(VOVWORLD) - Ubicado a unos 20 kilómetros de la ciudad de Nam Dinh, en la norteña provincia homónima, el pueblo de fundición de cobre de Tong Xa se considera una de las cunas de este oficio tradicional con casi 900 años de historia. A pesar de los altibajos, la aldea aún conserva el legado de sus antepasados.
Productos de bronce sofiscados de Tong Xa. (Foto: dongyyen.com.vn)
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La fundición de bronce en Tong Xa está asociada con una leyenda. Se dice que hace casi 900 años, en el palacio de Yen Khanh (perteneciente hoy a la provincia de Ninh Binh), un poblador llamado Nguyen Chi Thanh se afamó por su profundo conocimiento sobre diversos campos y viajó por muchos lugares para transmitirlo a sus compatriotas. Durante una visita a Tong Xa, enseñó a los aldeanos cómo hacer moldes para fundir cobre. Así es cómo surgió este oficio. Los residentes establecieron un templo para recordar los méritos de ese creador. Cada febrero lunar, el pueblo celebra un festival para conmemorarlo.
Actualmente, en Tong Xa, los hornos siguen funcionando a toda velocidad. Si al principio, los fundadores solo hacían productos simples como quemadores de perfume y objetos de culto, ahora pueden diseñar piezas mucho más sofisticadas. Una etapa de fundición implica construir un molde, fundir el bronce, modelarlo, completar y abrillantar el producto. Todos los pasos deben realizarse con cuidado y precisión para garantizar que el artículo no se deforme.
Hacer una estatua de bronce requiere conocimientos, experiencia y dominio que solo un artesano digno de su talento puede poseer. Vu Duy Thuan, un poblador, dijo: “Un maestro debe tener pasión por su trabajo. Esta es la única forma para crear productos excepcionales. También debe ser trabajador, meticuloso y creativo”.
La fundición de bronce requiere mucha fuerza, habilidad, creatividad y paciencia de los trabajadores. (Foto: phapluat.tuoitrethudo.com.vn)
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Duong Van Lan, artesano en la aldea de Tong Xa, compartió que fundir bronce es un trabajo difícil en muchos sentidos. Los que nos dedicamos a este oficio debemos ser fuertes y persistentes. Particularmente, fundir cobre y verterlo en los moldes es un desafío. “La temperatura dentro del horno puede alcanzar más de mil grados centígrados. Y dentro de un radio de 20 metros alcanza fácilmente entre los 60 y 70 grados. Sin embargo, nos esforzamos por superar las dificultades y hacer hermosos productos”, dijo Lan.
Una vez que el bronce se ha enfriado, se talla y se pule el metal. En esta fase es donde reconocemos a los perfeccionistas, y el artesano se distingue del trabajador ordinario. Van Lan añadió: “Tallar y pulir requiere mucha meticulosidad, especialmente para objetos de culto. Esto puede atraer a los clientes para comprar productos de bronce”.
El maestro Nguyen Cong Hon dijo que todos los pasos en la fundición de cobre en Tong Xa son realizados manualmente. Por eso son suaves, hermosos y sofisticados. Dejó saber: “Si haces productos hermosos, quieres que cada vez sean mejores. El herrero debe ser paciente y diligente. Si el trabajo aún no está terminado, no descansa. Con pasión, puede crear productos sofisticados de bronce”.
A pesar del auge de las tecnologías modernas, los artesanos de Tong Xa solo desean seguir manteniendo su oficio tradicional. El éxito de sus productos es reconocido tanto en Vietnam como en otros 70 países.