Los seguidores de la independencia de Cataluña se concentraron en la Plaza de la Puerta del Sol, el 1 de octubre (Foto: AFP/VNA)

Todos los esfuerzos que se están realizando para impulsar el diálogo parecen insuficientes para limar asperezas entre el Gobierno central y el de Cataluña. Aunque, tras firmar el texto que ratifica el proceso independentista, el gobierno catalán postergó su puesta en práctica para buscar oportunidades de conversación, Madrid ha dejado claro que no cederá frente a esta demanda calificada de inconstitucional y pidió a la Generalitat responder Sí o No a la declaración de independencia de la región.

El ultimátum sobre la suspensión del estatuto de autonomía

Este jueves, 19 de octubre, es el último de los cinco días que concedió el Gobierno del presidente Mariano Rajoy al líder de Cataluña, Carles Puigdemont, para que rindiera cuentas con toda claridad sobre dicho plan separatista. Advirtió que si la respuesta no es satisfactoria, Cataluña se enfrentaría a muy graves consecuencias, como la activación del artículo 155 de la Constitución que permitiría a la administración central tomar control directo sobre esta zona y convocar elecciones.

La crisis comenzó cuando se llevó a cabo el referéndum acerca de la separación de Cataluña del resto de España el pasado 1 de octubre, desoyendo las advertencias de Madrid. Basándose en los resultados de esta consulta, el 10 del presente mes, en una sesión del Parlement, los dirigentes de Cataluña firmaron la declaración que dicta su independencia, cuya aplicación fue pospuesta. Frente a este suceso, el Gobierno central demandó en varias ocasiones que la Generalitat confirmara su decisión con una respuesta clara y unívoca. Sin embargo, en lugar de una contestación definitiva, las autoridades catalanas solo llamaron al diálogo, al tiempo que pedían a Madrid el cese de todas las acciones violentas en el lugar, refiriéndose a la orden de arresto del Tribunal Supremo contra dos líderes de las dos mayores organizaciones independentistas adoptada con la excusa de investigar la supuesta agitación de la rebeldía. A consecuencia de este veredicto, varias manifestaciones y marchas masivas han tenido lugar en Cataluña, provocando inestabilidades en la zona.

El origen de la disputa

En realidad, este enfrentamiento se remonta tres siglos atrás, cuando en 1714 el rey Felipe V de España ocupó Barcelona, capital de Cataluña. En 1932, los dirigentes regionales declararon la fundación de la República de Cataluña, y el Gobierno de Madrid le concedió el Estatuto de Autonomía. Sin embargo, siete años después, este fue derogado y desde entonces, no dejan de extenderse los movimientos independentistas. En 2006, Cataluña realizó un gran avance en las negociaciones con Madrid al lograr el estatus de “país”, aunque esta denominación fue anulada cuatro años después por el Tribunal Constitucional de España. Esto consiguió que se alzaran más las voces independentistas.

Siendo una zona rica y muy industrializado en España, y teniendo además sitios turísticos muy famosos, Cataluña, aunque solo representa el 6% del territorio nacional y el 16% de la población, contribuye con una quinta parte al Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esto le da ciertos privilegios en relación con otras áreas del país. En medio de las discusiones de las deudas soberanas y las dificultades de la región en los últimos años, las exigencias independentistas se alzan más que nunca. Cataluña se queja de que ha tenido que pagar una cantidad de impuestos al Gobierno de Madrid sin recibir una respuesta correspondiente.

¿Por qué camino tomará Cataluña?

Según muchos analistas, sin importar cómo evolucione este asunto, el camino que tome Cataluña recultará espinoso. Si se independiza conscientemente a pesar de las amenazas del Gobierno central, los resultados del referéndum o cualquier votación de independencia que se haga en Cataluña nunca serán aceptados por Madrid. Esto conducirá a una situación caótica e incierta que llevará a grandes manifestaciones populares. En realidad, es un plan poco viable. Los catalanes que no son simpatizantes del proceso separatista no quieren cambiar de repente su nacionalidad. Por otra parte, puede que muchos países y organizaciones internacionales rechacen la independencia de esa región autónoma española, lo que aislaría a esta supuesta Cataluña independiente en medio de Europea. Por el contrario, en el caso de que Cataluña anule los resultados del plebiscito, es muy posible que el Gobierno central deba hacer concesiones y le entregue una mayor autonomía, incluso el control de las contribuciones tributarias locales. Esto, seguro, predecirá nuevas inestabilidades y mayor división cuando haya desigualdades entre las diferentes comunidades de España.

Cataluña está realizando jugadas peligrosas con su declaración de independencia. En la actual coyuntura, es muy importante el diálogo y la reconciliación para encontrar medidas aceptables por ambas partes, ya que con o sin esta separación, las consecuencias son impredecibles.