(VOVworld) – El pasado 20 de julio marcó una nueva página en la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Por primera vez en 54 años, la bandera cubana ondeó frente a su embajada en Estados Unidos, durante la ceremonia de reapertura de la sede diplomática del país caribeño en Washington. Casi en el mismo momento, en La Habana, capital de Cuba, la placa de bronce con el letrero “Oficina de Intereses de Estados Unidos” fue desclavada y sustituida por “Embajada de Estados Unidos”. La reapertura oficial de las dos embajadas ha sido un hito en las relaciones bilaterales e internacionales.

La mañana del 20 de julio se convirtió en un momento histórico cuando izaron la bandera de Cuba delante de la remozada sede diplomática del país caribeño en Washington. La ceremonia de izamiento de la bandera se llevó a cabo en la presencia de cerca de 5 mil invitados, entre ellos altas autoridades de ambos países. El lunes se reabrió también la embajada de Estados Unidos en La Habana, pero la bandera con las barras y las estrellas será izada por primera vez en la capital cubana cuando la visite el secretario de Estado, John Kerry, el próximo mes.

Con este paso simbólico y decisivo, la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos ha entrado en la última fase. Se trata de un acontecimiento de gran significado, no solamente en los nexos bilaterales, sino además en la vida política del mundo. Es muestra de la reconciliación entre dos adversarios después de un largo tiempo de hostilidad, para convertirse en socios dialogantes por la paz y el desarrollo.

Fracasa una política obsoleta

La opinión pública mundial, sobre todo de América Latina y de los pueblos amantes de la paz, celebra este hecho, considerando el momento en que se produjo el de la eliminación de una de las últimas huellas de la Guerra Fría.

Eso es por que en realidad, los vínculos Cuba- Estados Unidos han sido siempre uno de los focos de las relaciones internacionales. La prolongada política de hostilidad y bloqueo impuesta por Washington ha impedido el desarrollo de la mayor de las Antillas y ha sido una obsesión para generaciones de americanos y cubanos. Sin embargo, en las últimas más de 5 décadas, desafiando el embargo y bloqueo del gobierno estadounidense, el pueblo cubano se mantiene unido bajo el liderazgo del Partido Comunista, guiado por el líder histórico Fidel Castro y el presidente, Raúl Castro. El país caribeño ha superado innumerables dificultades y retos para defender los frutos de la Revolución y llevar adelante el país en su camino elegido. Esto demuestra que la política hostil aplicada por el gobierno norteamericano para aislar a Cuba no surtió el efecto esperado, al contrario, resultó contraproducente y mostró cada vez más claramente su carácter obsoleto.

Al comienzo de su primer mandato presidencial en 2008, el presidente estadounidense Barack Obama reconoció que la política anticubana de Washington durante decenios no le ayudó a conseguir la meta deseada. El mandatario también demostró su disposición al diálogo con La Habana para mejorar las relaciones bilaterales. Cambios en la política exterior del presidente Barack Obama, reformas económicas en Cuba y el fuerte apoyo de la comunidad internacional han sido motivos para que los dos países decidieran dejar al lado las hostilidades para avanzar hacia la cooperación y el desarrollo equitativo.

Queda un largo camino por recorrer

Se puede afirmar que la historia de las relaciones Cuba- Estados Unidos pasó a la nueva página después del 20 de julio de 2015. Sin embargo, ambos países se muestran cautelosos al declarar que ha sido solo el inicio. Nada es simple superar décadas de hostilidad, ni llevar a cabo el proceso de la normalización de las relaciones al levantamiento del bloqueo. El nudo de la cuestión radica en el Congreso norteamericano, de cuya decisión dependerá el levantamiento del bloqueo contra Cuba. A Barack Obama le queda dos años en la presidencia, y se pregunta si le da tiempo para superar esta barrera, mientras que el Partido Republicano ocupa la mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Sin embargo, observando el manejo de la política exterior del jefe de la Casa Blanca en los últimos tiempos, incluida la eliminación de Cuba de la llamada lista de los países patrocinadores del terrorismo, una condición previa para las negociaciones entre La  Habana y Washington hacia el deshielo, ambos pueblos pueden sentir optimismo sobre el progreso de las mismas en lo adelante. Habrá muchas dificultades, pues desenmarañar el nudo de una cuestión requiere de tiempo y pasos en sucesión.

El deshielo entre Cuba y Estados Unidos no solo ultima la Guerra Fría que dividía al mundo en dos, sino que también abrió un nuevo capítulo a la paz, la estabilidad y el desarrollo en la región y en el mundo. Dos viejos adversarios, dos países totalmente diferentes que lideran dos bloques ideológicos independientes, restablecieron sus relaciones congeladas durante más de medio siglo. Este hecho transmite un mensaje de que el diálogo debe sustituir el enfrentamiento y la convivencia en paz y el acercamiento en un plano de mutuo respeto y a la diferencia, devendrán la tendencia común y la corriente principal de nuestra era.