- ¿Por qué no debemos dejar de pasar desapercibido la observancia de aquel 30 de abril de 1975, a las 11:30 am, cuando dos blindados, uno de fabricación soviética y otro de hechura china (y vaya simbolismo) derribaron los portones del patio frontal del Palacio de la Independencia, o Palacio Presidencial de Saigón, otrora capital del Vietnam del Sur?.
Subrayamos, destacamos, gritamos: "hoy más que nunca" porque se trató del triunfo de un pequeño país de 331.210 km², cuyo pueblo fue expoliado por el colonialismo, explotado y esclavizado, que derramó lágrimas por la muerte por hambruna de dos millones de su población campesina.
Una imagen del libro "Việt Nam 1975 A time for Remembrance, Un temps pour se souvenir", del periodista Đình Quang Thanh, de VNA |
No fue cualquier victoria, preferiríamos describirla como una extraordinaria victoria, porque no se trató de un conflicto armado más, fue una batalla de más de 30 años de un "ejército descamisado" frente a la mayor fuerza militar del mundo, que se había autoproclamado policía del planeta después de la II Segunda guerra mundial.
Un vietnamita de esos que estuvo en el campo de batalla y que hoy muestra orgulloso su solapa cubierta de preseas, dice con dolor que en su país ha mermado el interés por el estudio de la historia. Sucedió en el acto conmemorativo de los 65 años del histórico llamado de Ho Chi Minh a incorporarse a la lucha anticolonialista. Allí, el presidente del Centro de Educación y Turismo de Origen, Lê Xuân Niêm, dejó oír su queja: "muchos vietnamitas están olvidando la historia patria (...) muchos jóvenes recuerdan con facilidad el nombre de Bill Gate, no así el de sus héroes nacionales".
Durante las décadas 60 y 70 del siglo pasado, las conquistas del pueblo vietnamita sobre el campo de batalla, frente a franceses, japoneses y estadounidenses, irradiaron mensajes esperanzadores hacia África, América Latina y el Caribe, donde se enfrentaba a los mismos imperialistas que colmaban de hambre y miseria al Lejano Oriente.
Hoy, cuando el mayor de los imperios, y sus aliados históricos, como el Reino Unido y Francia, abren nuevos frentes de agresión y ocupación en el Oriente Medio, y amenazan sin caretas a Cuba y Venezuela, es preciso recordar y tomar notas de ese 30 de abril de 1975.
Ahora, y más que nunca, es preciso profundizar en el estudio de nuestra historia patria y la lucha de los pueblo latinoamericanos y caribeños, para conocer a profundidad a esos héroes que enfrentaron al imperio español; el invasor que saqueó las riquezas naturales de la región y asesinó a más de 80 millones de hermanas y hermanos originarios.
La unidad de los pueblos
La enseñanza de nuestros pueblos es clara, como lo recordaba reiteradamente Ho Chi Minh: "Un pueblo unido y armado de conciencia puede vencer a la mayor potencia del mundo". Lo que pareciera una sencilla razón es la explicación de los triunfos logrados por el Viet Minh en grandiosas batallas, antes de emprender la "Campaña Ho Chi Minh" que culminó victoriosa en Saigón.
Tal vez lo espectacular de la caída de los franceses en Dien Bien Phu ha dejado en segundo plano el análisis de la activa participación de Estados Unidos en los eventos de la frontera norte, entre 1945 y 1954: Nguyễn Huy Toàn, en su libro "Vietnam, guerra de liberación" revela que el gobierno de Dwight Eisenhower entregó un gigantesco equipamiento militar a Francia, conformado por mil 400 tanques y blindados, 619 aviones, 390 buques de guerra, 16 mil vehículos militares, 175 mil armas de infantería, 2 mil 555 millones de proyectiles de diversas categorías, todo valorado en mil 725 millones de dólares, a lo cual hay que agregar aportes en efectivo durante el periodo, de 2.6 mil millones de dólares.
La Ofensiva del Tet
Después de esa histórica derrota de los imperios, les vino la Ofensiva del Tet (1968). Otra confrontación de grandes dimensiones, sucedió en 1968: La opinión pública, sobre todo en EEUU y Europa, fue estremecida por las noticias de un ataque de 88 mil soldados rebeldes sobre 41 ciudades del territorio controlado por las tropas estadounidenses. El mundo parecía haber comprendido que realmente el ejército más poderoso del planeta estaba en problemas, atrapado en un pequeño país llamado Vietnam.
Tras la derrota, Lyndon Johnson confesó en sus memorias que no creía sobrevivir en caso de permanecer en la Casa Blanca por otro mandato: "Nuestra triste situación en Vietnam me estresó por más de mil 886 noches y apenas podía conciliar el sueño antes de las 2:00 am."
El general William Westmoreland, jefe supremo de las tropas yanquis en Indochina, nunca se imaginó que durante unas festividades del Tet el Frente de Liberación del Sur podría lanzar un ataque que llegó hasta la misma Embajada gringa, en la capital del sur.
Dien Bien Phu en el cielo
Si la "Ofensiva del Tet", en 1968, adelantaba la derrota inminente del invasor norteamericano, el desastre de la aviación gringa sobre el techo de Hanoi, en 1972, ratificaba el drama que estaban viviendo las tropas imperialistas en las selvas y llanuras de Indochina.
Mientras Henry Kissinger simulaba interés por la paz en la mesa de negociaciones de París, Richard Nixon le daba los toques finales a la Operación Linebarker2, “para acabar en pocos días” con la guerra que habían iniciado más de 20 años atrás, y en la cual se encontraban enlodados.
Esperanzados en poder doblegar al pueblo hanoyense con un bestial y rápido ataque aéreo, apuntalado por el "imbatibles" bombarderos B-52 de 200 toneladas, el apoyo de 6 portaaviones y más de mil cazas ultramodernos, Nixon ordenó iniciar acciones cuando los estadounidenses alistaban la mesa para la fiesta navideña de 1972.
El Pentágono estimaba que la artillería soviética y china, en poder de los vietnamitas, no soportaría los ataques del B-52, pero desde el mismo 18 de diciembre, comenzaron a caer del cielo hanoyense lo más sofisticado de la aviación yanqui, entre ellos 34 nubes negras, como eran llamado los B-52.
Tras doce días de infierno, Nixon ordenó alto al fuego y firmar en París la retirada de la soldadesca invasora. Fue la antesala de la reunificación vietnamita, rubricada dos años después en Saigón.
Seminarios, coloquios, documentales, libros, reportajes: Todavía se analiza cómo fue posible aquella humillante y angustiosa navidad vivida por EEUU bajo el cielo de Hanoi y Hai Phong.
La historia vietnamita pone en el tapete que realmente, el imperialismo es un Tigre de papel, como lo definió en una oportunidad Mao Tse Tung; quedó demostrado en Điện Biên Phủ (1954), en la Ofensiva del Tet (1968), bajo el cielo de Hanoi (1972) y finalmente con la Victoria de la primavera, en 1975.
Trump contra la pared
Los continuos fracasos que ha sufrido Donald Trump en su corta estadía como gerente de la Casa Blanca desnuda la falibilidad de esa superpotencia militar que insiste a aterrorizar al mundo: viene de sucumbir nuevamente en Siria, esta vez con el "cuento" de las armas químicas que supuestamente fueron empleadas por el ejército sirio en el sur de Damasco; tampoco le funcionó el "escándalo Skrispal" puesto en escena por Reino Unido, y más reciente, con el acuerdo de paz entre las dos Coreas, Trump sufre un revés en su intento de provocar un conflicto militar en la Península coreana.
Peor no ha podido ser la nefasta estrategia económica de Trump que puso a la defensiva al imperio frente al indiscutible avance de la República Popular China en el escalafón mundial como primera potencia del área, además, en el inicio de la desaparición de dólar como la petromoneda universal.
Regionalmente, la VIII Cumbre de las Américas, efectuada en Lima, capital de Perú, representó una importante derrota a las aspiraciones de Trump, quien esperaba consolidar un frente de las fuerzas reaccionarias de América Latina para arrinconar a los gobiernos revolucionarios de Venezuela y Cuba. El panorama fue tan tenebroso para EEUU, que su Presidente prefirió no estar en la cumbre del fracaso.
Tiempo para recordar
La gráfica que ilustra el presente trabajo fue captada por el periodista gráfico Đinh Quang Thành durante la avanzada de la "Campaña Ho Chi", camino a Saigón. Quang Thành vivió los acontecimientos que rodearon aquella "Victoria de la Primavera", como corresponsal de la Agencia vietnamita de Noticias (VNA, siglas en inglés), cuya obra iconográfica se puede apreciar en el libro "Việt Nam 1975 A time for Remembrance, Un temps pour se souvenir", editado por el sello Thế Giới publishers, en 2015.