(VOVworld) – Iraq se ha convertido en un nuevo foco de conflictos en el Oriente Medio, después que un tercio de su territorio cayera en el poder de los islamistas radicales. La crisis en este país no solo tiene en vilo al Gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki, sino que además pone a sus vecinos y la región en general ante retos directos.
Los insurgentes sunnitas, en su mayoría militantes del grupo radical autoproclamado como Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), ocuparon un vasto territorio en el Este del país. Importantes ciudades cercanas a Bagdad, como Mosul, la segunda más grande de Iraq, y Tikrit, tierra natal del ex presidente Sadam Hussein, fueron arrebatadas una tras otra por los rebeldes armados. La toma de estas parece llevar a ISIS más cerca de su meta de crear un Estado islámico en una zona vasta entre Iraq y Siria.
Las fuerzas rebeldes de ISIS ha tomado el control de varias ciudades de Iraq
Sometido el país al abismo de la guerra civil y amenazada la seguridad regional
Lo más preocupante es que las fuerzas insurgentes en Iraq no solo son formadas por la rama yihadista vinculada con Al Qaeda, sino también otros grupos sunitas que hasta hace poco eran rivales de ISIS. Después de ocupar Mosul, ISIS aprovechó canales de comunicaciones sociales, incluidos cientos de cuentas de Twitter, para difundir cintas de video y declaraciones abiertas sobre su objetivo de fundar un Estado islámico.
La situación se torna más complicada pues ISIS no es la única fuerza que realiza las ofensivas en Iraq. Insurgentes kurdos también se apresuraron para tomar en control de la ciudad petrolera de Kirkuk.
La inseguridad ha obligado a un millón de iraquíes a evacuarse. Países como Estados Unidos y Australia anunciaron el retiro de su personal diplomático de las zonas en combate y recomendaron a sus ciudadanos abandonar el país árabe lo antes posible.
El rápido avance de las fuerzas islamistas radicales no solo amenaza directamente el futuro de Iraq, sino que además preocupa a sus vecinos y aliados, por la incapacidad de las fuerzas gubernamentales ante el fuerte surgimiento de los rebeldes. Un Estado sunita, que extienda desde Siria hasta Iraq ejercerá muchas influencias en la seguridad regional.
Intervención militar o medidas diplomáticas?
Estados Unidos ha sido hasta ahora el país que expresa con más claridad su posición ante la inestabilidad en Iraq. El presidente Barack Obama, en una carta enviada a los congresistas el 16 de junio, anunció el despliegue de 275 militares en Iraq para proteger a sus ciudadanos e intereses en Bagdad. El buque USS Mesa Verde, con 550 infantes a bordo, entró en el Golfo Pérsico, listo a prestar su apoyo en el caso de una intervención militar en ese país árabe. Con antelación, Estados Unidos envió el portaavión más grande del mundo USS George H. W.Bush a la zona. Autoridades norteamericanas también han manifestado su intención de discutir con Irán qué medidas pueden adoptarse para detener el avance de los rebeldes del ISIS.
La Zona Verde, en Bagdad, donde se sitúa la Embajada de
Estados Unidos, es fuertemente protegida
Mientras tanto, Reino Unido declaró que Londres no busca una intervención armada en Iraq, pero propuso ayudas humanitarias y consultas anti terrorismo a la administración loca el caso necesario. Por su parte, Arabia Saudita rechazó una eventual medida militar en ese país. Riyadh estimó que la crisis desatada en Iraq es producto de las políticas divisorias y eliminatorias aplicadas por el gobierno de Maliki en los últimos años. En una reunión urgente del 16 de junio sobre la situación en Iraq, la Liga Árabe insistió en la reconciliación entre las facciones políticas para allanar la crisis y enfrentar los rebeldes de ISIS.
Previstas causas de la inestabilidad en Iraq
La inseguridad que hoy vive Iraq ya fue prevista. Según el ex primer ministro británico, Tony Blair, la división interna en el Gobierno provisional de Iraq explica la falta de consenso en ese país árabe. El mismo secretario de Estado norteamericano, John Kerry reconoció que la intervención de Washington sólo dará frutos si los dirigentes iraquíes superan los desacuerdos y se dirigen a la unidad nacional.
Sin embargo, según analistas, el quid de las revueltas radica en la invasión de Estados Unidos en el 2003, la que dejó un gran vacío de poder y prolonga los conflictos étnicos. Además, pese a muchos logros alcanzados por el país árabe en la recuperación económica, unos dos millones de personas enfrentan el hambre, mientras la tasa de mortalidad infantil, desocupados y analfabetos se mantiene alta.
Iraq está siendo desolado por los actos violentos derivados de los conflictos étnicos. En este escenario, sacarlo de la crisis deviene un asunto especialmente peliagudo.