(VOVworld) – La preservación de patrimonios vinculada al fomento turístico sostenible es una pauta de envergadura estratégica no solo en Vietnam, sino en numerosos países. Con el carácter particular del sector turístico, la defensa de los mismos se hace más importante que nunca, en especial para los barrios antiguos de Hoi An, uno de los puntos luminosos de la industria sin humo en la actualidad. El Día de Patrimonios culturales vietnamitas del presente año, 23 de noviembre, se centró en el tema “Cultura, Turismo y Patrimonios verdes, encuentro entre el hombre y la naturaleza”.

A principios de los años 90 del siglo pasado, Hoi An fue un casco antiguo con numerosos pobres. Muchas de las mil casas antiguas y más de 200 casas comunales, pagodas y templos estaban deteriorándose y podían derrumbarse en cualquier momento. La situación general fue que en esas viejas  construcciones vivían 4 o 5 generaciones de una familia cuyas actividades resultaban muy difíciles, ya que en el verano hacía calor y en la estación lluviosa, la vida era peor aún debido a las inundaciones. Los habitantes enviaron centenares de peticiones a la administración de la cabecera para poder reparar sus viviendas. El entonces presidente del Comité Popular de Hoi An, Nguyen Su, firmó un documento considerado después por él mismo como un hecho irresponsable. Por suerte, nadie fue víctima de derrumbamientos de viviendas. Su explicó: “Escribí lo siguiente en sus solicitudes: Se permite reparar casas conforme con su arquitectura original. En calidad de presidente, esta oración fue consecuente, pero en el ángulo del hombre, esto fue irresponsable, ya que el dinero dedicado a la reparación de una casa antigua fue 5 veces más que el destinado a la construcción de una nueva vivienda y el pueblo no pudo acometerla”.

 Debido a la presión de la vida, desafiando la prohibición de la administración, numerosas familias destruyeron sus casas antiguas y construyeron nuevas viviendas, lo cual hizo que Nguyen Su tuviera que emitir una orden de obligarles a desmantelar. Ante esa situación, el dirigente local se dio cuenta de que no podía continuar hundiéndose en un círculo vicioso, porque esto no solo hizo perder los patrimonios, sino la confianza del pueblo. Para armonizar la preservación y el desarrollo, el Comité Popular de la cabecera de Hoi An determinó que la primera prioridad consistiría en dejar al pueblo beneficiarse de herencias y la segunda fue ayudarle con dinero para reparar sus viviendas, según la arquitectura original. Junto con esto, el proyecto de atraer a los visitantes y promover el comercio de productos para los excursionistas  no solo ayudó a los lugareños a cambiar su vida, sino sus conocimientos. “Al principio, los ingresos fueron modestos, pero después los autóctonos se  enriquecieron y comprendieron los grandes valores legados por sus antepasados. Esto no solo fue un motivo de orgullo, sino que trajo beneficios positivos y ellos mismos los protegieron”.

 Los materiales para la restauración de las casas antiguas en Hoi An fueron principalmente tejas yin y yang, y maderas duras muy caras. La cabecera aplicó una política de ayuda del 35% al 75%, incluso al l00% del presupuesto de la reparación de construcciones viejas, dependiendo de su estado de deterioro y posición. Thai Te Buu en la esquina l26/2 de la calle de Tran Phu, dio a conocer que la cabecera financió un 75 por ciento de la reparación de su residencia antigua de cerca de 300 años y los especialistas vietnamitas y japoneses  exploraron las condiciones y actuaron como consultores para este trabajo. “Mi vivienda recibió el mayor financiamiento del Estado porque fue calificada de reliquia especial de unos 300 años. Me siento muy satisfecho. Con esta asistencia pude restaurarla conforme a su modelo original”.

Thai Te Buu reveló que antes para sostener a su familia tuvo que cargar y vender mercancías en las calles. Ahora, cuando el turismo se desarrolla, solo una sastrería de 50 metros cuadrados de una hija ayuda a su hogar a disfrutar de una vida cómoda  y remozar lo legado por los ancestros. Las políticas de exención de impuesto inicial y ayuda al pueblo en el comercio han transformado la vida de numerosas familias en el casco antiguo. Pham Van Khoa, dueño de la tienda de linternas en la casa l22 de la calle de Tran Phu, contó: “En el período subvencional mi familia encontró numerosas dificultades y tuvo que  realizar distintos trabajos. Después con la llegada de los viajeros nuestra vida ha mejorado gradualmente. Ahora, nos ganamos la vida mediante la venta de faroles con un ingreso estable. Estamos muy complacidos por este oficio  que no es duro”.

 Para que los hogares en los callejones obtuvieran ingresos, la administración de Hoi An aplicó un mecanismo preferencial, ayudándoles a realizar negocios en el mercado nocturno de Nguyen Hoang, desde las cinco hasta las 10 de la noche diariamente. Le Thi Thong, pobladora local dijo: “Mi casa está en la zona de An Hoi y no tenemos tienda para comerciar, la ciudad nos proporcionó un quiosco para vender y propagar sobre la aldea de oficio. En los primeros dos años no tuvimos que pagar impuesto. La ciudad también ayudó con un 50 por ciento de interés a los centros de producción que tenían la necesidad de desarrollarse, así como a la enseñanza de oficios. Gracias a esto nuestro trabajo es menos penoso y nuestra vida ha mejorado mucho. Pudimos construir vivienda y  comprar los equipos deseados.”

 Desde el momento en que estaban aturdidos por los patrimonios, hasta el presente la vida de los pobladores de Hoi An ha cambiado mucho gracias a las herencias. Esto hace que ellos consideren, preserven e incorporen  nuevos valores a las propiedades legadas por sus ancestros.