El gallo en la vida cultural y espiritual de los vietnamitas

(VOVworld) – La imagen del gallo está vinculada con numerosas leyendas en Vietnam. Según la creencia popular, el signo de este animal promete novedades y un año venturoso en muchos aspectos.

Investigaciones arqueológicas demuestran que el gallo es una huella de la civilización y cultura agrícola en Vietnam. Su figura y la de otras aves aparecen ampliamente en el tambor de bronce de Dong Son, que data de hace más de dos mil años. La imagen de la referida especie también se encuentra en templos, pagodas y santuarios. También aparece desde hace siglos en la famosa línea de pintura popular de Dong Ho, o en juguetes populares, como el silbato con forma de gallo creado por los Dao, una minoría étnica asentada en regiones montañosas del norte y centro de Vietnam.

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Pintura popular de Dong Ho

Desde tiempos remotos, los vietnamitas suelen sacrificar un gallo para incluirlo en la bandeja de ofrendas de la Nochevieja, con el deseo de invocar la luz del Sol y todo lo que se considera bueno en ese instante de mayor oscuridad del año para ellos, ya que este animal, según su filosofía, es un puente entre el mundo terrenal y el espiritual. El gallo está vinculado a la veneración de los campesinos a la Deidad del Sol, y muy pronto se convirtió en su objeto de culto. Esta tradición se mantiene hasta hoy día y cobra fuerza cada vez que llega una nueva primavera. Los más fuertes y hermosos suelen ser seleccionados para rendir tributo a los antepasados. Muchos escogen para la ocasión el Dong Tao, una de las variedades más valiosas, para colocarlo hervido en el altar familiar el último día del año viejo lunar. Al respecto, el anciano Nguyen Xuan Vet, de la aldea de Dong Tao, del distrito de Khoai Chau, en la norteña provincia de Hung Yen, dijo: “Según una creencia ancestral, el gallo Dong Tao es capaz de despertar al Sol, devolviendo la luz solar a este mundo anteriormente inmerso en la oscuridad. La gente lo venera y lo ofrece a los seres divinos en la última noche antes del cambio del calendario. Anteriormente se incluía en los tributos especiales que se rendían a los reyes, y hoy día sigue siendo una ofrenda de gran valor”.

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Pintura popular de Kim Hoang

El gallo de nueve espolones era uno de las tres dotes que en la milenaria leyenda de Son Tinh y Thuy Tinh, el rey Hung pidió a su futuro yerno junto al elefante de nueve marfiles y el caballo de la misma cantidad de crines. Se pensaba que ese género aviar solo existía en los cuentos populares transmitidos oralmente, pero para sorpresa de muchos, se puede conseguir en la actualidad. Esto se debe a que de una variedad natural encontrada por casualidad en el bosque primitivo de Xuan Son, en la norteña provincia de Phu Tho, una empresa logró reproducirla y ponerla a la venta en el mercado nacional. Para este Año Nuevo Lunar, el gallo de nueve espolones devino un producto muy codiciado, aun cuando su precio (3 millones de dongs) fue 10 veces mayor que el de uno de raza normal. Nguyen Nhu So, propietario de este criadero, comentó: “Este animal se utiliza para rendir homenaje a los difuntos o en celebraciones como el Tet. Puede ser un regalo especial de los jóvenes a sus futuros suegros, tal como reza la tradición”.

Mientras, el gallo tiene una posición de igual importancia en la vida cultural y espiritual de varias minorías étnicas en Vietnam. Los Tay y Nung creen que en la Nochevieja, si el primer quiquiriquí en la aldea es de sus crías, se beneficiarán de mucha suerte y dicha en el año Nuevo Lunar. También, para estos grupos aborígenes, un gallo castrado es un obsequio de gran valor que sus yernos pueden darles en esa ocasión. Por otra parte, una pareja de gallo y gallina resulta ser una ofrenda indispensable que un hombre debe llevar a la casa de su amada cuando va a pedir su mano.

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El gallo entre ofrendas a los antepasados en el altar de una familia durante la celebración del Tet

Si los Mong consideran el gallo como el puente de enlace entre su mundo y el de los espíritus, para los Co Tu, este animal simboliza la vida por su vínculo con la luz y los rayos del sol. De esta creencia, el gallo castrado deviene una ofrenda imprescindible en los acontecimientos importantes de la comunidad, tales como la conmemoración de la fundación de la aldea, la celebración de la nueva casa, un nuevo cultivo y la cosecha, entre otros.

Para muchas familias vietnamitas, preparar un buen pollo para ofrendar a los santos y antepasados en la Nochevieja, así como comprar pinturas o recibir regalos con la figura del gallo, son costumbres arraigadas de la nación al celebrarse el cambio de calendario, especialmente en el año lunar bajo su signo. Estos objetos reflejan los deseos del pueblo vietnamita por una nueva etapa de mucha salud, suerte, prosperidad y avance en el aspecto profesional.  

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