(VOVWORLD) - Para las etnias minoritarias en Tay Nguyen (Meseta Occidental de Vietnam), los gongs y batintines son instrumentos musicales con santidad, es decir, donde residen los dioses. Se ven normalmente asociados a las liturgias y fiestas de la comunidad. Incluso, los K’Ho en la provincia de Lam Dong practican un rito dedicado al dios del batintín para mostrarle su gratitud. Indagaremos más sobre esta práctica ancestral en el siguiente artículo.
Al igual que los K’Ho, los Ma, Churu, M’Nong y otros grupos minoritarios comparten la creencia de que en cada batintín reside un dios cuya fuerza crece cuanto más años cumple su “casa”. Los sonidos del instrumento son considerados como un idioma mágico con el cual el hombre se comunica con las divinidades. El dios del batintín cobija a los humanos, les bendice prosperidad y felicidad, pero también se enoja y los castiga si le insultan. Por eso, si quieren tocar batintines en cualquier festividad, sin importar la escala de esa, los compatriotas en la Meseta Occidental deben realizar un rito dirigido al instrumento antes de comenzar las celebraciones.
Ceremonia de rendir tributo a los batintines del pueblo K'Ho. (Foto: VOV)
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Además, los K’Ho cumplen tal procedimiento en sus festivales agrícolas para solicitar el permiso de Yang (“Dios” en el dialecto étnico) para bajar los batintines de donde están colgados. Las ofrendas para esta ocasión suelen incluir pescado secado, sal, arroz crudo, arroz glutinoso cocido al vapor, pollo y frutas. El ritual de sacrificio, de un búfalo, una cabra o un gallo, dependiendo de la cosecha de ese año, es obligatorio, como muestra de gratitud a Yang.
En el caso de los K’Ho en el pueblo de Dinh Van, del distrito de Lam Ha, en Lam Dong, el rito se lleva a cabo bajo la conducta del patriarca K’The de la aldea de Bo Lieng, con un sexteto de batintines y un equipo de ayudantes. Su motivo, tal y como indica un chamán, consiste en agradecer a Yang por otorgar a la aldea un año de buen tiempo, cosecha fructífera y abundante ganado.
El acto de entrega de batintín. (Foto: VOV)
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Al llegar la hora auspiciosa, el patriarca K’The sopla el cuerno en señal de invitación a los pobladores, quienes luego se congregan alrededor del “Neu” (árbol ceremonial tradicional de varias etnias) erigido en el medio del lugar del acto. Cuando la multitud está reunida, el anciano empieza a orar dirigiéndose a las deidades residentes en los batintines, rindiéndoles gracias y convidándolos a asistir a la celebración donde se les servirán ofrendas y buen licor. En la plegaria también solicitan permiso para bajar los batintines de donde están colgados y tocarlos.
En cuanto termina el rezo, K’The realiza el sacrificio de un gallo, que se suma para completar las ofrendas y también el rito. Los seis batintines son retirados uno tras uno de su lugar y entregados a un igual número de chicos para que toquen la copla de bienvenida a las personas presentes, titulada “Gungme Gungma”. El momento de sonar el instrumento marca el inicio del festival.
“Si el patriarca de una etnia o su aldea posee un conjunto de batintines, en esa misma aldea residen las almas de las divinidades. El ritual de bajar los batintines es para rogar la presencia de los dioses en las celebraciones como el comienzo de un cultivo, la construcción de casas y las nupcias. Todas las canciones con batintines las interpretamos siempre y cuando hayamos pedido permiso a los dioses”, compartió K’The.
Una de las mayores atracciones en la mencionada ceremonia es Ching Yo, o la batalla de batintines. Energizados por el licor tradicional “ruou can”, los muchachos demuestran sus habilidades de tocar el instrumento intentando abrumar a su oponente hasta que se rinda. Kra Jan K’Rong, aldeano de Bo Lieng, dijo que los gongs y batintines y las festividades son imprescindibles “alimentos espirituales” para la vida de los K’Ho.
“La atención del Partido y del Estado nos ha motivado a dedicarnos cada vez más a conservar las costumbres del matrilinaje. Es una herencia intangible y un alimento espiritual de nuestro pueblo”, expresó K’Rong.
Como en los gongs y batintines moran los dioses, la etnia K’Ho los atesora y nunca los emplea por capricho. K’El, del barrio de Ryong Sre, en el pueblo de Dinh Van, considera ambos tipos de percusión elementos inseparables de los rituales vinculados con el ciclo de vida y las importantes festividades de su comunidad étnica.
“Los K’Ho tienen seis batintines y ocho gongs por juego. Con esos podemos tocar muchas melodías para las fiestas como bodas y los ritos importantes. El batintín es un objeto valioso de la etnia K’Ho”, dijo el aldeano.
A medida que avanza la vida, la etnia K’Ho persiste en conservar y promover los valores tradicionales. Entre ellos se hallan singulares manifestaciones de la creencia folclórica como el rito a los batintines, que esos compatriotas han logrado mantener hasta la fecha en numerosas de sus festividades.