(VOVworld) – Hoy, 17 de mayo, se realizará la primera reunión del nuevo Gobierno francés encabezado por el primer ministro Jean-Marc Ayrault, quien fue designado después de la investidura del recién electo presidente del país Francois Hollande. Considerado compañero cercano del mandatario en la materialización de sus compromisos, Ayrault se encargará de difíciles tareas tanto internos como externas.
Antes de darse a conocer la composición del nuevo Gabinete francés, Jean-Marc Ayrault y Hollande discutieron durante 4 horas sobre las posiciones ejecutivas dentro del aparato gubernamental. Al prestar juramento en el Palacio Elíseo, el mandatario Hollande mostró respeto hacia la paridad entre hombres y mujeres, ya que de los 34 ministros, 17 son mujeres. Algunos portofolios pasaron a manos de asesores cercanos al primer presidente socialista en 17 años. El jefe de la campaña presidencial, Pierre Moscovici se hará cargo del ministerio de Finanzas, y el expremier Laurent Fabius, de relaciones exteriores. Este será un Gobierno de reforma profunda en respuesta a la aspiración de los galos, afirmó su estrenado jefe Ayrault en declaraciones en la televisión France 2.
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El nuevo Gabinete francés muestra la paridad entre hombres y mujeres
Junto a Hollande durante la campaña presidencial en calidad de un asesor especial, Ayrault compartió enfoques similares en numerosos temas, incluso lo que concierne a la unidad interna, la reconciliación nacional, el mejoramiento de la economía francesa, así como la solución para la crisis regional.
En la arena política desde sus estudios universitarios, Jean-Marc Ayrault se conoce como una persona modesta y aguda. En 1997, se convirtió en el alcalde más joven de Francia al dirigir la ciudad de Saint-Herblain de más de 30 mil habitantes. En 1986, logró por primera vez un asiento en el Parlamento, y en 1989, sirvió como alcalde de la ciudad de Nantes, y desde entonces hasta ahora, se ha mantenido en ese puesto disfrutando de la confianza de su pueblo. Es un reformista cuidadoso (antónimo de “dogmático”) con análisis políticos profundos y capaz de reconocer el balance de poder y buscar negociaciones eficientes.
Los franceses ponen muchas expectativas en la
nueva configuración gubernamental
Las relaciones entre Ayrault y Hollande datan de 1997 cuando este último dirigió el Partido Socialista. Analistas subrayaron que a Ayrault se le considera un sólido puntal del nuevo presidente francés, una persona que comprende claramente el papel del Legislativo como representante del pueblo. Domina bien el alemán y construyo sólidos vínculos con dirigentes alemanes, lo que puede favorecer las relaciones París/Berlín, en un contexto de discrepancias en torno a la solución de la crisis de deudas publicas. El nuevo jefe de gobierno ha dicho que implementara los compromisos de la campaña electoral del presidente, pero la opinión publica estima que el camino de Ayrault no será de alfombra roja.
El presidente Francois Hollande y el primer ministro Jean-Marc Ayrault
Al echar una mirada retrospectiva, en su pasado mandato de 5 años, el presidente saliente Nicolas Sarkozy no cosechó muchos éxitos con el aumento del índice de la deudas pública, los desocupados, la reducción del crecimiento económico y la inestabilidad social. En 2011, el déficit presupuestaria de Francia representó un 5,2 por ciento del Producto Interno Bruto. Mientras tanto, el mandatario electo Francois Hollande trazó un itinerario para salvar a la estancada economía en el en que se comprometió a disminuir un 30 por ciento de los salarios del presidente y demás miembros del Gobierno, elaborar la Carta sobre la moral profesional dedicada al Gabinete, aumentar un 25 por ciento del subsidio para principios del año escolar, adelantar políticas enfiladas a generar empleos a los jóvenes, y luchar contra las desiguales sociales.
Es claro que los futuros desafíos para la nueva configuración gubernamental de Francia no son pocos. Seguramente, no ocurrirá lo magnífico si ese país no crea la unidad y la concordancia, especialmente en el Gabinete. En la actual coyuntura, la opinión pública espera un nuevo viento que generará cambios positivos en la arena política francesa./.