(VOVworld) - Surgida en un contexto de lucha por sobrevivir y frente a la naturaleza muchas veces devastadora, la represión del régimen gobernante y los enemigos invasores, el culto a la Diosa Madre una tradición vietnamita de larga historia, se ha adaptado a los cambios de la sociedad. Por tales motivos, durante mil años se ha familiarizado en gran medida con los trabajadores, al tiempo que se reafirma consistentemente en la vida espiritual de la población general.
En tanto que agricultores de arroz en un clima tropical monzónico, para vivir los vietnamitas dependen estrechamente de la naturaleza, por lo que honran los espíritus de la Tierra, el Agua, el Arroz, y según el concepto de los elementos Yin-Yang, que simbolizan a la Madre. Además, otros fenómenos cosmológicos y naturales también se asocian al carácter femenino que refleja la fecundidad y la creatividad, de este modo, y con cierta influencia del Taoísmo, el culto a la Madre de Vietnam honra la imagen de la Diosa Madre a merced de su poder reproductivo y protector del ser humano.
Un altar del culto a la Diosa Madre
Según el Director del Centro de Investigación y Conservación de la Cultura y los Cultos de Vietnam, Profesor Asociado Ngo Duc Thinh, desde los viejos tiempos los vietnamitas ya consideraban a la naturaleza como su madre, quién estaba siempre presente para proteger a sus hijos y a quién éstos acudían en busca de ayuda en momentos difíciles de la vida. Por eso mismo, una característica propia de esta creencia es el concepto sobre la vida actual. “Este culto afirma la honra a la madre de los vietnamitas, el cual resta importancia a la vida después de la muerte a diferencia de presente representado en los tres deseos fundamentales: Felicidad, Fortuna y Longevidad. Es decir, el concepto vital consiste en que el ser humano ha de tener buena salud, prosperidad y felicidad”, reveló Thinh.
Por su parte, Nguyen Tien Dung, investigador del mismo Centro afirma: “La tradición vietnamita rinde homenaje y respeto a la Diosa Madre, que representa a la madre, la femineidad, la protección, la atención y el cuidado, cuyo símbolo proviene de la Diosa Madre Lieu Hanh. Asimismo es tan cercana que también es introducida en nanas, cantos y prosas populares para enaltecer tanto a las madres como a los héroes nacionales”.
Otra característica cultural muy humana de estas prácticas es la muestra del patriotismo, la costumbre de conmemorar a los antepasados y el homenaje por los héroes de la patria, mediante los personajes colocados en los altares que pertenecían a diferentes clases de la antigua Corte. El sistema de honra de la Diosa Madre está constituido por 60 Dioses, de los cuales el Supremo es el jerarca Rey del Cielo, luego los inferiores son en orden la Diosa Madre-cortesanos-soldados, cortesanos, Señor Hoang, la Tía, el Tío-los 5 Tigres, y el más bajo “Lot”. Según las leyendas, el Señor Hoang de primera categoría era un general del Rey Le Loi, el primer rey de la dinastía Le. El Señor Hoang de segunda categoría en la provincia de Thanh Hoa se asociaba al cortesano Trieu Tuong, quién ayudó al pueblo a explorar nuevos terrenos. El Señor Hoang Bo de tercera categoría en la provincia de Ha Nam fue quien asistió al Rey por entonces en la lucha contra los enemigos invasores, el Señor Hoang Muoi en la provincia de Nghe An se asociaba al capitán Nguyen Xi, también bajo el mandato del Rey Le Loi. Ngo Duc Thinh dice: “A través de estas prácticas, se ve claramente reflejada la tradición de conmemorar a los antecesores y los héroes nacionales. Así es como el patriotismo se permea en la religión, es decir, este mismo culto enaltece el patriotismo vietnamita a nivel espiritual”.
Hau bong - un ritual del culto
Los valores culturales y artísticos se muestran en los rituales “chau van”, también denominados “hau bong”, a través de cantos y danza que transmiten mensajes sobre la solidaridad y la actitud comunitaria. La persona que actúa y encarna distintos “gia chau” (comprendidos como personajes - dioses), cada uno de ellos tiene estilo, carácter y manera de comunicarse propio. Por ejemplo, a veces se actúa como un alto cortesano con todo su majestuosidad, otras veces ya como una agradable muchacha bailarina. Hasta el presente se registran unos 36 “gia chau”, pero muy pocas personas pueden encarnar en las actuaciones los 36, sino entre 15 y 25 personajes. El Profesor Asociado Ngo Duc Thinh agrega: “Esta creencia refleja la armonía en la cultura popular, no sólo representa la cara cultural vietnamita sino también la de las otras etnias, ya que los Viet también los honran. Es sin duda la interculturalidad que influye en el estilo de vestir, las costumbres o los cantes populares”.
El culto de la Diosa Madre nació en la cuna de la cultura vietnamita, cuya existencia con sus peculiaridades y atractivos ya lleva miles de años en la vida espiritual del pueblo. Consigue la armonía entre los elementos espiritual y artístico a través de los cantes, brindando confianza e inspiración a quién lo practica. Después de muchos altibajos a lo largo de la historia, siempre acompaña otras religiones y creencias y también la vida espiritual de los trabajadores.