(VOVworld) - El Tet (Fiesta Tradicional del Año Nuevo Lunar) es la celebración más importante de los vietnamitas. Los habitantes de este país indochino consideran que cuando llega el Tet todo lo relacionado con la vida debe ser nuevo. Por eso, las familias consideran mucho la costumbre “Tong cuu Nghenh tan” es decir, despedir lo viejo y recibir lo nuevo.
En el Tet los vietnamitas decoran la casa para saludar la nueva primavera
El lapso final entre el año viejo y el nuevo es muy sagrado. Según la tradición, los vietnamitas están dispuestos a dejar pasar lo malo, las discrepancias y riñas del año viejo para dirigirse al inicio brillante del año nuevo. Estas costumbres se formaron desde hace mucho tiempo y se ligan a un comportamiento humano, quizás solo existente en este país indochino. El historiador Duong Trung Quoc explicó este hábito: “Tet significa inicio, por eso, la noche del 30 de diciembre se llama “dem tru tich”, noche en víspera del año nuevo o de tránsito del día anterior al siguiente. También es el traspaso del cielo, la tierra las Deidades y de cada persona que siente un cambio en sí misma. Los seres humanos tienen otra edad y memoria para dirigirse al futuro. La gente piensa que este instante parece una predicción del futuro”.
Medio mes antes de la fiesta tradicional, los miembros de cada familia empezaron a limpiar su casa, arreglar muebles, pintar ventanas viejas y pulir utensilios domésticos. Los sureños llaman esta costumbre “Tong cuu Nghinh tan” con la misma significación de expulsar lo malo del año viejo y saludar lo nuevo. Nguyen Hung Long, profesor jubilado de Hanoi, consideró: “Vietnam conserva una buena costumbre en los últimos días del año viejo que es la de “Tong cuu Nghenh tan”. Pienso que esta práctica se originó de la reflexión y deseo de los vietnamitas de que a finales del año todo el mundo anhela que lo malo, triste y desgraciado del año viejo, pase o quede atrás. La llegada del año nuevo es para saludar lo bueno, hermoso y mejor de la familia. Este es el significado de la costumbre “Tong cuu Nghenh tan”.No solo se necesita la limpieza y el buen orden, cada casa debe ser más bonita que los días normales, ya que cualquier persona quiere que su residencia se torne más nueva en ocasión de la gran fiesta. La decoración de la vivienda es para acoger un nuevo año lleno de alegría y suerte.
Junto con el arreglo de la casa, casi todas las familias hacen las “compras del Tet”, es decir, conseguir nuevos muebles. Nguyen Thi Nga en el primer distrito de Ciudad Ho Chi Minh, dio a conocer: “Anualmente en vísperas de la Fiesta del Año Nuevo Lunar adorno la casa y compro plantas ornamentales. En el Norte generalmente se compra la flor de melocotón, pero en el Sur exhibimos la ochna integérrima amarilla (árbol parecido al albaricoque). También preparo regalos para mis allegados, así como frutas, ofrendas de fin de año y alimentos para la reunión familiar. Las compras del Tet son para la preparación de las comidas de los tres días feriados”.
Decorar el altar y preparar las manjares tradicionales son costumbres de los
vietnamitas durante los tres días feriados
En vísperas de la mayor celebración del año, generalmente los hombres se encargan de la decoración del altar de los antepasados, mientras las mujeres están ocupadas en la cocción de manjares. La comida bien preparada del 30 de diciembre demuestra la gratitud de los hijos y nietos a sus antecesores, que edificaron la obra para que ellos disfruten hoy día de la vida cómoda. El doctor Dinh Phuong Duy, investigador de cultura popular, estimó: “El mayor significado del acto de culto de fin de año es presentar a los antepasados los resultados de un año de trabajo. Después, los descendientes prueban ofrendas dadas por sus antepasados. Por lo tanto, la costumbre de rendir culto a los ancestros conservado por los vietnamitas es para educar a los hijos y nietos sobre su origen, ya que gracias a sus antepasados, abuelos y padres, ellos pueden gozar hoy de una vida feliz”.
La tarde del 30 de diciembre es el momento más alegre con la reunión familiar alrededor de la comida con regocijo, tristeza, preocupación y penalidad de un año de trabajo. En el aroma de inciensos y frío ligero de la tierra y cielo al llegar la primavera, al lado de la bandeja de manjares tradicionales, los hijos y nietos informan con respeto a sus antecesores los trabajos cumplidos. Los abuelos y padres tampoco olvidan recordar a sus descendientes sobre las labores para el nuevo año. Lo triste y desagradable queda atrás y se espera un año nuevo con suerte y todo lo mejor.