Alta tensión en la península coreana

(VOVworld) – La situación en la península coreana se agrava después de que Corea del Norte lograra lanzar otro misil balístico desde un submarino, el cual cayó en la zona de identificación de defensa aérea de Japón. Se trata de la tercera prueba de cohetes de Pyongyang desde principios de 2016, en respuesta a las acciones provocadoras de Estados Unidos y sus aliados de la región, considerándolas como una amenaza a la seguridad nacional. El ensayo exitoso de la República Popular Democrática de Corea fue calificado de “preocupante” por la comunidad internacional en medio de los criterios contundentes que emiten las partes involucradas. 

El 24 de agosto, Corea del Norte lanzó un misil balístico estratégico desde un submarino. La prueba se calificó de “exitosa” porque el cohete voló hasta 500 kilómetros hacia el noreste y cayó por primera vez a 80 kilómetros de la zona de identificación de defensa aérea de Japón. Fue el tercer ensayo de proyectiles de Pyongyang desde principios de 2016. El primero, el 23 de abril, con un cohete lanzado por un submarino a la altura de su costa oriental, fracasó porque explotó después de viajar apenas 30 kilómetros. El segundo tiro de prueba, realizado el 9 de julio, fue con un misil que estalló a la altura de 10 kilómetros, luego de un recorrido de varios kilómetros.

Según expertos, el último ensayo de Corea del Norte evidencia sus avances con dos o tres años de antelación en el desarrollo de un misil intercontinental (ICBM) capaz de alcanzar el continente americano.

Advertencias contundentes y respuestas categóricas

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El máximo líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un chequea el lanzamiento de misil desde un submarino (Foto: Reuters/TTXVN)


El lanzamiento del cohete de la República Popular Democrática de Corea coincidió con la Reunión de Cancilleres de Japón, China y Corea del Sur en Tokio el 24 de agosto último. Este encuentro tripartito, el primero entre esos países desde marzo de 2015, contó con la implementación de las medidas internacionales frente al programa nuclear de Pyongyang. El 22 de agosto, Corea del Norte refutó enérgicamente los ejercicios conjuntos Estados Unidos-Corea del Sur, titulados “Protector de Libertad Ulchi”, con la participación de unos 75 mil efectivos.

La respuesta norcoreana se presentó como “la más fuerte” hasta la fecha porque eran las maniobras de mayor calibre en la última década. Estados Unidos movilizó una flota de bombarderos B-1B Lancer, junto a 300 especialistas en el mantenimiento de los aparatos. Desplegó también el sistema antimisiles THAAD en la isla surcoreana de Seongju. En tanto, Pyongyang afirmó su capacidad de responder con ataques nucleares preventivos contra las fuerzas armadas de Seúl y Washington. Su máximo mandatario, Kim Jong-un, exhortó incluso a sus jóvenes conciudadanos a defender la Patria en una misión suicida. Mientras, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye pidió a su Ejército la máxima disposición de combate, además de convocar la reunión de su gabinete para adoptar medidas más eficientes frente a la evolución del programa nuclear del país vecino. Congresistas surcoreanos exhortaron al gobierno a considerar la construcción de submarinos que usan energía atómica para responder a los actos provocativos de Pyongyang.

Península coreana en otra etapa crítica

Según unos especialistas, son preocupantes los últimos acontecimientos en la península coreana debido al reforzamiento de las fuerzas norcoreanas para contrarrestar las amenazas derivadas de Estados Unidos y sus aliados en la región. También les intranquiliza el desdén de Pyongyang frente a las advertencias y sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Expertos informaron que de momento, Corea del Norte es capaz de frustrar los ataques de cualquier agresor, sobre todo después del tiro de prueba del 24 de agosto que sentó bases firmes para equipar a su flota de submarinos más modernos, consolidando así su capacidad defensiva. Esto confirma también la recuperación fructífera de su reactor nuclear Yongbyon para un alto nivel de producción del plutonio cuya actividad se había interrumpido conforme a los acuerdos alcanzados en las negociaciones a seis bandas desde hace años.

Es evidente que después de muchas medidas disuasivas internacionales contra Pyongyang, no se vislumbran señales alentadoras en la península. Se recomienda recurrir en adelante a otras soluciones más pacíficas con la desmilitarización para aliviar las tensiones en esa región. Porque si las partes involucradas no mantienen una postura moderada, las consecuencias serán mucho más graves.
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