Dang Cat, el retirado médico militar que sigue consagrado a servir al pueblo

(VOVworld) - En esta vida tan acelerada y cargada de continuas preocupaciones, sin embargo,  todavía hay personas que dedican tiempo a los demás que tienen necesidades. Este es el caso del exmédico militar Dang Cát, en el municipio de Tay Ho, Hanoi, quien se ocupa de curar gratuitamente a pacientes pobres. 

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El retirado médico militar Dang Cat

En una vivienda de apenas l0 metros cuadrados, en el callejón 4l6, de la calle Lac Long Quan, en Hanoi, el retirado médico Dang Cát atiende diariamente a decenas de pacientes. Su carácter abierto y franco lo acerca más a quienes van a verlo. Cát dijo que prestó servicio en el ejército durante más de 30 años, en los que pasó por dos resistencias, la antifrancesa y la antiyanqui. Lo enviaron a estudiar la medicina y desde entonces se consagró a esa profesión hasta su jubilación. Durante su ejercicio médico estuvo presente en casi todos los campos de batalla tanto en el Norte como en el Sur para consultar y curar a los combatientes del ejército y compatriotas en aldeas, así como al pueblo de Laos y Cambodia. Esas misiones le dejaron recuerdos imperecederos y cada tratamiento exitoso de paciente le infundió más confianza y energía para buscar nuevos métodos de curación. Cát contó: “El caso que más recuerdo data de l965 y fue el del tendón del calcañar del combatiente Dinh Xuan Bi que se le sercionó y lo uní con éxito. Después él continuó combatiendo en el Noroeste del país. Desde ese momento me entregué a la ciencia”.

Según este galeno, para elevar la eficacia de la curación, hace falta fusionar la medicina oriental y occidental, sobre todo ante  enfermedades difíciles. Tuvo que trazar planes de tratamiento a largo plazo para afecciones como la disentería, la hepatitis, tumores y estrés, entre otras. Con esta percepción no solo descubrió la causa de las enfermedades, sino que encontró el método de curación eficaz. Como resultado de sus investigaciones triunfó en encontrar el tratamiento para gusanos platelmintos mediante la raíz del granado y  para el dolor de cuello, hombro, nuca y columna vertebral, aplicando la semilla de areca. Gracias a estos hallazgos médicos, su fama se fue extendiendo y los vecinos le pedían ayuda cuando sus familiares estaban enfermos y no podían llegar a tiempo al hospital. El señor Do Van Long, su vecino, compañero y paciente dijo con emoción: “En l999 tuve un tumor en la sien izquierda y el médico Cát me atendió durante largo tiempo hasta que me recuperé totalmente. Recibí 200 inyecciones de antibióticos. En 2002 tuve otro tumor en el mentón y otra vez él me curó. Realmente lo admiro y considero como mi bienhechor”.

Jubilado desde l989, durante más de 20 años pasados con uniforme militar y trepado en una vieja bicicleta  Cát llegaba a la casa de cada paciente, desafiando lluvias o sol  sofocante. Numerosas familias querían compensarle con regalos, objetos de valor o dinero en efectivo, pero siempre los rechazó. Incluso se negó a recibir  la ayuda de organizaciones y personas bondadosas para abrir un consultorio, argumentando que “solo ayuda a personas que lo necesitan” sin recibir recompensa ni salario. La señora Le Bích Thinh de más de 70 años de edad en Ha Dong, Hanoi quien frecuentemente se sentía atormentada por el dolor de estómago y extremidades inferiores a consecuencia de un accidente expresó: “Si las medicinas son baratas él no recibe el dinero, si son caras ayuda a los enfermos a comprarlas con facturas. Lo más precioso es que Cát no escatima dificultades y desafía sol y lluvias para tratar a los pacientes con sinceridad. Después de consultar atentamente les redacta recetas con instrucciones sobre qué alimentos deben comer y abstenerse”.

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Lleva una vida sencilla, pero siempre se preocupa por los demás

Como jefe de la medicina militar de policías armadas de la provincia de Lang Son y de la Escuela de Oficiales Fronterizos, Cát fue valorado altamente por los profesionales en la consulta y curación. Ahora, siempre piensa que el hombre es un recurso preciado, si vive, puede hacer todas las cosas. Por ello ayuda de modo imparcial a los necesitados, ya que el tratamiento médico es también propaganda sobre conocimientos para que el pueblo pueda proteger su salud. Él consideró: “La salud es oro, por ello cada persona debe prevenir enfermedades para defenderse. A mi juicio, los pacientes deben dejar de fumar, tomar vino y cerveza, conocer el origen de los alimentos y respetar la ciencia. Siempre atiendo a los  pacientes con toda mi capacidad y mi método consiste en cómo hacer para que el tratamiento sea más favorable, simple y eficaz. Por ello quien confía en mí lo ayudo con todo corazón y sirvo al pueblo en cualquier lugar que me necesite”.
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A los 70 años de edad, aunque su salud se debilita cada día, el exmédico militar Cát siempre está dispuesto a curar a los pacientes que padecen enfermedades graves en lugares lejanos. También investiga diariamente hojas clínicas de enfermos que no pueden llegar al consultorio para instruirles sobre el método de curación eficaz. Dijo que la llegada de los pacientes a su casa para recibir el tratamiento médico significa que ellos aún deposita su confianza en él y su responsabilidad es curarlos con todo corazón y traerles salud. 

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