Visita del presidente chino a Estados Unidos: Pocas expectativas

(VOVworld) – La primera visita de Xi Jinping en calidad del presidente de China a Estados Unidos desde el 22 hasta el 25 de septiembre atrae la atención especial de la comunidad internacional. Paralelo a las opiniones optimistas, se pone en duda la eficiencia de este viaje. En medio de diferencias existentes entre las dos potencias, no se  vislumbra un viraje potencial en la visita del presidente chino a Estados Unidos. 

El presidente de China, Xi Jinping llegó a Estados Unidos en medio de discrepancias entre ambos países. Existen algunas opiniones de que las relaciones bilaterales se encuentran en un momento crítico. En la actualidad, con la volatilidad de la situación mundial durante los últimos años, los lazos entre Beijing y Washington se desarrollan hacia la competitividad recíproca más que la cooperación bilateral.

Solución del problema de la confianza

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El presidente de China, Xi Jinping (d) y su homólogo estadounidense, Barack Obama


Los aspectos negativos en las relaciones China – Estados Unidos radican en su competencia para hacerse sentir en el tema económico y el asunto de seguridad.

Washington mantiene la vigilancia sobre las actividades emergentes poco pacíficas de Beijing, especialmente la disputa territorial con los aliados de Estados Unidos, entre ellos, Japón y Filipinas. Además, cabe destacar otros problemas tales como la seguridad cibernética, la Iniciativa del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y las acusaciones de la manipulación de la moneda nacional por parte de China. Entretanto, Beijing consideró la rotación del eje de acción de la política exterior de Estados Unidos hacia Asia Pacífico como acciones para impedir el desarrollo justo de China. Acusó a Washington de concentrar a los países que tienen contiendas territoriales con Beijing para perjudicar los beneficios de China. De esta manera, en la visita de Xi Jinping a Estados Unidos, ambas partes deben superar una tarea ardua, es decir, el reforzamiento de la confianza recíproca. Concretamente, el presidente chino necesitará esclarecer a los dirigentes norteamericanos sobre la política de desarrollo de Beijing para descartar los criterios negativos sobre el reciente surgimiento y la orientación de aumento de la fuerza blanda de China.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama deberá probar que la rotación del eje de acción de la política exterior de la Casa Blanca no significa un enfrentamiento militar en Asia Pacífico. En especial, tanto Washington como Beijing necesitan comprender las pérdidas que derivarían de las competencias reñidas por lo que se propone a ambas partes a proteger sus respectivos beneficios estratégicos mediante una cooperación bilateral más estrecha y complementaria.

Tema económico centra la agenda

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La cooperación comercial entre Estados Unidos y China centra la agenda de trabajo de Xi Jinping


En tal contexto, analistas opinan que la agenda de Xi Jinping en Estados Unidos pone énfasis en la cooperación económica. No por casualidad el presidente chino eligió Seattle como su primera escala ya que esta ciudad es un centro tecnológico principal de Estados Unidos y del mundo en general y es también la tierra natal de corporaciones importantes como Microsoft y Amazon. Además, se registran una serie de grandes empresas norteamericanas con operación en China, entre ellas, Boeing y Starbucks. De esta manera, el impulso de la colaboración económica forma parte de la agenda de trabajo de Xi Jinping para garantizar los beneficios de seguridad y economía de China. En idéntico sentido, su permanencia en Seattle sirve para disipar las dudas de las compañías estadounidenses sobre la solución por parte de Beijing de los problemas relacionados con las organizaciones extranjeras. Cabe destacar que las relaciones de cooperación económica entre los dos países constituyen una fuerza impulsora para fortalecer los lazos bilaterales en los últimos tiempos. En 2014, las exportaciones de Estados Unidos a China alcanzaron 120 mil millones de dólares y de momento, China es el tercer mayor mercado de exportación de ese país norteamericano. Sin embargo, la balanza de pagos se inclina a favor de Beijing. Desde agosto de 2015, el yuan chino perdió su valor frente al dólar, agudizando la preocupación por la devaluación de la moneda nacional de Beijing para beneficiar sus exportaciones. De esta manera, el presidente Xi Jinping necesita reafirmar que China desarrollará los mercados de capital considerando más la apertura y la transparencia y que no devaluará más su renminbi.

Durante años, Washington guarda su criterio de que el nuevo modelo de relaciones entre los grandes países no es más que un concepto y no presta atención a su connotación. A la Casa Blanca le interesa solucionar los asuntos a corto plazo mientras que Beijing se concentra en un panorama con planes de acción a largo plazo. Esto quiere decir que la reunión entre Xi Jinping y Barack Obama no reportaría resultados deseados, salvo las expectativas de la negociación del acuerdo de inversión y comercio entre ambas naciones, promovida en 2008. No obstante, existen señales alentadoras ya que mientras los problemas espinosos como las contiendas limítrofes en el Mar Oriental, la seguridad cibernética, y la manipulación de la moneda se consideran “imposibles” para alcanzar el consenso, se espera un nuevo progreso en la cooperación comercial entre China y Estados Unidos.

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