Mujeres de Van Kieu y su brigada de carretas en la frontera

(VOVworld) - Son las mujeres de la etnia Pako, Van Kieu, quienes todos los días transportan mercancías desde la entrada fronteriza internacional de Lao Bao (distrito Lao Bao, provincia Quang Tri) hasta la puerta de Densavan (provincia Savanakhet, Laos) para ganarse la vida. De los primeros 10 carros de remolque que aparecieron de manera espontánea, hasta ahora la brigada ya tiene cerca de 100 vehículos con más de 30 miembros que trabajan muy profesionalmente. Esta labor no solo ayuda a estas mujeres a mejorar su vida sino también, contribuye a garantizar la seguridad en los confines en particular y de la sociedad en general.

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La transportación de mercancías en carretillas es optada por mujeres Van Kieu para ganar la vida o contribuir a la economía familiar

El viento está muy caliente en estos días en la puerta fronteriza internacional de Lao Bao- Densavan, pero pese al duro tiempo, decenas de mujeres están tirando de las mercancías trabajosamente de un lado al otro de la frontera. Cuando llega una mercadería, enseguida la suben en los carros con habilidad.

Acompañando a la señora Vo Thi Thuy, Presidenta de la Asociación de Mujeres del distrito Lao Bao, hemos tenido un encuentro con la señora Nguyen Thi Thuong, Presidenta de la misma Asociación en la aldea Ka Tang, también fundadora de la brigada de remolques integrada por mujeres. Su casa tiene tres plantas muy bien amuebladas con equipos modernos. Ella expresa con alegría: todo es gracias al trabajo de remolcar carros. Al compartir sobre cómo acabó trabajando en eso, cuenta que en los años 2003-2004, cuando las tareas en el campo no les daban lo suficiente, justamente los negocios en la frontera empezaron a desarrollarse, y ella junto a una cuñada fueron contratadas para transportar artículos por la puerta fronteriza y así ganar más dinero. Con cada viaje le pagaban de 10.000 a 15.000 dongs. Cada día hacía 10 viajes y ganaba en total más de 50.000 dongs. A fin de reducir el volumen de trabajo y aumentar el rendimiento, las dos armaron un carro, y gracias a él, podían trasladar más carga sin gastar mucho esfuerzo. Esa iniciativa resultó que empezaron a ingresar 5-6 veces más que, antes al llevar unos diez mil kilogramos de mercaderías. “Aprendí como hacer un carro de remolque pero solo de madera. Hicimos dos al principio, luego fuimos haciendo 4, y de a poco hasta 10, cada una a cargo de 5. Al ver que muchas mujeres apenas tenían una cesta colgante, las llamamos a colaborar”.

Con 10 remolques, ellas dos invitaron a decenas de mujeres a transportar artículos, lo que les proporciona un saldo de 250.000 a 300.000 dongs. Dada la acelerada mejoría económica, otras mujeres de la aldea también invirtieron en armar su propio remolque. A merced de la ayuda del gobierno local, en 2005 la brigada de auto control fue creada. Hasta el momento posee cerca de 100 vehículos con más de 80 socias. Gracias a la iniciativa, el porcentaje de familias pobres de la localidad ha ido disminuyendo de más del 50% al 5%. Una miembro del grupo, la señora Ho Thi Nu, manifiesta que la calidad de vida de su familia ha mejorado notablemente gracias a este trabajo.“Hoy en día estamos mucho mejor, tenemos arroz para comer, dinero para hacer las compras. Antes vendíamos un manojo de leña apenas a 5.000 dongs, poniendo mucho esfuerzo en conseguirlo. Ahora hacemos de 3 a 4 viajes de transportación al día o a veces de uno a dos viajes, cada uno de 300.000 dong.”

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Miembros de la brigada intercambian sobre el trabajo y la familia

Igual que Ho Thi Nu, muchas mujeres han comprado televisores, motocicletas y acumulado ahorros, mientras que antes solo vivían en casas de barro. Sus hijos ahora pueden ir a la escuela, cada día estudian más, logran buenas notas y muchos han sido seleccionados en colegios de formación vocacional y universidades. Lo más importante es que, gracias al éxito en obtener más ingresos para la familia, el rol de estas mujeres también se ha elevado más. La Presidenta de la Asociación de Mujeres del distrito Lao Bao, dice: “De antaño las mujeres aquí eran mucho más tímidas, no participaban mucho en actividades comunitarias o en comunicaciones sociales. No obstante, desde su integración a la brigada, se han hecho más sociables. Quién las encuentre por primera vez quedará sorprendido, ya que tienen de dos a tres teléfonos para comunicarse con clientes tanto en Vietnam, como en Laos.”

Asimismo estas “flores transportadoras” están muy alertas a posibles delitos, a fin de denunciar a violadores de la ley e informar de casos sospechosos al gobierno local. Son ellas importantes escalones de la lucha contra fraudes comerciales y contribuyentes de la seguridad social y fronteriza. La señora Thuong expresa: “ Quién se integre a nuestra brigada deberá cumplir con las normas y reglas del grupo. Primero, está prohibido trasladar a personas por la frontera de manera ilegal; Segundo, no se debe transportar mercancías clandestinas prohibidas por el gobierno; tercero, se debe esforzar para superar la pobreza. Nos alegra que todas hayan cumplido bien estos reglamentos.”

Aparte de ganarse la vida, desde 2008 hasta ahora, la brigada ha realizado con entusiasmo la campaña de “Envase de arroz de ahorros” convocada por la Asociación de Mujeres de la aldea Ka Tang, como apoyo a la Movilización de estudiar y seguir el ejemplo moral del Presidente Ho Chi Minh. Con cada comida las familias en Ka Tang ahorran un puñado de arroz, así sucesivamente a finales del mes, esta cantidad de arroz se junta para repartir entre los más pobres. Es más, estas mujeres también se ofrecen a brindar apoyo a muchos bebés recién nacidos. Cada mes asignan 20.000 dong de su ingreso para el fondo común. Este dinero se utiliza para ayudar a las familias pobres o en casos de enfermedades o muertes, también para comprar cuadernos y libros para escolares que tengan buena puntuación en los estudios. Al contarnos de estas asistencias, Ho Thi Hanh se emociona: “Luego de que mi casa se hubiera quemado, ellas me regalaron lo que tenían, desde ollas, vajilla, hasta dinero y arroz. La Asociación de Mujeres también me brindaron ayuda económica, también compartieron conmigo un carro para transportar.”

La despedida de las mujeres de la brigada de remolques de la aldea Ka Tang nos admira. Pese al trabajo aún duro y al sudor que les cae, han logrado hacer muchas cosas significantes. El hecho de tirar de los carros ha dejado de ser solo un empleo que da ingreso, es a la vez, un lugar donde se intercambian, se consuelan y se ayudan para mantener la familia feliz. Más que nada, conjuntamente contribuyen a asegurar la paz en la frontera./.

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