Testimonios del recuerdo

Texto redactado por el periodista venezolano Nelson Rodríguez A, al conocerse la decisión de la Suprema Corte de los Estados Unidos, sobre la solicitud de indemnización formulada por las víctimas del Agente Naranja en Vietnam, debido a los cuantiosos daños que les ocasionó la nefasta Operación Ranch Hand (Peón de Rancho), mediante el uso del Agente Naranja/Dioxina, como arma de exterminación masiva, el veneno más potente jamás conocido por el ser humano.      


INJUSTICIA EN LA CORTE
Por Nelson Rodríguez A, periodista venezolano 

Eran días terribles los que se vivían en Vietnam en los años sesenta. Estados Unidos utilizaba en suelos vietnamitas los métodos y equipos militares más sofisticados y eficaces, conocidos hasta entonces, para el exterminio humano.

        Las cifras revelan que dos  millones de personas murieron en Vietnam, sin discriminar niños, mujeres, ancianos o combatientes. Por otra parte, hoy cuatro millones de seres se encuentran convertidos en despojos humanos sin posibilidades de recuperación, debido a la contaminación que sufrieron, a causa del poderoso defoliante “tetraclorodibenzodioxina” o “Agente Naranja”, rociado por los soldados norteamericanos como arma de guerra.

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Los dolores aún quedan, hasta tercera y cuarta generaciones

         Han transcurrido cuatro generaciones y los hijos de las víctimas de ese defoliante, cuyos efectos causan exterminio masivo, vienen al mundo con deformaciones congénitas, algunas criaturas nacen con dos cabezas, sin brazos, sin piernas. La Cruz Roja, en voz de su presidente, para entonces, el vietnamita Nguyen Trong Nhan, criticó esa incursión norteamericana como un crimen de guerra.

          Entre  los años 1964 y 1975, los norteamericanos mataron por matar, en el pueblo del poeta Ho Chi Minh. Ahora el Tribunal Supremo estadounidense, el 2 de marzo de 2009, negó por segunda vez, la demanda solicitando indemnización introducida por el “Grupo de Defensa de los Intereses de las Víctimas del Agente Naranja/Dioxina”.

          La decisión de la Corte estadounidense ha sido considerada como un hecho bochornoso e inhumando expresión fehaciente de la doble moral de gobiernos de este país que, en materia de moral y ética sobre sus actuaciones en el mundo, se comportan como el avestruz, esconde la cabeza.

         Como corolario cabe señalar que el año 2004, soldados norteamericanos veteranos de la guerra de Vietnam, obtuvieron a través de una acción legal (aduciendo el mismo motivo esgrimido por los vietnamitas víctimas del Agente Naranja), 180 millones de dólares como indemnización por los daños físicos sufridos a causa de los efectos de ese herbicida que ellos mismos habían regado para destruir cualquier vestigio de vida vegetal, animal o humana sobre el territorio de Vietnam. Esa decisión favorable fue dictada, casualmente, por el mismo magistrado Jack Weinstein, quien ahora negó la apelación que hiciera el Grupo de Defensa de las Víctimas del Agente Naranja/Dioxina”.

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Muchas familias vietnamitas como ésta viven sufriendo
secuelas directas del agente naranja

        Se trataba, entonces, de una estrategia, según la cual, los estrategas de guerra norteamericanos presumían que, sí eliminaban la capa vegetal, impedirían a los vietnamitas camuflarse entre plantas y arrozales, mientras que por otra parte, arruinarían, también, las cosechas y contaminarían los ríos; Así, privarían de alimentos a la población civil y podían doblegarla. Además de los daños directos que el veneno causa al tener contacto con cualquier ser viviente.

En primer lugar los vietnamitas no eran ningunos enemigos ni guerreros en busca de enfrentamientos con otros pueblos cercanos o lejanos. Ellos moraban aquí, en su tierra, tratando de vivir en paz como hace miles de años, del cultivo del arroz y las bondades alimenticias de sus ríos; en segundo lugar, anhelaban recuperarse y redimensionar su nueva vida, después de haberse zafado de la colonia que le impuso Francia por casi 100 años.

         Pero, aquí, los estadounidenses que vinieron de tan lejos a invadir a Vietnam, también aprendieron de los vietnamitas una gran lección: Cuando están en juego los intereses más sagrados de un pueblo, como su dignidad, hay que ofrendar hasta la vida si es necesario. Ni el napalm que no se apaga con nada hasta exterminar el lugar donde cae, ni las bombas mariposas, piñas o guayabas, ni los aviones sin pilotos, los potentes B-52; ni los fornidos y bien alimentados marines; ni los herbicidas que contaminan y arruinan todo hasta destruirlo, pudieron con el vigor y valentía de una gente que sólo defendía su derecho a vivir en paz, conquistado en sus luchas contra invasiones de China, Japón, Inglaterra y Francia, entre otros…

Estados Unidos, además de napalm y otros recursos destructivos, utilizó 80 millones de toneladas de químicos venenosos (letales) en la conocida “Operación Ranch Hand” (Operación Peón de Rancho), que duró diez años (1961-1971). Esos herbicidas fueron conocidos como: agente rosado, verde y blanco. Pero el naranja fue el más utilizado, en una extensión de 1,4 millones de hectáreas de bosques y sembradíos donde se asentaban 3.851 aldeas (según un estudio de la Universidad de Columbia). No obstante, las estadísticas que maneja la Asociación de Víctimas del Agente Naranja de Vietnam (VAVA, sus siglas en inglés), el producto fue rociado con una incidencia que abarca más de 26 mil centros poblados, desde la provincia central de Quang Tri hasta la sureña de Ca Mau.

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4 aviones C-123 de EEUU rociando herbicidas sobre
suelo vietnamita en la guerra


Estudios científicos revelan que esta arma química fue rociada en una proporción de 77 millones de litros y 400 mil kilos de dioxina, sobre una extensión general de 2,6 millones de hectáreas (10% del territorio vietnamita. Algunas zonas fueron “tratadas” cinco veces y otras, hasta diez veces. Esos estudios revelan también: el riesgo de morir de cáncer entre mujeres y hombres expuestos al Agente Naranja, tras la guerra, es 30% superior al normal.

La desafortunada decisión que emitió la Corte estadounidense está siendo criticada con una voz de rechazo que se va unificando y generalizando a escala mundial, por parte de agrupaciones voluntarias de defensa de derechos humanos (ONGs), en el propio Estados Unidos, en Francia, Alemania, Canadá y Japón, como en otros países, cuyos testimonios recuerdan aquellos años sesenta cuando los pueblos del mundo se unieron para  pedir fin a la guerra.

Hoy, aquí, en Hanoi y a lo largo de esta República indochina, el estupor por tan desafortunada decisión del Supremo Tribunal norteamericano, asentado en New York, pareciera haber generado en el vietnamita y sus instituciones mayor vigor y disposición para continuar luchando en aras de justicia, hasta que se produzca una decisión de desagravio a tantas víctimas inocentes entre las que predominan niños, ancianos y mujeres campesinas, ajenas a esa guerra desproporcionada en la que, a manera de caricatura podría decirse que, finalmente: “Goliat (después de veinte años de usar los más potentes armamentos conocidos por  la humanidad) terminó agachando la cabeza ante el minúsculo David”.

El Imperio norteamericano, la potencia más importante del globo terráqueo después del Imperio Romano, salió de este pueblo rural del sudeste asiático cabizbajo ante la afrenta de tener que doblegarse frente a los ojos del mundo por no poderse apoderar (después de dos décadas de guerra invasora) del suelo vietnamita. Capricho que le costó a la economía de los Estados Unidos más de 750 mil millones de dólares y al pueblo de este Imperio, la vida de más de 80 mil soldados y soldadas de sus Fuerzas Armadas, como también a países aliados que apoyaron esa aventura que la historia universal habrá de colocar en su justa dimensión.

En Vietnam, la Asociación de Víctimas del Agente Naranja hizo  un llamado al pueblo y a las personas sensibles del mundo para que no cesen en el apoyo a las acciones y demandas de justicia. Le Van Dat, abogado jefe de la “Oficina de Comunicación entre Abogados” de VAVA, manifestó que este rechazo a la petición de las víctimas vietnamitas es un catalizador que evidencia la necesidad de una lucha más fuerte y global. "Esta lucha abarca dimensiones que van más allá de las compensaciones materiales, por su significación humana. Se trata de una evidencia ante el mundo de los efectos aberrantes y dolorosos de este tipo de armas químicas…"

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Las  víctimas del Agente Naranja superan el destino con valentía
y gracias a la atención y apoyo de toda la sociedad 

         El periódico “Nhan Dan”, vocero oficial del Partido Comunista, formuló su opinión de “No desmayar en esta lucha hasta que triunfe la justicia”.  El Comité Central del Frente de la Patria de Vietnam ha convocado a la opinión pública nacional e internacional para que continúen dándole fortaleza, a las víctimas del mortal herbicida; su Vicepresidente Vu Trong Kim, expresó que: “Esta demanda es la voz de la conciencia y de los derechos humanos en su lucha por la moralidad y la justicia. No sólo por la vida de los vietnamitas afectados por esta sustancia venenosa en Vietnam sino por los derechos legítimos de las víctimas -veteranos de guerra de los Estados Unidos y de diversos países que participaron en la guerra de Vietnam”.

En declaraciones oficiales de la Cancillería, su vocero oficial, Le Dung, fustigó el fallo de la Corte y lamentó que tal negativa se produjera en un momento en el cual las relaciones Vietnam-Estado Unidos registran avances.

Grupos de defensa de los derechos humanos consideran que debe producirse un movimiento mundial de apoyo a las víctimas vietnamitas, que intente una nueva demanda, con el concurso de abogados voluntarios a escala mundial, ya que quedan una decena de Cortes en el territorio estadounidense a las cuales se puede acudir en solicitud de justicia para tantas personas en Vietnam, víctimas de la guerra, que aún viven estando muertas.


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