Detrás de la guerra civil en Yemen

(VOVworld) –En los últimos días, la guerra civil en Yemen está en la punta de mira de la opinión pública de la región y del mundo, después de que Arabia Saudita y sus aliados comenzaron una campaña militar para frenar el reciente avance de las milicias hutíes. La situación en Yemen amenaza con generalizar la violencia inter sectaria que desangra el Oriente Medio.

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Miembros de las fuerzas de seguridad leales al movimiento chií
inspeccionan los daños causados por los bombardeos saudíes

Este miércoles es el día 14 de los bombardeos aéreos contra los rebeldes chiíes huties en el sur de Yemen, por parte de una coalición de una decena de países árabes suníes, liderada por Arabia Saudita. Los intensos combates que cobraron la vida de 500 personas y otras mil resultaron heridas, complicando la situación humanitaria en Yemen en donde numerosos países siguen evacuando a sus nacionales para ponerles a salvo.

Un conflicto étnico indetenible

Después de tomar Saná, capital de Yemen, los rebeldes chiíes hutíes avanzaron en su conquista del país hacia el sur, donde se encuentra la ciudad de Adén, declarada este fin de semana capital transitoria de la nación por el presidente Abed Rabbu Mansour Hadi quien logró huir del arresto domiciliario en el que se le mantendría desde mediados de enero. Antes del avance de los rebeldes hutíes, Arabia Saudita había lanzado una operación militar a gran escala, bajo el reclamo de “proteger al gobierno legítimo” del presidente yemení. Esta intervención militar suscita la preocupación de la comunidad internacional por una guerra entre las sectas sunita y chiíta en el mundo árabe.

Mirando hacia atrás en la historia del Oriente Medio, el enfrentamiento entre las sectas chiítas y sunitas, todos musulmanes, nunca se detuvo en el pasado. Después de la Segunda Guerra Mundial, se fundaron la mayoría de los Estados árabes de hoy con el legado de la antigua separación territorial. Los grupos raciales y religiosos se han separado en muchos países diferentes. Entre los cientos de millones de árabes surgió Israel promovido por organizaciones judías de todo el mundo, con el apoyo de Estados Unidos y Europa. Esta es la raíz principal del prolongado conflicto constante en esta área. Por otra parte en el mundo árabe existió una línea divisoria entre las dos sectas musulmanas desde hace decenas de siglos, la mayoría sunita y la minoría chiíta. Mientras tanto, una gran parte de los adoradores chiítas viven ahora en Irán, por lo que la guerra civil en Yemen es esencialmente una guerra entre los árabes, con el apoyo de Estados Unidos e Irán.

Luchas de influencia

De hecho, la ofensiva, reivindicada para proteger el gobierno del presidente constitucional Mansur Hadi y abortar el inminente asalto de los hutíes a la ciudad sureña de Adén, responde al cálculo de intereses de las partes implicadas en el cambiante mapa del poder en Oriente Próximo.

Se ha experimentado una rápida transformación en los últimos tiempos en esta área, En Siria, el gobierno del presidente Al-Assad ha consolidado su posición, mientras que en Iraq, los yihadistas del Estado Islámico están siendo empujados fuera de allí con la ayuda de Irán y las fuerzas locales, que cuentan con la estrecha alianza de Teherán. Mientras tanto, Irán no oculta la ambición de ganar influencia en toda la región. El acuerdo marco entre Teherán y las grandes potencias sobre la cuestión nuclear es el pedal para que Irán aumente su papel e influencia en el Oriente Medio. El hecho de que las fuerzas hutíes se hicieran con el control de la capital yemení en un corto tiempo, se ha visto como una victoria de Irán, el grupo de Hezbolá y Siria, clasificados por Estados Unidos como eje del mal de Oriente Medio. Por lo tanto, Arabia Saudita no puede dejar que la ignoren y decide embarcarse en aventuras militares en Yemen, con el fin de salvar el régimen actual.

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Fuerzas hutíes en Saná, capital de Yemen, protestan contra
la ofensiva militar de la coalicion saudí (Foto: Reuters)

 A Arabia Saudita y Washington preocupan que milicias hutíes se apoderen de algunas posiciones geoestratégicas en Yemen, donde se encuentran cisternas de combustible de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Iraq para su trayectoria hacia Europa.

Particularmente para Estados Unidos, la caída del régimen constitucional en Yemen obstaculizará su política exterior, obligando a retirar la presencia del Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que tenía desplegado en Yemen. Sin embargo, esta vez Estados Unidos no quería arruinar las relaciones con Irán después de un largo esfuerzo por restablecerla. Además, Washington quiere aprovechar el papel de Teherán en la lucha contra el grupo autoproclamado Estado Islámico. Por lo tanto, en la guerra civil en Yemen, Estados Unidos solo intervendrá de forma limitada para conciliar los intereses de sus aliados.

Con intereses y conflictividades superpuestos, se puede afirmar que detrás de la guerra civil de Yemen está la mano invisible de grandes potencias que convierten las luchas internas en medios para alcanzar mayor influencia. La inestabilidad en Yemen podría encender una guerra religiosa en toda la región.
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