Bao Dap, el pueblo de las estrellas que iluminan el otoño
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(VOVWORLD) - Cada luna llena del octavo mes lunar, la aldea de Bao Dap, en la provincia de Ninh Binh, se engalana para celebrar el Festival del Medio Otoño. En el corazón de siete poblados bulliciosos, sus artesanos llevan más de un siglo fabricando faroles estrellados que se convierten en símbolo de estas fiestas.
A unos diez kilómetros del distrito de Nam Dinh, Bao Dap se transforma en un inmenso taller. Con cerca de 1.000 hogares, en su mayoría católicos, las callejuelas del pueblo laten al compás del trabajo artesanal.
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Unas 300 familias viven de esta actividad y producen cada año cientos de miles de farolillos de todos los tamaños para abastecer el mercado nacional.
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Desde los meses de junio y julio, según el calendario lunar, cualquier rincón sirve para trabajar: patios interiores, terrazas o bordes de caminos.
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El aire se llena del chasquido del bambú al partirse, del repiqueteo de los cinceles y de las risas que acompañan las jornadas más intensas.
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Al sol, las finas tiras de bambú se tornan amarillas hasta adquirir un vivo tono dorado. Cuidadosamente alineadas, se preparan para convertirse en el esqueleto de las futuras estrellas.
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Con manos firmes, los artesanos doblan las varas para formar las cinco puntas características, una técnica transmitida de generación en generación y reforzada con finos alambres de acero.
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Después llega la explosión de color: láminas de celofán, tensadas con precisión, cubren la estructura y, al encenderse la vela, dejan filtrar una luz resplandeciente.
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El toque final requiere infinita paciencia: asas, flecos decorativos y el candelabro completan la pieza. Bajo la aparente sencillez de los gestos se esconde la pericia acumulada durante años.
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“Esta artesanía ha pertenecido a mi familia durante generaciones. En cada Festival del Medio Otoño participa toda la familia. Fabricamos entre 300 y 400 farolillos de 20 centímetros al día, y cada uno nos genera unos 5.000 dongs”, explica un vecino.
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“Crecí en esta profesión junto a mis padres y ahora son mis hijos y nietos quienes toman el relevo. Espero de corazón que podamos mantener viva la tradición. Cada farolillo es mucho más que una fuente de ingresos: es un motivo de orgullo, porque lleva un poco del espíritu de nuestro Festival del Medio Otoño allá donde vaya”, afirma otro artesano.
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En los mercados, los precios oscilan entre 10.000 y 150.000 dongs. Asequibles y variados, los faroles encuentran compradores desde el norte hasta el sur del país, llegando incluso a Ciudad Ho Chi Minh.
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Frente a la avalancha de juguetes industriales que inunda el mercado, Bao Dap conserva un saber hacer heredado de generación en generación. Sus farolillos estrellados, elaboradas con esmero y pasión, no solo iluminan las noches del Festival del Medio Otoño, sino que también preservan y transmiten la memoria viva de un patrimonio cultural popular único de Vietnam.
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