Centrifugadoras en la instalación nuclear de Natanz, Irán. (Foto: AFP/VNA)

Estados Unidos y sus aliados occidentales dijeron que esta es una nueva y más grave escalada en el programa de desarrollo nuclear del país persa y que Teherán no puede justificarse con fines civiles.

La declaración se produjo dos días después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) publicó un informe afirmando que Irán “ha aumentado su producción de uranio enriquecido, tras un periodo de producción reducida desde mediados de 2023. El nivel de enriquecimiento del 60 % es inferior al del 90 % necesario para fabricar armas nucleares, pero es mucho más alto que el límite del 3,67 % al que esa República se comprometió en el acuerdo firmado con el Grupo P5+1 (incluidos cinco países del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Rusia y China más Alemania) en 2015.

El 27 de diciembre, el director general de la Agencia de Energía Atómica de Irán, Mohammad Eslami afirmó que su país no está "haciendo nada nuevo y sólo implementando actividades de acuerdo con la normativa”. Anteriormente, Teherán siempre había negado todas las acusaciones de que ese país busque producir armas nucleares, y al mismo tiempo afirmó que sus actividades nucleares tienen únicamente fines pacíficos.

Teherán insiste en buscar siempre medidas diplomáticas a través de negociaciones y seguir cumpliendo con las disposiciones del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC).