(VOVworld) – Este jueves, el presidente chino, Xi Jinping, inició una visita oficial de dos días a Corea del Sur. El periplo del líder político y jefe de Estado de China no sorprende la opinión pública en el contexto de las complicadas relaciones entrelazadas en la región.
Aunque ésta es la tercera visita a Seúl de Xi Jinping, es su primera en calidad de jefe de estado. Aparentemente el acontecimiento sirve como un protocolo para responder a la anterior visita de la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, a China en junio del 2013, pero el hecho de que por primera vez un máximo dirigente de China no siguió la tradición al viajar a Seúl antes que a Pyongyang, supone un cambio fundamental en la política diplomática de Beijing.
La presidenta surcoreana, Par Geun-hye y su par, Xi Jinping,
en Beijing en junio de 2013
Termómetro de las relaciones de Beijing con Seúl y Pyongyang
La decisión de Xi Jinping de viajar a Corea del Sur en vez de a la República Popular Democrática de Corea evidencia la hendidura entre China y su firme aliado. En realidad, en los últimos años, pese a depender económicamente de Beijing, bajo la administración de Kim Jong-un, Pyongyang demuestra sus caprichos y provoca mucha molestia a China con sus ensayos de misiles y pruebas nucleares, haciendo que la comunidad internacional mire mal al gigante asiático.
No obstante, mientras se muestra cada vez más indiferente con su principal valedor económico, Pyongyang no oculta su interés de acercarse a Japón, contrapeso de China en la región. Después de negociaciones sobre la cuestión de los ciudadanos japoneses secuestrados en los años de 1970 a 1980, las relaciones entre Pyongyang y Tokio registran señales positivas, y una muestra de ello es la planeada visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, a Corea Democrática en el presente año. Pyongyang también se está esforzando por captar asistencia e inversión de Japón y desde luego, este plan desagrada a China. Por lo tanto, la visita del presidente Xi Jinping a Seúl puede considerarse como un reflejo de la decepción de Beijing hacia Pyongyang.
Futura alianza contra Japón
Otro blanco que China dirige en esta visita de Xi Jinping es Japón. Mientras las relaciones entre este país y Corea del Sur se encuentran en el más bajo nivel, a raíz de los problemas existentes en la historia y las contradicciones surgidas recientemente en torno a las disputas territoriales, este momento parece ser una oportunidad de oro para China para crear una alianza anti Japón con Seúl. Los pasos que ha realizado el gobierno del primer ministro Shinzo Abe para reinterpretar la Constitución nacional, en pos de canalizar el ejercicio del derecho a la autodefensa colectiva, enfadan tanto a Beijing como a Seúl y constituyen el pretexto para el mayor acercamiento entre estos dos países.
La intención de China se demuestra claramente en la visita de avanzada a Corea del Sur a finales del mes pasado del ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, quien declaró que los dos países deben estrechar las manos, para elevar las relaciones bilaterales al nivel continental y mundial, ampliando así el espacio de desarrollo común.
Revertir la posición de aislado
Por otra parte, el periplo del mandatario china Xi Jinping también tiene como finalidad conseguir el respaldo surcoreano a Beijing, actualmente en una posición desfavorable por la escalada de tensiones que provoca en el Mar Huadong con Japón y en el Mar Oriental con varios países del Sudeste Asiático, lo que se traduce en una intervención cada vez más profunda de Estados Unidos en los asuntos de la región. A finales del mes de abril pasado, por primera vez, Washington declaró que incluirá la protección del archipiélago de Senkaku de Japón en sus tareas de defensa, al tiempo que manifestó abiertamente su respaldo a los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en las disputas marítimas con Beijing. China se ve cada vez más aislada, y un apoyo de Corea del Sur disminuirá presiones de la opinión pública a Beijing.
Sin embargo, se estima que China perderá mucho tiempo para conquistar el respaldo verdadero de Seúl, sin saber si alcanzará su meta o no. Debido a los vínculos estrechos de la alianza Estados Unidos- Corea del Sur, especialmente con bases militares norteamericanos en ese país de Asia oriental, ésta será una tarea ardua para Beijing.
Pero es muy obvio que se presenciarán nuevos sucesos después de esta visita. China ha dado y está dando nuevos pasos para consolidar sus fuerzas en aras de materializar sus ambiciones de hegemonía en la zona.