Hace 75 años que comenzaba la contienda libertaria en Vietnam

(VOVWORLD) - La "Revolución de Agosto" de 1945 lo había dicho todo: que las condiciones estaban dadas para la toma del poder, por eso el 2 de septiembre de 1945 quedó claro que ese era el día; ni uno más...; ergo la plaza Ba Dinh de Hanoi mostró al pueblo vietnamita aclamando a su primer presidente, Ho Chi Minh, quien seguidamente anunciaría la Independencia de la República Democrática de Vietnam.
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El 2 de septiembre de 1945 dejaban de tronar los cañones para anunciar que la "Vieja Europa" estaba exhausta; una bandera roja de la hoz y el martillo, que batía de un lado a otro un soldado soviético desde el techo del Reichstag, le gritaba al mundo que había sucumbido el nazismo, según la historia no contada en las aulas imperiales.

Pero en Vietnam los estrategas, liderados por Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap, nos se distraían: había que aprovechar el desbarajuste de la II Guerra Mundial. Es que veían las cosas desde el ángulo marxista, rememoraban aquella noche cuando el gigante Lenin señaló el día clave de la insurgencia para la toma del Palacio de Invierno: ni un día más ni un día menos.

La "Revolución de Agosto" de 1945 lo había dicho todo: que las condiciones estaban dadas para la toma del poder, por eso el 2 de septiembre de 1945 quedó claro que ese era el día; ni uno más...; ergo la plaza Ba Dinh de Hanoi mostró al pueblo vietnamita aclamando a su primer presidente, Ho Chi Minh, quien seguidamente anunciaría la Independencia de la República Democrática de Vietnam.

Inicio del camino

Cual 11 de julio de 1811 venezolano, el 2 de septiembre de 1945 también marcaba el inició de una dura contienda para poder consolidar la independencia que hasta ese momento era tinta sobre papel, aunque con un aditivo colmado de patriotismo.

A 87 años del primer arribo de un contingente francés a territorio anamita, los 2 millones de fallecidos por hambruna en 1945 describía el dramático panorama: retrataba el colonialismo que tenía sus garras clavadas en lo más hondo de la Indochina. Unidad, voluntad y patriotismo era la fórmula para asumir el reto de saltar los obstáculos que prometía el camino que culminaría en "Dien Bien Phu" nueve años después cuando once mil soldados franceses, encabezados por su comandante Christian de Castries, abandonaban sus modernas trincheras con las manos en alto.

A liberar el sur

La geopolítica tranquilizaba; tras la muerte de Stalin (1878-1953), en la Unión Soviética se hablaba de distención internacional y la República Popular China abogaba por el fin del conflicto en la península de Corea, sin embargo Estados Unidos, que había subsidiado a Francia con dinero y armas, se alistaba para ocupar el lugar de su derrotado aliado europeo y violando los Acuerdos de Ginebra (1954) abrió otro sangriento capítulo en la historia de la humanidad.

Esa misma historia le pasó factura a los "cowboy" del Pentágono el 30 de abril del año 1975, sin antes asestarle otros determinantes golpes militares; La Ofensiva del Tet (1968) y la Batalla Dien Bien Phu bajo el cielo (Hanoi 1972).

La revolución parecía perdida

Así como la odisea de Dien Bien Phu (1954) y la Victoria de la Primavera (1975) habían alentado las luchas populares anti capitalistas en todo el mundo, la Indochina se acercaba a una etapa tan difícil como la misma guerra, con un país destrozado, sin electricidad ni agua potable, sin escuelas ni universidades, los hospitales en el suelo y la industria totalmente colapsada, a causa de los masivos bombardeos, además de miles de hectáreas contaminadas de Agente Naranja-dioxina en el 10 por ciento de los territorios del sur y de millones de vietnamitas afectados por los mortíferos químicos.

Si esto resultara poco, Estados Unidos activó un brutal bloqueo con el propósito de aislar y hundir en el caos a la joven revolución que golpeó durante 19 años, hasta 1994, mientras alentaban a las pandillas que se aprovechaban del hambre y la miseria del pueblo, sobre todo en Saigón, mientras los comerciantes, esencialmente los Hoa (vietnamitas de origen chino) o bachaqueros de la época, se llenaban los bolsillos.

La dramática realidad, descrita al detalle por Gabriel García Márquez en el reportaje "La Mentira y la verdad del éxodo vietnamita" (1980), muestra una fase de una revolución que parecía perdida, luego de una larga lucha nacional que había dejado en el campo de batalla más de 2 millones de muertos.

La guerra mediática imperialista pasó a ocupar el puesto de los invasores derrotados en los campos de batalla, desatando una gigantesca ofensiva mediática retratada en la barcazas repletas de migrantes "huyendo del infierno comunista" frente a las costas de Hong Kong o Malasia.

El panorama internacional no era nada alentador para la joven revolución, que ya no contaba con el apoyo de la República Popular China, mientras la Unión Soviética y en general el campo socialista mostraba los primeros síntomas de una crisis que tomó cuerpo entre 1985 y 1991.

La lejana y voluntariosa Cuba era el único aliado sólido de Vietnam, que poco podía hacer frente a  los embates del bloqueo estadounidense, el debilitamiento de la URSS y el resto de campo socialista.

Economía de mercado

La influencia soviética en la dirección del Estado vietnamita había distorsionado la economía vietnamita que en la década de los 80 no encontraba solución a la baja producción, al hambre y al desempleo, además de tener que dedicar importantes recursos a los gastos militares para poder defender la revolución ante las amenazas foráneas.

Esa crisis soviética (1985-1991) tuvo que ver con el aceleramiento de las medidas emergentes del VI Congreso (1986) del Partido Comunista (PCV), que diseñó la línea renovadora o Doi Moi.

El anterior congreso partidista (1982) había activado la alerta amarilla, ratificada por la VIII Conferencia Plenaria del Comité Central del PCV, que había decidido adelantar medidas de control de precios y sueldos, frente a la burocracia y la subvención; errores estructurales, sobre todo en el sector de inversiones y la construcción, la inflación rondaba el 700%. Era urgente impulsar la producción y el comercio con mayor eficiencia.

Crisis política, ética y moral

Pero debieron pasar cuatro años más para encontrar la fórmula que detuviera la caída, mientras una profunda crisis política, ética y moral le movía el piso al mundo socialista de entonces.

El actual presidente de Vietnam, y secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong, desgranaba la situación partidista en los días del giro hacia la apertura económica, en su libro "Vietnam en el camino de la Renovación", editorial The Gioi (2005): "No fue fácil encausar la dirigencia revolucionaria al reconducir la revolución. Existían, entonces, tres tendencias: los que trabajan emergentemente (los impacientes); los de pasos lentos y cuidadosos (los temerosos) y los del medio (los conservadores)".

Afirma Phu Trong, que la confusión ideológica estaba presente ante la encrucijada, camino a la renovación. El innegable arrojo y moral de los combatientes de la pasaba guerra no era suficiente para la lucha por la felicidad del pueblo, por lo cual el trabajo ideológico del Partido y la política educativa del Gobierno resultaron determinantes para salir adelante en la discusión, con el apoyo, además, de la Academia Política Nacional Ho Chi Minh.

"Si el VI Congreso había sido el que inició la renovación con las líneas iniciales y básicas, entonces, el VII Congreso fue el que suplementó, desarrolló y perfeccionó aún más la política de renovación, formando un sistema de puntos de vista iniciales que conducen la renovación, construyen y defienden la Patria en el periodo de transición hacia el socialismo en Vietnam", indica Phu Trong.

A 34 largos años de aquella decisión histórica, Vietnam muestra el rostro de un país que avanza en el grupo de vanguardia en el Sureste Asiático, que tiene en la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) una alianza segura para el bienestar de los pueblos.

Centros del saber, que albergan más de 20 millones de estudiantes, garantizan que Vietnam seguirá ganando espacios como uno de los mayores productores de alimentos del Lejano Sur, renglón importante para la felicidad del pueblo.

Así como las rotundas victorias logradas por el pueblo vietnamita, en Dien Bien Phu o en la Primavera de 1975, animaron en ese momento a los movimientos de liberación nacional que se gestaban en numerosos países, entre ellos Venezuela, hoy sus éxitos constituyen una inyección de optimismo y esperanzas para muchos pueblos, como el venezolano que vive un cerco económico como el sufrido por Vietnam durante 19 años.

(*) Periodista y ex funcionario diplomático de Venezuela

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