(VOVWORLD) - Los grupos étnicos en Tay Nguyen (Altiplanicie Occidental) celebran una ceremonia de nombramiento para su bebé de 1 a 3 meses, luego realizan otro ritual denominado “susurros al oído”, en el cual se pide a los dioses y antepasados que bendigan al infante con buena salud.
“Susurros al oído” es uno de los rituales importantes de las minorías étnicas en las tierras altas centrales y marca una transición de vida a través de la cual los dioses, la familia y la comunidad dan la bienvenida a un nuevo miembro.
Ofrendas de aguardiente y pollo el día de la ceremonia. |
El subdirector del Museo de Etnología de Vietnam, Bui Ngoc Quang, afirmó: Casi todos los grupos étnicos de Tay Nguyen realizan la ceremonia de “susurros al oído”. Creen que un niño no puede hablar antes de cumplir un año y que es solo un ser vivo. Al ser aceptado como miembro de la comunidad, primero debe captar la tradición cultural de la misma. Para la gente local, los individuos, la familia y la comunidad están estrechamente entrelazados y son inseparables. El ritual de “susurros al oído”, aunque está dirigido a un miembro de la familia, en realidad es para toda la comunidad”.
Inmediatamente después del nacimiento de un bebé su familia se prepara para la ceremonia del “susurro al oído”. Las ofrendas incluyen gallo, cerdo, frutas y dulces, entre otros. En el caso de las familias adineradas las ofrendas incorporan incluso búfalos y vacas. También se instalará en la casa un pequeño árbol “Neu”, el cual está hecho de caña de bambú y cuyo tronco está decorado con diferentes motivos.
Dinh Po Ly, líder del grupo étnico Bana en la Aldea de Cultura y Turismo de las Etnias Minoritarias de Vietnam, comentó: "El pequeño árbol Neu se colocará cerca del altar para que pueda verse fácilmente. Este árbol se utilizará para invitar a los dioses y antepasados a la ceremonia con la familia”.
Cuando se completa la preparación el propietario invita a una persona a dirigir la ceremonia. Dependiendo del grupo étnico, esta persona puede ser un chamán, una partera o los padres del niño. Normalmente la partera dirá una oración invitando a los dioses y a los antepasados. La ceremonia se llevará a cabo por la tarde, pero por la mañana se invita a almorzar a la matrona y a los familiares.
El ritual comienza después de la comida. La partera utiliza un tubo hueco de bambú de unos 30 centímetros de largo para soplar suavemente en la oreja derecha y luego en la izquierda del niño mientras repite los mejores deseos y cumplidos para éste. Luego los padres, parientes y vecinos le dicen algunas palabras bonitas. Si es una niña, le desean belleza y habilidad para cocinar, y si es un niño, le desean habilidad para cazar y proteger el pueblo, explicó el subdirector del Museo de Etnología de Vietnam, Bui Ngoc Quang, quien agregó: “Los residentes de Tay Nguyen eligen un buen día para celebrar la ceremonia. Este día será transmitido al dios por la persona que realizará la ceremonia. En este orden, cada persona le susurrará al niño algo bueno y experiencias sobre la vida, el trabajo, la producción y la cultura”.
Después que todos le den su bendición, el maestro de ceremonia frota un poco de licor en la boca y la frente del niño para finalizar el ritual. Todos pasan a comer, lo que es seguido de cantos y bailes. Los invitados les dan regalos a los padres y al bebé. No importa cuáles sean los regalos, demuestran consideración y cariño por el niño.
Según los grupos étnicos de Tay Nguyen, la inteligencia de la gente está en sus oídos. Por lo tanto, se dice que la inteligencia se transmite a los bebés mediante la ceremonia del “susurros al oído”.
Una semana después de la ceremonia la madre y su hijo visitarán a sus familiares para recibir regalos. Los obsequios son elementos comunes como cuchillos, collares de cuentas de vidrio, algodón o hilo, los cuales contienen un significado simbólico y transmiten el deseo de que el niño esté sano y tenga una vida feliz y próspera en el futuro.