(VOVworld) - Se cumplen hoy 100 días del gobierno del presidente francés François Hollande, el primero del Partido Socialista tras 17 añosde poder de la derecha política en Francia. Sin embargo, pese a su histórica victoria, en los últimos 100 días, el nuevo presidente socialista no disfruta de un buen sueño ni de la “luna de miel” post electoral, debido a la difícil situación en que está sumergido el país cuando eran grandes las expectativas de los votantes.
El Presidente François Hollande y el Primer ministro
Jean-Marc Ayrault del nuevo Gobierno de Francia
Ante todo, se puede afirmar que en los últimos 3 meses, François Hollande y el nuevo gobierno desplegaron en seguida después de su asunción una serie de políticas comprometidas durante su campaña electoral. En el mes de mayo, o sea 2 semanas después de triunfar, el nuevo presidente recortó el 30% del salario de los ministros y firmó un documento sobre el estatuto de las actividades del gobierno y sus funciones. También informó sobre la retirada de los efectivos franceses de Afganistán, el reclutamiento de mil maestros para escuelas primarias en el nuevo año escolar y la anulación de la polémica circular de Guéant relativa a los estudiantes extranjeros. En junio y julio, tras el triunfo izquiedista en las elecciones legislativas, el gobierno de Hollande continuó impulsando la implementación de otras políticas positivas, tales como aumentar las nóminas públicas, recuperar la edad de jubilación de 60 años en algunos sectores y profesiones, limitar el sueldo máximo anual de dirigentes de las empresas estatales en 450 mil euros, incrementar prestaciones a las familias cuyos niños están en la edad escolar y negociar un acuerdo con la Cominidad Europea para priorizar el crecimiento económico y la generación de empleos, entre otras medidas recuperadoras. El pasado primero de agosto, el gabinete de Hollande adoptó una decisión de importante significación simbólica y esperada por los franceses: reducir el 30% del salario del presidente de la República y el primer ministro.
Los esfuerzos de la nueva administración francesa han sido apreciado en alto grado por el pueblo. En especial, Hollande ha logrado mostrarse como un presidente popular, reflejado en un estilo modesto y sencillo tanto en la forma de gobernar como en la vida privada, muy al contrario de su predecesor, Nicolas Sarkozy. Naturalmente, a grandes expectativas, grandes desilusiones. Al lado de las políticas implementadas, muchas otras expectativas del pueblo no han sido satisfechas o por lo menos sin la celeridad deseada. Lo que preocupa e indigna a la opinión pública francesa consiste en la despedida de muchos empleados de varias corporaciones importantes, y que mejor ejemplo que el reciente anuncio de la Peugeot Citroen de que despedirá a unos 8 mil trabajadores. El gobierno de Hollande es blanco de crítica por su lentitud y pasividad en intervenir en esos planes. Tampoco se han cumplido las promesas electorales de Hollande de impedir el alza del precio de la gasolina, y aumentar los impuestos a encumbrados sujetos que disfrutan de elevadas remuneraciones. La inseguridad en algunas localidades de Francia también convirtió al Partido Socialista de Francois Hollande en blanco de críticas.
La recesión económica hace que muchos vuelvan a ser presa de la impaciencia y el desánimo. Por otro lado, al proyectarse como un presidente popular, inclinado más a las masas que a los patronos, de aplicar recortes a los altos ingresos del empresariado y aumentar los impuestos a las capas sociales privilegiadas, Hollande y su gobierno ganarán cada día más “enemigos”.
François Hollande debe demostrar su capacidad de liderazgo, además
de mostrarse como un presidente "normal", modesto y sencillo
Sin embargo, la opinión pública estima que el camino de François Hollande apenas comienza y por delante le acechan muchas más dificultades y retos. Quedan pendientes por concretarse muchas políticas proyectadas. Primero, debe impedir dentro de 3 meses el alza del precio de los carburantes. Además, debe poner en práctica ya sus compromisos sobre el aumento tributario hasta el 75% a las personas que ganan cada año un millón de euros en adelante, el impulso de la generación de empleos y el acceso de los jóvenes a viviendas. Mejorar la seguridad también constituye una de las mayores prioridades del gobierno de Hollande. Numerosos tiroteos, especialmente el asesinato de dos mujeres policías en Amiens hace unos días se atribuyen a deficiencias del gobierno de Hollande. Pero, el mayor desafío para este estadista “normal” o “popular”, es demostrar que posee mejor capacidad de liderazgo. Además de elevar el prestigio de su propia persona entre los electores nacionales, debe recuperar la posición importante de Francia en la Unión Europea, frente al modelo de Alemania, elogiado por haber mantenido al bloque en pie en medio de la grave crisis económico- financiera global.
En 100 días transitados por Hollande en su condición de jefe de Estado, las vicisitudes no son pocas, pero muchos franceses consideran positivo el trabajo que el conductor del Palacio del Elíseo está realizando para cumplir con sus compromisos electorales. Queda largo camino por andar, sobre todo en medio de la recesión económica de Europa. ¿Podrá Francia superar esta situación? La respuesta está abierta aún, pero la opinión pública estima que ese camino resultará fluido si Hollande puede contar con el apoyo y la confianza del pueblo galo.