Corrupción altera la arena política de Kuwait

  Por primera vez en su historia, los kuwaitíes realizaron unas manifestaciones a gran escala. Unas 90 mil personas salieron a la calle el pasado 28 de noviembre en respuesta a una convocatoria de la oposición para celebrar la dimisión del Gobierno y reclamar la disolución del Parlamento. Nueva oleada de revueltas que surge en otra nación del Medio Oriente, región candente por las manifestaciones en reclamo al derrocamiento de algunas administraciones o contra injerencias exteriores.

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Manifestaciones en Kuwait (Foto:AFP)

   Si los cambios de administración en otros países de la región respondieron a las indignaciones del pueblo por la toma prolongada del poder de una institución autoritaria o por intervenciones extranjeras, los kuwaitíes realizaron protestas contra los supuestos actos corruptos del Gobierno, especialmente del primer ministro Nasser Mohammad al-Ahmad al-Sabah. Desde que fue nombrado a la cabeza del Gobierno en un mandato de 5 años, el jeque Naser renovó su Gabinete en siete ocasiones por discrepancias en el Parlamento.

Las mayores manifestaciones sin precedentes en la historia de Kuwait se produjeron después de que el Gobierno presentara su dimisión, ratificada por el Rey Sabah Al-Ahmad al-Sabah en medio de las denuncias por corrupción. Sin embargo, los ciudadanos se lanzaron a las calles por considerar insuficiente la dimisión del Gabinete, reclamando además la disolución del Parlamento y el paso por la justicia de los diputados corruptos. El mayor acusado por la oposición es el premier Nasser. Este jeque asumirá las responsabilidades por los casos de corrupción y la baja calidad de los servicios, considerados la causa de la actual crisis política. Las protestas se basan en casos del mandato de este premier de 71 años. Nasser enfrentó criticas categóricas de la oposición, revisó en siete ocasiones la composición del gabinete y celebró 3 votos de confianza en el Parlamento. A pesar de ello, mantuvo su puesto y continuó rigiendo su administración después de una serie de transformaciones internas. En las últimas semanas, Nasser ha sido cuestionado por los crecientes actos corruptos. La oposición le acusó de sobornar a varios parlamentarios en aras de ganar su lealtad y a cambio, estas personas podrían transferir el monto a sus cuentas en bancos extranjeros. El canciller kuwaití, Sabah Al-Khaled Al-Hamad, dimitió el pasado mes de octubre tras las acusaciones de sobornos en su cartera.

    Pocas señales demuestran que los actuales asuntos afectarán el sistema político de ese país persa, donde el monarca y el Parlamento tienen la mayor parte del poder respecto a otras instituciones. Pero este escenario amenaza con aumentar las tensiones entre los partidos opositores de los islamistas y liberales, quienes están presionando para una reforma gubernamental, especialmente en estos momentos sensibles en que EEUU considera el envío adicional de miles de soldados a Kuwait, tras retirar sus tropas de Irak desde finales de este año. Como resultado, después de aceptar la dimisión del Gobierno, el emir Sabah Al Ahmed al-Sabah encarará otro desafío para responder a la petición de los manifestantes de disolver el Parlamento y celebrar las elecciones destinadas a estabilizar el país./.

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