Destacada mujer en fomento económico familiar en la isla Hon Doc

(VOVworld)- En el islote Hon Doc, comuna Tien Hai, distrito Ha Tien, provincia Kien Giang, la mayoría de los hombres se encargan de la captura de recursos marítimos mediante champanes y la cría de peces en jaulas, mientras las mujeres realizan quehaceres domésticos y atienden a los hijos. Sin embargo, no pocas mujeres en esta comarca se ganan la vida con la pesca y cultivo de peces en plataformas flotantes, labores que requieren salud y perseverancia. Con su trabajo equivalente al de 2 personas y éxitos en la cría, la señora Mai en el villorrio Hon Tre, es admirada por muchos lugareños.

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La señora Le Thi Mai y su esposo en la casa espaciosa construida por
ganancias desde la cría de peces en jaulas


 En la casa confortable de la señora Mai en la aldea Hon Tre, ella prácticamente vive sola porque su hija menor, pocas veces se encuentra en la isla. Ella dedica principalmente el tiempo al cultivo de peces en jaulas y barcazas en el mar. “Me quedo en la plataforma flotante para alimentar a los peces y preparar comidas de los trabajadores contratados. Después de jubilarse, ahora, mi esposo también me ayuda. Compro suficientes alimentos para los jornaleros antes de salir al mar para capturar recursos marítimos. Si se sabe trabajar, la faena no es tan difícil. Si les ayuda con fondo, los pobres podrán realizar la captura. Al principio recibí la ayuda de los vecinos.”

 Mai es de estatura pequeña, la cara llena de arrugas y las manos rústicas. Contó que su vida pasó por numerosos altibajos y dificultades, y muchas veces cayó en situación extremadamente crítica. “En los momentos peores hice enormes esfuerzos, por eso, en Ha Tien todo el mundo me conoce. A veces no tuve ni 2 mil dong para comprar manteca para freír pescado o pagar los gastos de estudio de mis hijos. Al final, ellos no pudieron llegar a la escuela y se quedaron en la casa para ayudarme. Ahora, mis 3 hijos grandes conducen juncos de pesca.”

 Esta mujer no escatimó cualquier trabajo para ganar dinero. Por el día, lanzó redes y su marido realizó el trabajo a destajo para otras personas. Gracias a su honestidad y laboriosidad, y la ayuda de los lugareños, después de un tiempo, su matrimonio acumuló una cantidad de dinero para desarrollar la pesca. Ella contó: “Hace l0 años compramos un barco de l00 millones de dongs y solo tenía unos 5 o 6 millones. Entonces el comprador de mis productos me prestó 40 millones de dongs. Después conseguí otro champán de 600 millones de dongs, en deuda con Nguyen Van Luyen que acopió mis recursos acuáticos, 300 millones de dongs. Ahora, ya le pagué toda la deuda.”

 Al iniciar el oficio Mai no disponía de l0 millones de dongs, pero actualmente cuenta con un establecimiento confortable. Sus propiedades son 4 barcos estimados en más de 2 mil millones de dongs y 7 jaulas de peces calculadas en unos mil millones de dongs. Sus hijos y yerno administran estos 4 juncos que reportan anualmente cientos de millones de dongs de ganancias. Muchas veces al ver sus bienes Mai siente como si estuviera en un sueño. “Hubo veces al estar en la barcaza y ver los barcos en el mar, pregunté a mis hijos: De quién son esos 4 juncos? Ellos me contestaron: Son suyos. En realidad no pude imaginar que algún día los tendría como ahora. Es una suerte para mí.”

 Aunque la cría de peces en plataformas flotantes en el mar es penosa, reporta alto valor económico. Sin embargo, no todas las familias pueden fomentar este modelo económico. A principios de 20l4, Mai experimentó el cultivo en una superficie de agua de más de 500 metros cuadrados, con 5 mil peces bop y mero. En el primer año encontró numerosas dificultades. Debido a las enfermedades y la atención incorrecta, un 50 por ciento de los alevines murieron. Sin embargo, estos peces tenían alto valor económico, por eso, pudo recuperar el capital invertido con el resto. En 20l5, continúa ampliando la cría principalmente del mero. Luong Van Son, su esposo, compartió: “Nos casamos en l976 y ella se quedaba en la casa para lanzar redes. Tras la liberación del país, los medios de captura eran rudimentarios y solo había unas 20 familias establecidas en la isla. En l990 compré un champán de 20 caballos de fuerza y en l992 fui elegido presidente del Comité del Frente de la Patria en la comarca y mi esposa se encargó del desarrollo económico familiar. El trabajo fue penoso y le dije que descansara, pero le gustaba cultivar peces en jaulas en el mar.”

 No solo las mujeres, sino los hombres en la isla Hon Doc admiraban a Mai por su voluntad, salud y laboriosidad. Ella atendía a sus hijos y se ocupaba de los quehaceres para que su marido cumpliera el trabajo social. Hong Ngoc Diep, residente local, dijo: “El jefe de familia es importante y decide todos los trabajos domésticos. Muchos matrimonios quieren criar especies marinas, pero temen a los riesgos o no logran el consenso de su marido o esposa. La señora Mai se muestra muy decidida en hacerlo. Aunque viven separados, sus hijos siempre escuchan las indicaciones de su madre quien se atreve a pensar y hacer.”

 En la cresta de olas y vientos, los seres humanos y plantas deben adaptarse a la condición natural y esforzarse por mejorar su vida. La superación de las dificultades para enriquecerse por parte de una mujer llamada Mai (flor de albaricoquero), es la encarnación de los hombres y naturaleza en la isla Hon Doc.

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