendas e invitan a los parientes y aldeanos. No solo proporcionan alimentos, varios meses antes de efectuar el protocolo de despedida, los miembros de la familia se concentran en tallar estatuas y construir un bonito nicho para el muerto. Por eso, las tumbas Ede tienen techos y paredes de madera o cuernos de búfalos. Los vivos también le reparten bienes materiales.  En el acto de culto se hacen ofrendas, se interpretan músicas, se canta y se baila. El profesor Thinh continuó: “Los vivos distribuyen propiedades al muerto. Las vasijas de vino y cuévanos son  perforados para enviárselas, ya que los Ede consideran que el infierno y la tierra son dos mundos opuestos, por eso ellos deben hacer esto.”

Después de realizar dicha formalidad los vivos se sienten tranquilos por cumplir su deber con el fallecido y éste puede resucitar y empezar su nueva vida. Aunque se vincula con los funerales, la ceremonia de despedida se celebra como una fiesta. Es también una ocasión para demostrar la responsabilidad de la comunidad, la familia y los parientes con el difunto.

Para estos étnicos, la puesta del nombre a un bebé recién nacido también se  realiza con solemnidad. El profesor Thinh reveló que 3 días después de su nacimiento, la familia debe ejecutar este protocolo para que los antecesores testimonien su presencia en el hogar y linaje. “Los Ede piensan que el muerto resucita bajo la forma de una gota de rocío. Por lo tanto, cuando van al trabajo generalmente ellos evitan las hojas en las cuales queda el rocío considerado como alma de los muertos. En el rito de nombramiento hay una solemnidad característica  en la que se pone una hoja con rocío ante el bebé y se cree que los antepasados resurgen en sus descendientes. El oficiante tomará el nombre que convenga en cada caso.”

Este acto de culto se organiza en el espacio familiar sin tocar gongs, batintines ni cantar y bailar. Las ofrendas son una taza de vino, un pollo, una berenjena amarga, una hoja de guayabo silvestre y una taza de bronce. Si es varón se agregan una estaca, un cincel y un cuchillo. El oficiante da de comer al niño  un pedazo de hígado de pollo y emplea la hoja de guayabo empapada de rocío para aplicar sobre su boca para que crezca rápidamente y sea saludable y valiente. Cuando sea mayor se celebrará otro rito para reconocerlo como adulto del villorrio. El profesor Luu Hung, vicedirector del Museo de Etnología, dio a conocer: “Durante su vida los Ede pasan por numerosas solemnidades. Tras cada una su posición y prestigio se elevan más en la sociedad. Junto con esto la cantidad de  ofrendas también crecen, desde un cerdo hasta tres cerdos y un búfalo. Numerosas personas asisten a estas celebraciones, comparten la alegría, prueban ofrecimientos y reconocen al joven en el estrato correspondiente de la comunidad.”

Las formalidades de despedida al muerto y nombramiento son las más importantes en la vida de los Ede. Hoy día, estos étnicos también recuperan paso a paso las festividades del aguadero y del hermanamiento, ya que éstas forman parte indispensable de su cultura.