(VOVWORLD) - Las relaciones entre Vietnam y Cuba siempre han sido especialmente estrechas, como lo expresó con firmeza el Comandante en Jefe Fidel Castro: “Por Vietnam, Cuba está dispuesta a dar hasta su propia sangre”. Con ese espíritu de solidaridad, hace más de medio siglo la isla caribeña emprendió numerosas acciones de apoyo a Vietnam, tanto en los años de la guerra como en la etapa de reconstrucción nacional. Entre esas iniciativas destacó un programa de cooperación agrícola y ganadera en la meseta de Moc Chau, en la provincia septentrional de Son La.
En la ventosa meseta de Moc Chau, donde el repicar de las campanas del ganado resuena entre interminables praderas verdes, comenzó una historia singular: la de las vacas lecheras llegadas desde el otro lado del Atlántico y de la entrañable amistad entre los pueblos de Vietnam y Cuba.
El ingeniero Bui Quang Nho (tercero a la derecha), junto con sus colegas en un intercambio con especialistas cubanos. (Foto: Cortesía de Bui Quang Nho) |
Entre 1970 y 1975 el Gobierno cubano donó a Vietnam cerca de 1.200 vacas de la raza Holstein Friesian, una de las más productivas del mundo, y escogió Moc Chau para instalar la primera granja lechera moderna del país. Además de los animales, la ayuda incluyó la construcción de 15 granjas, un hospital veterinario y casi 1.000 hectáreas de pastizales. Expertos cubanos capacitaron a jóvenes ingenieros vietnamitas en técnicas de ordeño, cuidado de vacas madres y crianza de terneros.
El ingeniero zootecnista Bui Quang Nho, quien se formó en Cuba, recordó: “Antes, la cría de vacas en Vietnam solía ser rudimentaria, se las alimentaba casi solo con salvado, lo que provocaba frecuentes enfermedades. La llegada de las técnicas cubanas cambió el panorama y cada animal comenzó a recibir dietas equilibradas y se garantizó suficiente forraje. En invierno las granjas cultivaban maíz para complementar la alimentación y asegurar reservas todo el año. Con una ganadería científica, transmitida por especialistas cubanos, el ganado se fortaleció, enfermó menos y la producción de leche creció de forma notable”.
En aquel tiempo Vietnam apenas contaba con pequeños rebaños lecheros importados de China, criados de forma artesanal y con baja productividad. La llegada de las vacas cubanas y el apoyo de los ingenieros de la Isla marcó un punto de inflexión para Moc Chau y la ganadería lechera del país.
El ingeniero Bui Quang Nho, formado en Cuba, desarrolló posteriormente su carrera en la ganadería lechera de Moc Chau. (Foto: Cortesía de Bui Quang Nho) |
Como resultado el hato de Moc Chau experimentó un crecimiento extraordinario: de poco más de 1.000 vacas que producían alrededor de 400 toneladas de leche al año, se pasó, en 1981, a más de 3.000 cabezas con una producción que superaba las 3.000 toneladas anuales. Quang Nho agregó: “Las vacas importadas de Cuba tenían origen canadiense y destacaban por su calidad superior. Con el paso de las generaciones el rebaño fue ofreciendo una leche cada vez mejor. Hoy se encuentra ya en la decimotercera, decimocuarta e incluso decimoquinta generación, y gracias a los procesos de entrecruzamiento, la calidad del ganado ha alcanzado niveles notables. Antes de la llegada de las vacas cubanas la producción lechera en Vietnam apenas llegaba a 10 o 15 litros diarios por cada una. Actualmente, gracias a aquella herencia genética, el rendimiento ha aumentado a entre 25 y 27 litros, e incluso algunos ejemplares alcanzan los 60 o 70 litros por día”.
El legado técnico de los especialistas cubanos sigue presente en los modernos procesos de cría y producción lechera. De unos pocos cientos de animales en sus inicios, Moc Chau cuenta hoy con más de 27.000 vacas, muchas descendientes directas del rebaño donado por Cuba. Cada año las granjas de Son La producen más de 100.000 toneladas de leche, transformadas en una amplia gama de productos que abastecen al mercado nacional y se destinan también a la exportación.
Los antiguos cuadros de la granja de Moc Chau visitan a las generaciones posteriores del hato bovino cubano. (Foto: qdnd.vn) |
El embajador de Cuba en Vietnam, Rogelio Polanco Fuentes, subrayó que, pese a las dificultades, Cuba siempre consideró un deber sagrado apoyar a Vietnam, y que el desarrollo actual del hato lechero de Moc Chau es una prueba viva de la hermandad entre ambos pueblos.
A partir de esa experiencia, el diplomático destacó: “En el pasado Cuba, de manera generosa y solidaria, estuvo a disposición de Vietnam en los momentos difíciles que enfrentó el pueblo vietnamita en sus luchas de resistencia frente a la agresión extranjera, e implementó importantes proyectos que eran necesarios para la etapa de reconstrucción nacional que iniciaba Vietnam después de la segura victoria frente al agresor, que en aquel momento se tradujo en construcción de un hotel, un hospital, carreteras, granjas avícolas y ganaderas, y acuerdos que fueron de un alto valor para nuestros dos pueblo. Hoy, en condiciones en que ambos países hemos avanzado en el desarrollo económico y social, podemos concretar nuevos avances y transferencias tecnológicas en aquellos ámbitos en los que cada uno ha logrado capacidades y en los cuales cada uno de ellos tiene también necesidades”.
Las palabras del embajador Rogelio Polanco Fuentes evocan una etapa en la que la ayuda de Cuba dejó una huella profunda, especialmente en la formación de recursos humanos para diversos sectores, incluida la agricultura. El ingeniero Bui Quang Nho senaló: “Durante la guerra Vietnam envió a un millar de jóvenes a formarse en Cuba. Pese a ser un país pequeño, con menos de diez millones de habitantes, los cubanos nos acogieron con entusiasmo, incluso compartiendo sus propias raciones de comida. De regreso trajimos valiosos conocimientos en agricultura y ganadería que luego aplicamos en Vietnam, desde el cultivo de plantas industriales hasta la cría de vacas, cabras, conejos y otras especies”.
Nguyen Van Thang, un trabajador de la granja lechera expresó su disposición a apoyar a Cuba. (Foto proporcionada por el personaje) |
Los recuerdos de la solidaridad cubana siguen grabados en la memoria de los técnicos formados en aquellos años y permanecen vivos en el corazón de la gente de Moc Chau.
“Soy técnico de la planta de Moc Chau y siempre estaré dispuesto a apoyar a Cuba. Sin su ayuda, difícilmente nuestro campo habría logrado el desarrollo que tiene hoy”, afirmó.
“Creo que las familias de aquí estaríamos dispuestas a apoyar a Cuba, incluso enviando a nuestros jóvenes a trabajar en sus granjas”, expresó otro habitante.
Los rebaños de vacas lecheras que hoy pastan en las praderas de Moc Chau son testimonio vivo de una amistad especial y leal entre Vietnam y Cuba, forjada hace más de medio siglo y aún vigente. Desde esta meseta, la historia de solidaridad sigue escribiéndose, como inspiración para que las nuevas generaciones la preserven y fortalezcan.